Quizá os hayáis enterado ya, quizá no. El caso es que la semana pasada estuvo por aquà nuestro queridÃsimo Presidente de Gobierno. Me enteré por una carta de la embajada en la que nos invitaban a una recepción con el mismo el dÃa 1 de septiembre. ¿Por qué no ir?, además, seguro que nos dan de picar jamón. Asà que confirmé mi asistencia.
Llega el 1 de septiembre a mediodÃa, un calor terrible y una humedad por las nubes en Roppongi-Icchome, el barrio de las embajadas. El resto de españoles residentes en Japón también han sido invitados y poco a poco van llegando. Al final nos reunimos un buen número de personas, varios cientos, aunque si descuentas los japoneses(as) y el personal de la embajada se queda en que unos 200-300 españoles estábamos por ahà reunidos, más o menos uno de cada seis de los que aquà vivimos.
Las cámaras de televisión se van preparando. El momento se acerca. Nunca he visto a un presidente tan de cerca. Es una persona importante, muchas cosas de lo que él (o su gabinete) deciden nos afecta a los allà presentes. Es más, posiblemente no pocos de los que estén en Japón sean gracias a él, aunque esos estarán en estos momentos trabajando en una empresa japonesa y habrán preferido no tomarse este dÃa de vacaciones reservándolo para una ocasión mejor.
Ya viene, acompañado de un par de ministros y el embajador. Al contrario que cuando vino el Rey o en la fiesta del 12 de octubre en esta ocasión no suena el Himno de España. Se ponen a hablar directamente, comenzando por el embajador que toma el micrófono pero no dice demasiado más allá de que estamos orgullosos de recibir al Presidente y enseguida le pasa la palabra a Moratinos. El Ministro de Asuntos Exteriores nos cuenta que muchas empresas españolas están interesadas en Japón al igual que muchas japonesas están motivadas para ir a España. Suena un poco raro, pero se entiende la idea. Cinco minutos después le deja hablar al que de verdad hemos venido a escuchar, a Zapatero.
(Zapatero está detrás de Moratinos…. cosas de la perspectiva)
Me gustó cómo planificó el discurso. Básicamente tenÃa cuatro o cinco puntos sobre los que hablar pero lo hizo de forma totalmente improvisada. Algún chascarrillo sobre el mundial de fútbol, que quiere que el año 2012 sea en Japón el Año de España, que si podÃa ver en el público cómo los españoles y los japoneses(as) se llevaban muy bien (mirando a una pareja con niños), y que quiere que las empresas también entren a este nivel, que se empiecen a reproducir los acuerdos comerciales entre España y Japón.
Los argumentos, que Japón siempre ha sido un paÃs muy lejano pero que tenemos muchas cosas en común, comenzando con las esperanzas de vida más largas del mundo, comida sana, un buen clima, y una forma parecida de entender la vida. Ahà metió la pata hasta el fondo, ni por asomo tenemos una forma parecida de entender la vida. Durante el resto del discurso más o menos trató de usar el argumento de que somos muy parecidos para justificar y motivar que las relaciones entre España y Japón aumenten, haciendo varios paralelismos entre las personas y las empresas.
En mi opinión creo que no somos tan parecidos, y precisamente ahà está la riqueza de poder ver desde un punto de vista distinto. Quizá llegar a acuerdos es complicado, pero si salen pueden ser muy fructÃferos. Y la verdad, me gustarÃa que en Japón se conociera algo más de España que los tópicos de ser el paÃs donde se celebra la fiesta de la tomatina, se come paella cada dÃa y la Barcelona es el único sitio interesante que visitar. Ojalá podamos ver los frutos de esta visita dentro de no mucho.
También hizo algún comentario sobre la crisis en la que está España, y de que vamos a conseguir salir adelante como Japón. Una vez más me alegro de que España no se parezca a Japón, ya que los japoneses aún no se han conseguido recuperar completamente de la burbuja inmobiliaria que tuvieron hace veinte años.
Después, los cuatro se bajaron del atril y comenzaron a hablar con la gente y a hacerse fotos. Aunque los ministros se escaquearon muy rápido, yo conseguà pillar a uno.
El presidente se quedó por ahà un buen rato, cerca de una hora. Todo el que quiso tuvo ocasión de estrecharle la mano e intercambiar unas pocas palabras con él. Nunca hay que desaprovechar la oportunidad de decirle unas palabras al jefe del gobierno de tu paÃs. Por cierto, tiene la mano blandita, como dijo alguien por ahÃ, posiblemente no apriete porque si no al final del dÃa la tendrÃa hecha polvo.
Son conversaciones de 10 segundos, muchas de las cuales se le olvidarán, pero siempre cabe la esperanza de que alguna se le venga a la cabeza en el momento de tomar ciertas decisiones de gobierno. Yo le comenté que estaba investigando en Japón. Me preguntó acerca de qué, y qué tal. Le dije que electrónica (hay que poner las cosas fáciles, no le voy a hablar de semiconductores…) y que aquà hay muchos más recursos para la investigación, pero que a pesar de todo, se vive mejor en España. Mostró cierto interés, pero no sé yo si va a servir para que considere que el I+D (Investigación y Desarrollo) es algo muy importante para el futuro de un paÃs. A largo plazo eso sÃ. Ahà está el problema, que es a largo plazo.
Para acabar, os comento un ejemplo más de lo diferentes que somos españoles y japoneses. Los últimos cuatro Presidentes del Gobierno de Japón han durado menos de un año en su cargo, se fueron por decisión propia, porque sentÃan que no le estaban dando un buen servicio a su paÃs. Y lo han hecho presidentes de tanto uno como otro de los dos principales partidos polÃticos de Japón. ¿VerÃamos esto alguna vez en España?… no creo, aunque no hay que perder la esperanza de que algún dÃa nos parezcamos un poquito más a los japoneses.