Entradas escritas en julio de 2010 ↓

Doctor de pajaritos

Era un lluvioso martes, día de seminario de grupo. Iba sin prisas pero sin querer perder el tiempo. Bajando las escaleras exteriores desde el tercer piso de mi residencia hasta abajo me encuentro en el suelo un pajarito, una golondrina-bebé que había nacido hacía una semana (no era el primer día que veía a sus hermanos en el nido). Lo recojo, lo llevo a la oficina (conserjería + secretaría), e inmediatamente las señoras de allí se emocionan y se ponen a preparar pañuelos de papel en una cesta. Samui, samui, (tiene frío, tiene frío) repiten. Cosa del aire acondicionado.

Les dejo el pajarito y me despido de ellas, no tengo mucho tiempo que perder. El día pasa normal, sin acordarme de lo ocurrido. A la vuelta, al comprobar mi buzón, me encuentro una postal de agradecimiento y una carta contando la historia gráficamente (click para hacer más grande).

Los japoneses son muy agradecidos. Cuando haces un regalo sabes que te van a acabar respondiendo con uno de igual o superior valor. En este caso dedicaron un rato a hacerme esta dedicatoria. ¿Cuánto vale la vida de un pajarito?. No sé. Sea lo que sea es algo que les viene de la religión Shinto, que según cuentan, todo lo que hagas al mundo que te rodea te será devuelto tarde o temprano. Quizá por eso sean tan respetuosos. Quizá por eso trabajen tanto. O quizá no. El caso es que en Japón podemos ver cómo religión y cultura se han fundido hasta hacerlos prácticamente indistinguibles.

Low Cost, una razón de ser

Artículo escrito originalmente como columna para la revista Aviación Comercial Nº 27 (Abril 2010).

Nubes sobre Corea

Los que hemos vivido en Europa bien conocemos el fenómeno low cost. Compañías que, alegando recorte de gastos (y de personal y de servicios), realizan el mero papel de transportista llevándote de un punto a otro del viejo continente. Para algunos resultarán vergonzosos los límites a los que han llegado, el trato opuesto a la exquisitez, y la completa inflexibilidad de las normas y condiciones que más le interesan. Sin embargo, para los más jóvenes, los que tenemos menos dinero y más ganas de aventura, han supuesto poder ir a lugares hace poco lejanos, y que hoy están “a tiro de Ryanair”.

Ahora llevo unos meses en el lejano oriente, veamos cómo está la situación por aquí. Ésta es una región amplia y con no pocos países dispersos por islas en el mar o extendidos sobre una compleja orografía. En definitiva, un lugar donde las distancias no se miden por kilómetros, sino por horas de viaje. Un par de ejemplos: he llegado a tardar 6 horas para hacer un trayecto de 20km en barco (Filipinas), ó 15 horas para recorrer 500km en autobús (Tailandia).

En un lugar así el transporte aéreo se hace necesario, no sólo por conveniencia de tiempo, incluso por descongestionar otras vías más tradicionales de transporte. Sin embargo, recordemos que salvo unos pocos países el resto tienen rentas per cápita bastante por debajo de la media europea. Me atrevería a decir que por aquí las compañías  aéreas low cost no son un capricho de viajeros inquietos, sino una necesidad del día a día de la gente.

Es por ello que han evolucionado de forma ligeramente distinta a las Europeas. En cuanto al equipaje, aunque cobran por facturar, la primera pieza suele tener un coste llevadero (un par de euros), y para el de mano, aunque haya límites escritos, en la práctica se aplican razonablemente. Aún más es que las tarifas no se ponen por las nubes a pocos días de la salida del vuelo. No se andan con segundas y vuelan entre los principales aeropuertos, que les brindan una gran ayuda al estar en su una terminal también de bajo coste: sin fingers ni conexiones entre vuelos, menos cafeterías y más tiendas de conveniencia, la contrapartida suele ser un transporte algo más pobre hacia el centro de la ciudad.

Al final lo importante es llegar, ya sea para hacer negocios, visitar a familiares o conocer nuevos lugares. Y digan lo que digan, para disfrutar del placer de volar no hace falta ir en primera clase (aunque ayuda).

Korean Airbus en Incheon

Flores de fuego

Quizá fueron los chinos quienes inventaron cohetes y fuegos artificiales, pero al igual que tantas otras costumbres, viajaron hasta este archipiélago donde son llamados flores de fuego (花火 hanabi).

Tamagawa fireworks

Como cada verano, cada barrio japonés organiza sus propios festivales para celebrar, simplemente, el verano. Uno de los momentos cumbres de la celebración llega con los fuegos artificiales que prácticamente cada día se ven por las calles. A veces son los niños quienes los lanzan (se venden hasta en los convinis), pero otras veces son algo mucho más organizado, un evento al que asisten miles de personas.

Eso en cada barrio. Pero hay dos o tres exhibiciones de fuegos artificiales especialmente importantes por el gran área de Tokyo. Ayer fue una de ellas, sobre el río Tama (多摩川), a unos treinta kilómetros de la desembocadura.

Cientos de miles de personas (sin exagerar) fueron a verlos. Apenas había un par de estaciones de tren por la zona, estaciones secundarias, de esas en las que ni siquiera paran los expresos. Desde varias horas antes al comienzo del espectáculo, con cada tren que llegaba una marea de gente se desplazaba por las calles. Esto es Japón. Aquí hay gente para llenar cualquier cosa.

Crowds going to fireworks

Es típico ir vestido con el traje tradicional de verano (yucata) a ver los fuegos. Se animaban especialmente los extranjeros y las chicas y parejas jóvenes. Cabe decir que a los extranjeros este tipo de traje no les queda nada bien. Será por la forma del cuerpo, será por la gracia de los andares, pero si eres un gaijin, la yucata no es para ti.

Going to fireworks

Going to fireworks

La gente se acumula en las esplanadas a la orilla del río, esas mismas diseñadas para evitar males mayores durante las crecidas pero que normalmente se emplean como campos de baseball, football o incluso golf. Da igual lo grande que fuera la esplanada, como he dicho, los cientos de miles de personas que vinieron son capaces de llenar todo lo que se propongan. Afortunadamente yo llegué con un par de horas de antelación y pude hacerme con un huequito para dos entre los manteles azules de picnic que la gente se trae.

Tamagawa fireworks

Aún es de día. Hay que esperar a que anochezca para empezar con los fuegos. Muchos llevarán aquí desde primeras horas de la mañana reservando el sitio a sus amigos o compañeros de trabajo, así que más les vale estar entretenidos. El tiempo pasa de forma distinta para las personas que hay aquí. Unas hablan, otras beben, otros se dedican a preparar sus cámaras con un tinglado digno de estudio fotográfico, hay quien se trae el portátil con un pincho 3G, y otros sencillamente se echan una siesta a las seis y media de la tarde.

Tamagawa fireworks

Tamagawa fireworks

Tamagawa fireworks

Yo no viendo el panorama no me aburrí en absoluto. También llevaba mi cámara, pero ni mucho menos con tanto trasto. Por no llevar, ni trípode, aunque ciertamente lo eché de menos. Quizá por eso en alguna de las siguientes fotos aparezcan cabecitas, porque las fotos están tomadas a ras de suelo, con la cámara apoyada sobre la mochila, medio haciendo equilibrios.

Tamagawa fireworks

La intensidad del espectáculo la miden en número de fuegos artificiales. Este tenía 12.000, lanzados a lo largo de 70 largos minutos, lo que de media vienen a ser 3 lanzamientos por segundo. Impresionante.

Tamagawa fireworks

Pero no sólo en cantidad, sino también en técnica. Conseguían hacer figurillas con ellos. Corazones, lunas, estrellas, una carita sonriente, Mickey Mouse, Hello Kitty, Doraemon. No eran fáciles de pillar, pero algo se puede ver por aquí:

Tamagawa fireworks

Y a todo esto yo experimentando con mi cámara. Todas las fotos están hechas con el modo manual porque el sensor de luz se vuelve un poco loco a la hora de calcular los valores óptimos. Así que prueba y error. Lo que veis no es más que una mínima fracción de las fotos que hice. El resto, ya están en la papelera. Hay que probar, hacer muchas, aprender, y luego ver los bonitos resultados que quedan.

Al final, he descubierto que lo mejor es disparar las fotos con pequeñas aperturas (f22), es decir con el iris de la lente muy cerrado para facilitar el enfoque, y además con ISOs bajas (ISO 200) para evitar que el sensor se sobreexponga. Además, como la apertura es muy pequeña, la profundidad de campo (zonas donde enfoca la cámara) es enorme, así que me olvido del autofocus y fijo el enfoque de forma manual un pelín antes del infinito. Me olvido pues de que tarde una eternidad (un par de segundos) en enfocar desde el momento en que aprieto el disparador, y así capturo las cosas justo en el instante que quiero.

En cuanto a tiempos de exposición, pues depende. La foto anterior está sacada con un tiempo de exposición corto (1/2 s) para evitar estelas y capturar bien la forma de las caritas sonrientes. A pesar de que digo corto, medio segundo suele ser una barbaridad para fotografías normales. Sin embargo en los fuegos artificiales no queda tan mal, y de hecho es necesario ya que estoy trabajando con altas aperturas e ISOS bajas (es decir, que al sensor le llega poca luz y encima está en modo de baja sensibilidad).

Aún así, en muchas fotos he usado tiempos superiores al segundo para grabar la estela, para que se vea el fuego artificial en todo su esplendor. Por ejemplo, de las fotos que siguen, la primera es de unos fuegos en forma de espiral que cambian el color.

Tamagawa fireworks

Tamagawa fireworks

Tamagawa fireworks

Tamagawa fireworks

Más de una hora de fuegos dán para mucho. Me atreví incluso a experimentar poniéndole la lente de 50mm en su modo de mínima apertura (f1.4), es decir va a entrar tanta luz que tenemos que dejar poco tiempo de exposición. En este caso para que salga algo curioso hay que hacer algo distinto: desenfoquemos a discreción. Las luces brillantes sobre fondo oscuro nos dan así un bonito efecto bokeh. Una forma diferente de ver los fuegos artificiales como bien dice Mario.

Tamagawa fireworks

Tamagawa fireworks

Pero todo se acaba. Llega la traca final y una lluvia de fuego cae sobre el río Tama.

Tamagawa fireworks

Tamagawa fireworks

Tamagawa fireworks

Ahora cientos de miles de personas vuelven a casa, así que mejor tomárselo con calma, irse a cenar a la puerta de un convini y esperar que el jaleo se disipe.

Quizá la semana que viene me acerque a los fuegos del río Sumida, en pleno centro de Tokyo. Son los más grandes de todo Japón. 20.000 fuegos artificiales en una hora (6 por segundo). Los asistentes se cuentan por millones. Bueno, quizá no vaya. Los fuegos del río Tama han sido ciertamente muy buenos, y no querría empañar esta experiencia con semejante baño de masas.

Los que me leéis desde España, disfrutad las fiestas de agosto por cualquier pueblo y ciudad. Y si os animáis a retratar las flores de fuego, compartidlo por aquí.

Tamagawa fireworks

Terremoto (XIII)

Otro que me pilla durmiendo. A mitad de sueño, aunque fueran ya las seis de la mañana y el Sol ya llevara un ratro iluminando (y calentando) el ambiente. Fue unas horas después de venir de celebrar la despedida de Marta que se va de Japón la semana que viene. Se supone que tenía que estar lo suficientemente cansado como para no darme cuenta, pero como mi cama empezó a rodar (tiene ruedas) y golpear con la pared. Me desperté lo justo para pensar “vaya, un terremoto”, y me volví a dormir sin darle mayor importancia.

(5.3 grados Ritcher… tampoco es para tanto)

Por cierto, ayer volví de Hiyoshi a Tsurumi (de la zona de la universidad a mi casa) en bicicleta como de costumbre. El último tren que podía coger ya se había marchado, y aunque fuera bien de noche y algunas zonas del camino no estén iluminadas, me sé de memoria dónde están los peores baches. Pero llovía. Un poquito. Luego más. Y diluvió. Después de una semana entera sin caer una gota de agua esto era desde luego extraño. Me empapé. Al llegar a casa y después de ducharme decidí comprobar qué había pasado, ¡¡porque no se esperaban lluvias para ayer!!. Compruebo que, la única nube en 300km a la redonda pasó justo sobre Yokohama, justo cuando volvía. Ya es mala suerte…

Hace calor

La temporada de lluvias ya se ha ido, pasó de estar diluviando un día a hacer Sol y no parar de aumentar el calor desde entonces. Junio no fue tan cálido, con temperaturas rondando los 25ºC pero con una humedad que se podía respirar. Por la calle la gente no andaba, sino nadaba.

Pero como he dicho, ya ha pasado. Ahora ha venido el Sol y el calor. Mucho calor. Y aunque no llueve la humedad sigue igual de alta. Esta noche la temperatura mínima en Tokyo no ha bajado de 28ºC. Y a las 7 de la mañana ya rascaba los 30ºC de nuevo.

Entre tanto, no sé si es peor caminar 30 minutos con la mochila a la espalda o hacer esos mismos 30 minutos en bicicleta (con la mochila en el cesto). Mejor la segunda opción, que al menos a la vuelta (6-7 de la tarde) el Sol ya se ha escondido y aunque sigamos en los alrededores de los 30ºC éstos son algo más llevaderos, en parte gracias al viento que siempre tengo en contra.

Pero bueno, ahora a seguir trabajando. Que en dos semanas por fin me llega el respiro de las vacaciones… y voy yo y decido acercarme al pleno trópico, así que aún más al calor, con el Sol justo encima por estas fechas.

Macbook Air sin sonido

Bueno, este post es sólo para comentar un problema que acabo de tener con mi ordenador y cómo parece que lo he solucionado. Los síntomas comenzaron ayer, cuando el sonido comenzó a entrecortarse. No lo había movido de la mesa en los últimos dos días, ni había instalado absolutamente nada en una semana. Después de varios reinicios y las típicas pruebas varias (resetear la PRAM [cmd + alt + P + R durante el reinicio]), me di cuenta de que no era un problema de software. Buscando un poco por internet encontré que viene a ser un problema común en este modelo: uno de los cables internos que discurre entre la carcasa y la batería acaba por desgastarse (si es que un cable se puede desgastar, porque los electrones no erosionan mucho que digamos) y es necesario reemplazarlo.

Si lo llevo a un servicio técnico oficial sé que me van a cobrar una cantidad obscena (varios cientos de €). Y como es fin de semana y no tengo cables de estos así a mano, pensé que toqueteándolo un poco quizá consiguiera solucionarlo. Así que con la guía de iFixIt me pongo manos a la obra a abrir el portátil, en parte con un poco de miedo porque nunca lo he hecho, en parte sin miedo porque ya está bien fuera de garantía. Comienzo a quitar tornillos, muchos tornillos. Para llegar a acceder al cable totalmente es necesario retirar 26 tornillos de seis o siete longitudes distintas, desconectar otros tres cables y además levantar el disco duro. Para no perder la pista de los tornillos los voy colocando sobre un mapa pintado a mano en un folio.

Macbook Air (Jan2008) opened

Una vez que está todo manga por hombro y por fin tengo el cable en mi mano, hago lo típico: limpiar los conectores, buscar posibles daños que tenga (no encuentro nada), y volver a ponerlo en su lugar con cuidado pero firmemente. Después, la operación inversa con los tornillos y el resto de cables y elementos que hay de por medio. Aprovecho para limpiar de polvo el ventilador del sistema y cierro todo de nuevo.

Al encender el portátil de nuevo…. ¡CHAAAN! (los que tengáis un Mac reconoceréis ese sonido) :D. Funcionó. Mereció la pena, y en total tardé menos de una hora. Eso sí, me temo que si el cable se ha aflojado una vez es muy probable que vuelva a ocurrirle lo mismo tarde o temprano. Entonces tendré que reemplazar el cable por uno nuevo, que lo venden por ejemplo aquí y aquí a un precio de unos 30€ contando con los gastos de envío.

Quizá el hecho de que no funcione el sonido os parezca un fallo menor, un defecto con el que es posible seguir usando el ordenador. Cierto, apenas le resta funcionalidad. Sin embargo para mi es algo muy importante porque es como una ventana al mundo exterior. Por él pasan la radio española (es todo un privilegio escuchar la Rosa de los Vientos en directo mientras desayunas), la música que escucho en mi habitación o en el laboratorio, pero sobre todo son importantes las conversaciones que mantengo por Skype. Es completamente distinto a cómo hubiera sido hace diez años cuando la VoIP no estaba tan desarrollada, o incluso hace veinte cuando ni siquiera el correo electrónico estaba a la orden del día. Mi estancia en Japón hubiera sido muy distinta (ni mejor ni peor, distinta) sin este tipo de comunicaciones.

Este no es el único problema que me ha dado mi Macbook Air últimamente. El año pasado comenzó fallando el cargador, elemento que no lo cubría ni la garantía ni el seguro por ser considerado un consumible. Hace unos meses la bisagra que sujeta la pantalla se partió, por lo que aunque el ordenador seguía siendo completamente funcional, la pantalla ni se cerraba ni se sujetaba correctamente. Afortunadamente este problema está reportado oficialmente por Apple y aunque es una reparación que cuesta unos 600€ no te cobran nada llevándolo a un servicio técnico oficial (yo fui a la Apple Store de Shibuya, donde previamente hay que pedir cita) y tras sólo tres o cuatro días de espera me llamaron para que me pasara a recogerlo. Le reemplazaron no sólo la bisagra, sino también todo el módulo superior: pantalla, cámara, micrófono, etc. Estupendo porque la pantalla tenía algún arañazo por haberla limpiado demasiado fuerte.

A ver si no da más problemas, porque aunque apenas tiene 2.5 años comprendo que le he metido mucha caña, principalmente porque me lo llevo todos los días a la universidad e incluso alguna vez me ha acompañado en mis viajes. Y aunque sé que anda escaso de potencia, de momento me basta para cubrir mis necesidades.

Actualización: Sólo duró unas horas. El sonido comenzó a desvanecerse cada vez que apoyaba la mano derecha sobre el portátil (en la postura típica de escribir), y acabó por desaparecer del todo. Fui a la Apple Store de Shibuya a ver si me vendían la pieza, pero me dijeron que no, que aunque la tenían y sólo costaba 1600Â¥ (14€), tenían que instalármela ellos obligatoriamente por 10.000Â¥ (casi 100€). Así que nada de nada. La encargué en PBParts.com por US$27 ya con los gastos de envío. Me han dicho que tardará una semana. A ver si es verdad…

Sólo en Japón

Mirad la foto que viene, la tomé de estranjis en la Nambu line un viernes por la noche de camino a casa. Buscad tres elementos que sólo podríais encontrar en Japón. La solución, después de la imagen.

No Japanese, No Silence

  1. El hombre se ha descalzado en el tren. Por aquí se abrochan los zapatos de una forma que es muy fácil desabrochárselos.
  2. Está leyendo un manga pornográfico. A ese estilo de manga se le llama hentai (変態), que literalmente quiere decir “pervertido”.
  3. Encima de él, un anuncio publicitario que pone “No Japanese, No silence”. Es un anuncio de una academia de idiomas, pero seguro que si habéis estado viviendo en Tokyo se os ocurren un par de segundos significados para el eslogan.