Japón no es TAN caro

Cuando la gente habla de Japón inmediatamente piensa en robots, luces de todos los colores por las calles, y en un país carísimo. Robots sólo los he visto en museos, en la ciudad basta con que te alejes un par de kilómetros de las estaciones principales para encontrarte campos cultivados, y acerca de los precios, ahora os voy a demostrar que no es para tanto.

Eso sí, ocurre que cuanto más te integras en el país más y más tienes que pagar. Los impuestos de matriculación de vehículos no son bajos. Tampoco el seguro médico, que te cuesta un 10% de tu salario (excepto si eres estudiante, que es algo así como el 1%) y te cubre el 70% de los gastos médicos (para estudiantes, el 90%). Luego ponte a sumarle el pago del colegio de tus hijos, los compromisos sociales que hay por todas partes (con los vecinos, familiares, tu jefe, fiestas a las que no puedes faltar, etc), y un montón de cosas.

Por eso os advierto que me voy a centrar en los gastos más normales, con ayuda de una estupenda web que he encontrado para comparar los precios entre países y ciudades: numbeo. Compararé Japón entero con España entera. A menudo las capitales no son representativas del país. Vamos allá. A la izquierda Japón. A la derecha España. El cambio de moneda es a unos 130~135¥ por €, que es a lo que ha estado durante los últimos meses

Una de las cosas más destacables de Japón es lo barato que sale comer en la calle. Por 500¥ (3.7€) puedes tomarte un buen plato combinado (o por separado) de arroz, carne, huevos y verdura. En la universidad incluso algo menos. Y las bebidas, también más baratas, excepto la cerveza, que está sobrevalorada en todas partes (puede llegar a costarte lo mismo que la comida). El agua suelen ponértela directamente de jarra, no hay que molestarse en pedirla :).

Pero por otra parte la comida en los supermercados es más cara. Por no hablar de la fruta, que salvo plátanos y mandarinas (estas últimas por temporadas) se pone por las nubes, tanto que te cobran por unidades (un precio bueno para una buena manzana son 105€ ≈ 0.9€ ¡en una frutería!). Además, hay cosas que aunque encuentras no está tan bueno como en Europa, caso del queso y chocolate. Ah, como curiosidad el arroz es bastante caro, aunque lo coman hasta por las orejas. Lo más barato que he encontrado es 300¥ el kilo en paquetes de 5kg.

Y el transporte… aquí el cuadro no hace gala al auténtico precio del transporte. Un billete sencillo de metro/tren/autobús dentro de la ciudad sube hasta los 200Â¥ (1.5€), y los abonos de turista no suelen compensar porque cubren sólo unas pocas líneas a un precio abusivo (1000Â¥ ≈ 7.5€) por un día. Y si ya sales de la ciudad y te vas a otra parte puedes elegir entre el avión (13.000Â¥ ≈ 100€ el trayecto, sin importar mucho el destino ni aerolínea), el Shinkansen (2500Â¥ ≈ 20€ cada 100km), o el autobús o tren normal que sale a la mitad que el de alta velocidad. Por eso si venís de turismo compensa sacar el Japan RailPass, ya que con sólo ir y volver de Tokyo a Kyoto se compensa el precio.

Aquí no tienen en cuenta que si tiras un electrodoméstico o mueble grande tienes que pagar una tasa extra de varios miles de yenes (decenas de €) y luego llamar al ayuntamiento para avisar de que vengan a recogerlo. Ah, y el dato de la velocidad conexión a internet aumentadlo en un orden de magnitud… o dos.

El alojamiento depende un montón de la distancia a la estación de tren más cercana. De pasar de estar a 5min a estar a 15min el precio puede caer estrepitosamente. Pensad que la gente trabaja está en el trabajo muchas horas al día, y cuando vuelven quieren llegar a casa cuanto antes para tirarse en la cama o el sillón. Y no cuentan las cinco o seis mensualidades extra que pagar al principio del contrato, de las cuales la mitad no se recuperan, porque son de cortesía para el dueño del terreno, para el RealState, para el que te ha alquilado la casa, etc. Afortunadamente yo estoy en un alojamiento universitario y aparte de no tener que pagar todas esas cuotas extra, me vienen todos los gastos de agua, luz, gas e internet incluídos en los 45000¥ (350€) de cuota mensual, y no es de las residencias más baratas precisamente (ni de las más caras).

Otra cosa que no comenta es el precio de los hoteles. Los hostales jóvenes salen por 3000¥ (20€) la noche, aunque los hay más baratos pero no aparecen en las guías, y los hoteles por alrededor 10.000¥ (75€) la habitación doble.

Pff… ni idea. Nunca he comprado una casa así que no puedo comparar.

Y aquí viene lo importante. Los sueldos medianos son casi el doble (algo así como el sueldo típico, la media no vale hacerla porque los que cobran muy mucho falsearían los datos). También es cierto que luego los japoneses gastan más el dinero en muchas cosas que podríamos considerar caprichos: TVs de alta definición, camarones (para hacer fotos), lavanderías para no tener que planchar, bolsos de Louis Vuitton etc. Ah, y en tabaco. Hay más fumadores que en España, pero respetan mucho más los lugares sin humos, que a veces puede ser un área comercial al aire libre como la madrileña zona de Sol-Callao-Opera y alrededores

Resumiendo, compensando unas cosas con otras, Japón puede compararse en precios a España. Otra cosa bien diferente es quedarse a vivir de forma más o menos definitiva, que aunque los sueldos son más altos surgen también más gastos (y caprichos) por todas partes.

5 comentarios ↓

#1 Carlos comentó el 12 de diciembre de 2009 a las 04:37

Alemania es más barata que España.

Yo creo que lo caro es España.

#2 Israel comentó el 12 de diciembre de 2009 a las 05:37

Qué bueno… miraré qué pasa con Singapur y España :D
Saludos!!

#3 luis comentó el 14 de diciembre de 2009 a las 00:03

Carlos, estoy contigo.

#4 Xavi comentó el 15 de diciembre de 2009 a las 05:22

Como más viajo más convencido estoy de que aquí nos timan. Es que ya no me parece caro ir de restaurantes ni en Finlandia…eso sí, a alguien se le ha olvidado equiparar los salarios.

#5 luis comentó el 18 de diciembre de 2009 a las 00:46

Pues sí, algo raro pasa. Lo mejor sería convencernos de que estamos a la cola de Europa, y actuar en consecuencia. Si se bajan los precios de todo (es lo que casi pasa, hemos estado al borde de la deflación), se motivaría la productividad esa que tanto nos falta.

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