Eclipse

Está ocurriendo ahora, aquí al lado, aquí arriba. Pero está nublado.

En la mayor parte de Japón el eclipse será parcial. Sólo se verá total en unas pocas islas del archipiélago tropical de Okinawa que, convenientemente ante el aluvión de turistas que esperaban recibir, han puesto precio a su entrada durante esta semana: varios cientos de miles de yenes por persona. Shanghai tampoco era mala opción, a menos de tres horas en avión, una gran ciudad done seguro que habilitarán lugares para ver el eclipse, o si no siempre podría escaparme al lago de Hangzhou, conocido por los europeos a través de los escritos de Marco Polo.

Pero no había vuelos a un precio razonable. Y si me sirve de consuelo, está nublado. Aunque siempre queda la posibilidad de que el gobierno chino bombardee el cielo con partículas de yoduro de plata para provocar de forma adelantada las lluvias.

Tembién está nublado en Tokyo, coger un tren y escaparse lejos tampoco tiene mucho sentido, como he dicho está nublado todo a 100 kilómetros a la redonda. Y se suponía que la temporada de lluvias había acabado.

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