Terremoto (XVII)

Otro tambaleo más por la noche, de estos que no sabes lo que pasa, que tu cama se mueve, que la habitación hace crujiditos. Pero bueno, si nadie chilla será que no ocurre nada grave. Espera, que vivo solo. Bueno, si se mueve más entonces salgo corriendo. O quizá aguanto un poco más, que la cama está caliente y el exterior frío. Y tengo sueño. El temblor se va pasando. ¿Qué hora es?, las tres y media. Bueno, mañana ya miro si ha sido o no fuerte.

Y esta mañana compruebo. Ha sido cerca, en Chiba. Esa zona está bastante activa últimamente. Sólo 4.4 grados Ritcher, pero que justo en Yokohama es donde más se ha sentido (el puntito verde). Ahí estoy yo.

Dicen que la semana pasada ocurrió otro bastante gordo. 6.9 grados Ritcher. Que con el epicentro a 800 kilómetros de Tokyo y a la friolera de 490km de profundidad se dejó sentir en medio Japón, dejando árboles oscilando, moviendo las sillas de los que trabajaban y dejando sin bebida a algunos que comían. Imagináos la energía liberada para que se puedan mover miles de edificios y montañas hasta a 1500km de distancia (Madrid-Londres) como si fueran plastilina.

Yo justo en ese momento volvía andando de la cafetería de vuelta al laboratorio con mis compañeros. Y ninguno lo sintió ni lo sospechó siquiera :(. ¿Por qué?, pues creo que el filtro antiterremotos que te crece detrás de la oreja después de llevar viviendo un tiempo en Japón va empezando a funcionar correctamente, aunque por lo que parece se desconecta por las noches.