Algo asÃ, sólo puede pasar en Japón. Y no lo digo por el paupérrimo inglés, sino por los horarios…
No se trata de un centro religioso, donde tendrÃa sentido ese horario, sino de la oficina de la Hiyoshi International House, donde estoy viviendo. El motivo es que los managers, (Sr. y Sra. Arahari) trabajan de lunes a sábado, y el domingo lo subcontratan a un hombre mayor que se aburre y se dedica a barrer cada rincón de los cuatro edificios.