Sábado de festivales

Dos festivales este sábado. Un grupo variado de personas nos reunimos a iniciativa de Anna para dar una vuelta por Tokyo. Cuatro españoles, dos franceses, dos griegos y una indonesia.

Tokyo Metro bench

El primer festival, el Fuji Matsuri (藤祭り), que no tiene nada que ver con el monte Fuji (富士山), pero así es el japonés, con un montón de palabras homófonas. En este caso lo traducimos como el festival de las glicinas, que vienen a ser un tipo de planta trepadora que echa unas flores lilas. Se celebra en un templo del este de Tokyo (Sumida), y a la vez celebran el Gakugyo Kosai, una ceremonia para que vayan bien los estudios y la salud. ¡A ver si es así!

Wisteria Festival

Wisteria Festival

Wisteria Festival

Puesto de feria

Wisteria Festival

Ahí al fondo podéis ver la nueva torre de Tokyo: Tokyo Sky Tree. A día de hoy con 358m de altura, ya supera a la Tokyo Tower. ¡Y aún le quedan 300m más para crecer!.

Andando por la zona nos encontramos con un festival hawaiano. A los japoneses les encanta Hawai, es uno de los destinos turísticos favoritos desde hace décadas, aunque desde la II Guerra Mundial los vuelos son de ida y vuelta.

Hawai Festival

Hawai Festival

Después nos fuimos a ver más flores lilas. En este caso al Bunkyo Azalea Festival, en el centro de Tokyo. Había también puestecitos de comida (como en todos los festivales) de lo típico: okonomiyaki, tacoyaki, yakisoba, etc. Yo me comí unas uvas caramelizadas.

Bunkyo Azalea Festival

Bunkyo Azalea Festival

Bunkyo Azalea Festival

Me gustó mucho más esta visita, posiblemente porque no había tantísima gente como en el anterior, y además porque tenían un pasillo de puertas tori. Nada comparable a lo que hay en Kyoto, pero algo es algo. En estas había que ir medio agachado para no golpearse la cabeza o arrancarse los cuernos, depende de cada uno…

Bunkyo Azalea Festival

Remolino de Toris

Y ya por último, acabar el día por el parque de Ueno, dando una vuelta por los jardines y el estanque (en el lado de tierra, aún no sé caminar sobre las aguas). Pensamos en alquilar una barca o varios patitos, pero justo estaban cerrando, así que lo dejaremos para otro día.

Dos pajarracos

Estanque de Ueno

Parque de Ueno

Después de cenar un poco de soba, cada uno tiró para su casa. Unos en Hiyoshi, otros en Disneylandia, y yo en Tsurumi, con la Luna indicándome el camino para llegar a casa.

Vuelta a Tsurumi

Vacaciones y horas de trabajo en Japón

Esta semana hay varias festividades juntitas, los japoneses lo llaman Golden Week, y a menudo es la única semana de vacaciones que tienen al año (aparte de tres o cuatro días para fin de año). Hablando de vacaciones, tuve ocasión de preguntar a una persona que recién acaba de entrer en una empresa el por qué no hay más vacaciones. El caso es que las pueden tener, no sé exactamente hasta cuántos días, pero no se las toman. No lo hacen porque si no tienen que encontrar a alguien que se encargue de su trabajo, alguien que no se esté tomando vacaciones, y claro, por no fastidiar al compañero y tratar de mantener la cordialidad dentro de la empresa, nadie se coge más vacaciones. O las cogen todos juntos en las épocas en las que tradicionalmente está permitido tomarse vacaciones, como esta semana.

Seguí tirando del hilo, la conversación estaba interesante. También aprendí acerca de las horas extra. Esta empresa (muy conocida internacionalmente) recomienda hacer 100 horas extra al mes. Y en este país recomendar es una forma sutil de obligar o atenerse a las consecuencias, como no progresar en la empresa. Ese centenar de horas supone unas 4 horas extra al día de lunes a sábado, y si lo sumamos a la duración normal de la jornada de trabajo (8 horas + 1 para comer), se nos pone en 13h en el puesto de trabajo. Aún nos faltaría por contar los desplazamientos, las frecuentes fiestas de empresa después del trabajo (también de asistencia recomendada), y las temporadas en las que es necesario hacer trabajo extra de verdad, aunque esto es comprensible. Y he aquí un motivo de que las casas japonesas sean tan pequeñas y frías ¡apenas pasan tiempo en ellas!.

Esta persona acaba de entrar a trabajar, y piensa seguir por varios años en su empresa, los suficientes como para saltar a una delegación en Europa ó USA. Calcula que 5 ó 6 años serán suficientes. Seguro que lo conseguirá, tiene el nivel y capacidad suficientes. Lo que yo me pregunto es por qué no se anima siquiera a tratar de irse ahora. También recibí respuesta a esta pregunta. En Japón las empresas se nutren de las universidades, a ellas van y de allí consiguen sus nuevos empleados. Las buenas universidades colocan a sus alumnos en grandes y conocidas empresas. El qué se ha estudiado en la universidad poco importa, he visto casos de gente de económicas entrar a desarrollador de software tecnológico, y al contrario, gente de físicas entrar a administración de un buffete de abogados. Es más importante la empresa que la actividad que en ella se ejerce.

Por eso los niños japoneses se esfuerzan tanto en pasar los exámenes del instituto y pasan todas las tardes en un preuniversitario preparándose para los exámenes de acceso a las mejores universidades. Conseguir entrar en ellas es sinónimo de obtener un puesto asegurado en una gran compañía, y altas posibilidades de llegar alto siempre que se hagan el número suficiente de horas extras y tomándose vacaciones las justas.

A lo que iba, como las empresas se nutren de las universidades, si un nuevo empleado les sale rana (decide irse al poco de haber entrado, 2-3 años), las consecuencias recaen sobre la universidad: al año siguiente reducirán el cupo de puestos de trabajo disponibles para graduados de esa universidad. Si esto ocurre demasiado a menudo, la universidad perderá prestigio en la medida que las grandes empresas van retirándose, los estudiantes preferirán entrar a otra universidad, dejando en ella todo el dinero de la educación. Porque aquí la educación no es precisamente barata. Las universidades públicas cuestan como las privadas en España. Y las privadas el doble.

Me he enrollado demasiado. Fíjate que quería poner unas fotos de esta semana. Bueno, como ya no viene al cuento las pongo en otro post.

Ah, y al contrario que el año pasado, este año no tengo planes concretos para la Golden Week. Eso sí, ya somos varios los que nos hemos apuntado a una silver week extendiendo un fin de semana de finales de mayo. Ya tenemos los billetes de avión a… ¡Okinawa!.