Entradas escritas en octubre de 2009 ↓

La gran manzana

Es el lugar al que van grandes ejecutivos y sararīman a hacer negocios. Juegan con el dinero haciendo más ruido que juego. Y después, volverán con la conciencia tranquila a sus casas.

Podría estar hablando de Wall Street en NY, pero no, me refiero a un local de pachinko. Podría ser cualquiera de los muchos que hay en Japón, aunque sólo el siguiente hace gala a su nombre.

La gran manzana

Mi grupo de investigación

En Keio se están modernizando (más aún), y poco a poco van haciendo progresos en la apertura al mundo entero. Mi profesor es uno de ellos, y decidió contratar a un equipo de TV para grabar en los laboratorios que tenemos y explicar a qué nos dedicamos. También, en el fondo, está hecho para dar envidia al resto de profesores y que se animen a hacer cosas parecidas.

Pues nada, aquí va el vídeo.

Está claro que en el vídeo estoy haciendo el paripé. De hecho las máquinas con las que aparezco no las había tocado nunca antes, yo estoy con otra máquina toda cubierta de papel de aluminio que aparece por ahí a partir del segundo 15. Así por culturilla general, es una máquina de MBE (Molecular Beam Epitaxy) donde crecemos sandwiches de distintos tipos de silicio y germanio capa a capa de átomos.

El cruce

Todos los días paso por este cruce. Podría parecer un cruce normal, y en cierta medida lo es. Pero el hecho de que cada vez que entro o salgo de casa a cualquier parte tenga que cruzarlo lo hace diferente. Acabas fijándote en detalles de cómo se comporta la gente en él. Son cinco calles las que convergen, y cuatro los pasos de cebra que suelen ser bastante respetados por los japoneses; no tanto por los estudiantes internacionales ni los coches que aceleran cuando el semáforo acaba de pasar de ámbar a rojo.  Regular un cruce de cinco calles no es sencillo. Algo que aprendí aquí es que el semáforo en azul no quiere decir “libre”, sino más bien indica una no-prohibición del paso. Por eso siempre hay que mirar primero a la derecha luego a la izquierda y por último a la derecha de nuevo por si aparece un coche acelerado. La alternativa es acabar en la funeraria mirando a los cuervos que descansan en la multitud de cables que cubren el cielo.

Cruce de HIH

No más noches en Keio

Hoy mi profesor ha hecho algo memorable. En la reunión semanal que tenemos en el grupo ha indicado una nueva forma de trabajar. A partir de ahora estará prohibido estar en el laboratorio más allá de las 10 de la noche, antes de las 8 de la mañana, o durante domingos. Ha dicho, son 14 horas al día, eso ya es realmente mucho trabajo.  Aún así, para casos especiales en que sea necesario estender la jornada, dependiendo de la situación podríamos obtener aprobación previa llamada a su móvil personal. Y como ha dicho él, siempre que los experimentos estén dando buenos resultados, no es bueno trabajar cansado, a deshora, con prisas, y encima destrozado porque las cuentas no cuadran.

Las excusas, variadas. Que si una normativa más estricta de Keio para estar overnight, que si tenemos que acostumbrarnos a no tener disponibilidad 24h de las máquinas, que si el centro médico está cerrado, etc. Pero en el fondo se le veía que lo hace porque quiere que sus alumnos disfrutasen un poco más y dejaran de llevar horarios completamente alocados y desfasados de los ciclos solares. Porque cree que estar en la universidad es algo más que aprender nuevas teorías o a hacer experimentos.

Por mi parte aplaudo la medida, aunque ya hace meses que no me salgo de esos horarios. Sé de muchos a los que no les habrá sentado bien la novedad. Pero los cambios siempre cuestan. Y si a algo están acostumbrados en Japón es a hacer las cosas de la forma en que se han hecho siempre, sin innovación. Esto les va a venir bien en muchos aspectos. Tienen (tenemos) suerte de tener a este profesor que, con sus puntos buenos y malos, es diferente del resto gracias a que estudió durante 5 años en occidente. Porque la diferencia marca el cambio de mentalidad, o al menos te hace pensar.

Fumar en Japón

Zona de fumadores en estación de servicio

Hay muchos sitios en Japón que, a pesar de estar al aire libre, no está permitido fumar. Suelen instalar una zona de fumadores, que a veces tiene forma de cámara de gas como la de la foto, y en otras ocasiones sólo es una esquina con varios ceniceros. Este ejemplo es de un área de servicio en mitad de la carretera, pero ocurre lo mismo en las zonas céntricas de la ciudad (Shibuya, por ejemplo), e incluso en el campus de la universidad, donde sólo hay tres o cuatro lugares donde se puede fumar (aunque yo me sé de una que tiene que aguantar malos humos en su labo..). En los cafés, restaurantes y transportes ya es otra cosa, ahí la gente fuma con asiduidad. He visto en el tren bala vagones enteros sólo para fumadores, y en los vuelos locales ya os lo contaré en unos días, pero espero que no…

Además, para comprar tabaco tienes que tener más de cierta edad (supongo que 20 años, igual que para consumir bebidas alcohólicas) y lo comprueban con una tarjeta especial de fumadores. Antes usaban un sistema más avanzado que era deducir la edad en función de tu cara, pero lo han abandonado visto que era fácil de engañar con cualquier foto (¡dicen que hasta con la cara de los billetes!).

Nano canción

No hace falta que subáis el volumen, a pesar de ser nano podréis escucharla. Porque la nanotecnología no es cosa de unos pocos átomos o científicos locos, sino que realmente está presente en un montón de elementos de nuestra vida diaria.

That ordinary is extraordinary when you make it nano-size.

Vía: UC Berkeley, Applied Science & Technology Group.

Segunda vez en Tateshina

Al igual que se hace cada año por estas fechas, el laboratorio del Prof. Itoh organiza una excursión a la residencia de campo que tiene la Universidad de Keio en Tateshina, en las montañas de Nagano (los alpes japoneses), en el centro de Japón. Como ya fui el año pasado, permitidme que sea algo más parco en palabras para dar paso al material fotográfico.

Por cierto, muchas de las fotos que presentaré son de Ken, un compañero de la universidad que ya acabó el doctorado y ahora está empleado con por el profesor. Son licencia Creative Commons, así que todo legal.

Lo primero de todo, el viaje. Aunque la zona está a sólo a 150km de Tokyo en línea recta, tuvimos que dar un buen rodeo evitando el tráfico de las autopistas. En vez de ir hacia el oeste, bajamos hacia el sur, y a la altura del Monte Fuji nos redirigimos hacia el noroeste. Apenas 300km, pero las seis o siete horas de viaje nadie nos las quitó.

Volvimos a parar en la ciudad de los chinos (Chino City) y comernos un plato típico de la zona que es como un cocido de verduras. Miradle qué majo, si no dan ganas ni de comérselo:

Pote de Chino

Central Chino

Íbamos en un microbús sin Karaoke, así que la mitad del viaje lo pasamos hablando y la otra mitad durmiendo. En el caso de la vuelta fue prácticamente todo durmiendo.

(1 photo above by Ken with CC license)

No todos venían en autobús, otros habían alquilado un coche e incluso alguno lo hacía motorizado:

Motorizada

La residencia está en pleno campo, sin cobertura de móvil ni mucho menos internet ni convinis cercanos, ideal para desintoxicarse unos días de la ciudad.

Tateshina

Tateshina y bandera de Keio

Río en Tateshina

(1 photo above by Ken with CC license)

Las instalaciones de la residencia no estaban nada mal, dormitorios espaciosos y un ofuro para nosotros solos (otro para las chicas).

(2 photo above by Ken with CC license)

Alguna noche hicimos una barbacoa de carne, verduras, fideos, arroz, frutas y cualquier cosa con patas o sin ellas que se pudiera comer a la plancha. Nadie se la perdió porque hacía un frío de narices y estando al lado del fuego te mantenías calentito.

Barbacoa

El resto de comidas eran tipo japonés, es decir, muchos platitos la mayoría de ellos con una ración minúscula pero que en conjunto te alimentaban lo suficiente. La primera foto, de un desayuno (arroz, sopa de miso, té, tortilla, salmón, verduras y algas). La segunda foto, una comida (sopa de miso, ensalada, arroz con curry y verduras, té y tres uvas)

Desayuno japonés

Comida japonesa

Con tal cantidad de recipientes por persona podéis adivinar cómo estaba la mesa. Os dejo una foto del día récord, que para cenar cada uno disponía de siete cuenquitos.

Cena multiplato

Nuestro plan allí era sencillo, durante el día practicábamos todo tipo de deportes. Por nuestras manos pasaron pelotas de baloncesto, raquetas de bádminton, bates de softball, bolas de volleyball, etc.

También hicimos una competición de orientación, donde mi grupo ganó por una diferencia aplastante (el doble de puntos que el siguiente equipo en la clasificación). El grupo perdedor perdió hasta a uno de sus miembros, que se despistó por el bosque y, cuando veíamos que llevaba una hora sin venir, decidimos salir en su búsqueda. Después de recorrer todos los caminos marcados en el mapa (no eran tantos) los japoneses dijeron que se cancelaba la búsqueda. Que era demasiado arriesgado salir por si nos perdíamos (llevábamos linternas y mapas). Que debíamos consultar al profesor qué hacer. El profesor tuvo buena cabeza y aprobó la continuación del plan de rescate. Al final lo encontramos cansado y un poco asustado por haberse despistado tanto tiempo. El mapa no tenía pérdida, y todo se desarrollaba por caminos, pero si cruzas una carretera (que viene indicada en el borde) y te lías a ir campo a través fuera de los límites del mapa, pues corres el peligro de perderte, tal como pasó.

Polideportivo

Softball

(3 photo above by Ken with CC license)

Y por la noche nos lo pasábamos la mar de bien en unas fiestas en las que se veía y escuchaba de todo. Desde los típicos disfraces de cosplay (este año trajeron como novedad a Sailor Moon), hasta tertulias con el profesor hablando de religión. Por regulaciones de la residencia, a las 10 de la noche teníamos que abandonar la sala común, así que por nos metíamos en alguna habitación a seguir con la fiesta, cosa que el profesor no sólo sabía, sino que aprobaba porque nos acompañaba. No muy más allá de la medianoche todo acababa. Es estupendo esto de poder divertirte por la noche e irte a la cama a una hora decente.

(2 photo above by Ken with CC license)

Disfraces

Aquí acabo ya. ¿Hasta el año que viene?, pues posiblemente sí. Quizá a la tercera consigan convencerme para ponerme uno de esos trajes.

(1 photo above by Ken with CC license)