Como cada primera semana de mes, hoy me he acercado al centro internacional de Keio para firmar y asà poder recibir la beca de este mes. Lo llevan seis o siete mujeres de unos 40 años muy simpáticas y siempre dispuestas a colaborar.
Ayer vino de Alemania un doctorando que durante una semana va a afinar su investigación. Es una maravilla tener a un alemán estudiando o discutiendo un artÃculo cientÃfico al lado tuyo. Te sientes como en casa. O casi.Â
Esta tarde-noche le hemos dado la bienvenida oficial, yéndonos medio laboratorio (unas 15 personas), profesor incluÃdo, a cenar a un restaurante por los alrededores de la estación de Hiyoshi.Â
Al poco de empezar a comer pulpo crudo con wasabi, carne de caballo sin cocinar y otras delicias japonesas, el profesor me dice que en el centro internacional echan de menos mi pantalón amarillo y la alegrÃa española que transmitÃa cada vez que lo vestÃa. Que si acaso me estaba volviendo japonés.Â
Me he quedado a cuadros. Por la pregunta de mi profesor, por cómo gusta lo diferente en el paÃs de la homogeneidad, pero sobre todo… ¡¡porque es un pantalón de verano y la última vez que me lo puse fue en octubre!!
Actualización: por petición popular añado una foto.
(obviamente soy el de la izquierda, el del pantalón amarillo)