Encajando vuelos

Ya ha llegado el verano, pero no las vacaciones. En la ETSIT estaréis ya estudiando para el último examen, si es que no los habéis acabado aún. Yo sigo con clases, al menos durante tres semanas más. Llega la época de más presentaciones de clase y tareas. Después viene la época de exámenes, aunque no deberían ser muy difíciles si has estudiado durante el curso. 

Oficialmente, desde el 27 de julio y hasta el 23 de septiembre son las vacaciones de verano. Oficialmente. Pero de hecho las vacaciones es casi como si no existieran. Algunos compañeros me han dicho que las vacaciones son “como el resto del curso, pero sin clases”, es decir, un 80% de trabajo en el laboratorio, y el resto… pues en vez de clases, a disfrutar. Pero básicamente la gente va a la universidad, excepto una semana a mediados de agosto que la cierran para hacer un chequeo eléctrico. También porque es el Obon (お盆), semana de los difuntos, aunque creo que si no hubiera que hacer el chequeo eléctrico no la cerrarían. De hecho algunos se quejan y preguntan por qué necesitan una semana entera, si se puede hacer en dos días. En fin…

Afortunadamente yo no soy japonés, y este verano me voy a tomar vacaciones de verdad, aunque no completas. Digamos que al 50%. La semana pasada pedí permiso a mi sempai para irme de viaje a visitar a un amigo que está estudiando en Singapur durante una semana. En realidad me voy a recorrer con un amigo el sudeste asiático durante dos semanas, pero es cuestión de matices, y como parte de este tiempo se solapa con el Obon no hay tanto problema. 

Hace un par de meses, Arturo, un amigo de la Ruta de Costa Rica, me comentó su plan de ir desde Beijing hasta Singapur por tierra con un par de conocidos suyos, y que si me apuntaba. Como no puedo tomarme 40 días para hacer ese recorrido y China ya lo conozco, decidí acompañarle en la última etapa del viaje, de Bangkok a Singapur en 12 días, a principios de Agosto. Después, él volverá volando Costa Rica pasando por Beijing y dos días más tarde haciendo una breve escala de 5h en Tokyo, durante las cuales enseñaré el pueblo de Narita. Como el aeropuerto de Narita está lejos de mi casa (3h en tren y 1500¥ el trayecto), decidí quedarme por el sudeste asiático un par de días más y al volver encontrarme con él en el aeropuerto.

Después de pedir permiso para irme, comencé la búsqueda de vuelos. Volar desde Japón es caro, pero tiene la ventaja de que los precios varían muy poco a medida que se acerca la fecha del viaje. Esto te da ventaja para poder planificar con más tiempo. Sin embargo, en el sudeste asiático hay muchas compañías de bajo coste, con un sistema de precios fuertemente dependiente de un montón de factores que sólo ellos conocen, así que es mejor pillar las ofertas antes de que desaparezcan. 

Y ahora llegan los nervios, el buscar combinaciones adecuadas, buscando buenos precios, dejándote llevar a un sitio u a otro en función de las ofertas, haciendo escala en determinados lugares porque desde allí puedes coger mejores ofertas, etc. Lo he hecho siempre, consultar todas las opciones, elegir la mejor ruta posible, y compralo todo de golpe, antes de que alguien me quite las plazas en uno sólo de los trayectos.

Muchos se sorprenden de que consiga vuelos a buenos precios (aunque todo hay que decirlo, también se me pasan ofertas), pero el truco está en valorar todas las posibilidades de aerolíneas y escalas, sin importarte madrugar mucho o llegar a las tantas al destino, o incluso tener que volar a un aeropuerto secundario. Algunos ejemplos: Durante los dos interrailes que he hecho, y que ambos acabaron en Estambul, volvimos de Turquía en una ocasión saliendo a la cinco de la mañana y haciendo una escala de dos días en París, y en otra ocasión, haciendo una escala de 3h en Londres, cambio de aeropuerto incluído (fue de locos, pero lo logramos, la historia merece ser contada en un post aparte). Este invierno fui a Estocolmo pasando por Alicante a la ida y por dos aeropuertos distintos de Alemania a la vuelta. A Marta y su hermana les he conseguido otro vuelo a Suecia yendo por Italia y volviendo por Zaragoza. 

Y ahora me ha tocado hacer lo mismo con el sudeste asiático. En los dos días que me sobraban, haciendo tiempo para llegar a Tokyo a la vez que Arturo, decidí aprovechar los vuelos LowCost y visitar algún otro lugar de la zona. Miré un mapa, y elegí el Sultanato de Brunei un pequeño país dentro de la isla de Borneo. Un lugar diferente, extraño, no habitual en las rutas turísticas, y que podía visitar en poco tiempo.

A buscar vuelos. Condiciones: Estoy en Singapur, dos días más tarde vuelvo a Japón desde Bangkok, quiero ir a Brunei. No es tarea fácil, a Brunei no vuelan muchas aerolíneas. Busco más y más combinaciones, haciendo escalas en lugares insospechados, saliendo en autobús a un aeropuerto malayo junto a la frontera con Singapur. Al final, después de tres horas con quince pestañas abiertas en el navegador (una por aerolínea), y dándole vueltas a la cabeza escribiendo en un papel varios diagramas con las distintas posibilidades, por fin encuentro la ruta perfecta. No es perfecta por no tener problemas, sino porque no existe otra mejor (considerando tiempos y precio). Porque problemas podría tener, pero andando con cuidado es posible evitarlos.

El primer día llego a Bangkok por la noche con mi querida ANA, y me encuentro con Arturo en el hostal donde estén. Durante doce días bajamos por Tailandia y Malasia hasta Singapur, que lo visito con ellos en un día. Marcho a Brunei haciendo escala en Kota Kinabalu (Malasia). Visito Brunei en día y medio. Vuelvo a Japón encadenando en el mismo día cuatro vuelos internacionales independiendes, de tres aerolíneas distintas. Me vuelvo a encontrar con Arturo en Japón, y le enseño en un rato el pueblo de Narita. Y cada uno para su casa, en extremos opuestos del Pacífico.

El planing de vuelos es el siguiente. La última línea fue la que más quebraderos de cabeza me dio. 

Mis vuelos del verano  

Sé que alguno se estará echando las manos a la cabeza en este momento (y no diré nombres). Admito que la vuelta es un poco locura, pero el tiempo de las escalas está friamente calculado, dependiendo de si es por la mañana o por la tarde (por la mañana se producen menos retrasos), si hay que cambiar de terminal, facturar o no equipaje, e incluso consultando las estadísticas de puntualidad. 

Pero es lo que necesito en vacaciones, salir de la rutina del día a día, meterme en alguna nueva aventura, algún reto más allá de lograr crecer un sandwich de silicio. ¿Lo conseguiré?. ¡Pues claro!, ¡allá vamos!