El cruce

Todos los días paso por este cruce. Podría parecer un cruce normal, y en cierta medida lo es. Pero el hecho de que cada vez que entro o salgo de casa a cualquier parte tenga que cruzarlo lo hace diferente. Acabas fijándote en detalles de cómo se comporta la gente en él. Son cinco calles las que convergen, y cuatro los pasos de cebra que suelen ser bastante respetados por los japoneses; no tanto por los estudiantes internacionales ni los coches que aceleran cuando el semáforo acaba de pasar de ámbar a rojo.  Regular un cruce de cinco calles no es sencillo. Algo que aprendí aquí es que el semáforo en azul no quiere decir “libre”, sino más bien indica una no-prohibición del paso. Por eso siempre hay que mirar primero a la derecha luego a la izquierda y por último a la derecha de nuevo por si aparece un coche acelerado. La alternativa es acabar en la funeraria mirando a los cuervos que descansan en la multitud de cables que cubren el cielo.

Cruce de HIH