La prensa y los terremotos

Estoy en Toledo, a 350 km (en línea recta) de Lorca, donde ha ocurrido un terremoto importante, y no lo he sentido, pero esta tarde las cadenas de TV no hablaban de otra cosa. No hace falta que os cuente por qué ya no creo a los periodistas cuando cuentan grandes catástrofes…. suficiente he tenido con la cobertura por la prensa del terremoto de Japón.

Mi intención no es quitarle importancia al asunto, pero sí dramatismo. Desde que viví el terremoto del 11 de Marzo de Japón veo la televisión con otros ojos, y hoy, cambiando de cadena en cadena me he dado cuenta de que las imágenes que muestran son siempre las mismas: un campanario derribado, coches aplastados por una cornisa, tres muros caídos y muchas viejecitas por la calle. No hay más variedad, siempre se ven las mismas imágenes desde distintos puntos de vista. ¿Acaso no es Lorca una ciudad lo suficientemente grande (90.000 habitantes) como para que muestren otros lugares dentro del mismo municipio?. En una de las entrevistas al alcalde o algún concejal (no me acuerdo) han comentado que se habían caído tres edificios.

Sé que ha habido cierto número de fallecidos, es inevitable desde el momento en que las construcciones en España no se hacen previendo sismos como en Japón. Daños estructurales de gravedad tampoco faltarán, pero me atrevo a decir que no habrán afectado a la integridad de la construcción durante los segundos -o minutos- que dura el terremoto. Carteles, escombros y otros objetos se desprenden y es lo que acaba haciendo pupa, a veces mucha. Por eso hay opiniones enfrentadas acerca de quedarte en tu casa o salir a la calle durante el terremoto. Yo soy de los que me quedaría en un interior, eso sí, con la puerta abierta y listo para salir en cuanto puedas.

Luego están los que hablarán del fin del mundo y de profecías. A esos ni escucharlos. El terremoto no ha sido para nada excepcional. ¡Desde hace siglos se sabe que es una zona sísmica! La región se ve afectada cada 2-3 años por un terremoto de magnitud similar (5-5.5 Ritcher). Son muy superficiales, apenas 1km de profundidad, y por eso producen tantos daños localizados únicamente en la zona del epicentro, al contrario que los más profundos, que producen comparativamente menos daños pero son sentidos más lejos. Lo que ocurre es que esta vez ha habido mala suerte y el epicentro ha ido a caer justo debajo de una población.

Otra cosa es que los terremotos nos asustan mucho porque el ser humano tiene miedo a lo invisible y a lo incontrolable (vaya, como en Fukushima!). Cuando todo se mueve  sabes que ni dentro ni fuera del edificio puedes huir del temblor, tampoco conoces la duración ni la magnitud que puede llegar a desarrollarse. Ese es el miedo, a lo desconocido, y no tanto el miedo a morir aplastado, porque en el mismo momento no te da tiempo a pensar en la cantidad de cosas que se podrían caer encima.

Por último, agradecería que, si alguno de los que me leéis sintió el terremoto, lo narrase a través de los comentarios para poder conocer un punto de vista que ahora mismo no tengo.