Aviso, este post va cargado de fotos (más de 50), así que tomáoslo con calma. Es lo que tiene viajar solo, que haces un porrón de fotos a todo lo que pillas (y luego no apareces en casi ninguna). Pero bueno, allá vamos.

Antes de nada voy a aclarar algunos detalles geográficos. Hong Kong propiamente dicho es una isla, aunque normalmente cuando uno habla de HK se refiere a la Región Administrativa Especial de Hong Kong de la República Popular China, que comprende la isla de Hong Kong, la isla de Lantau, la península de Kowloon y otras islas y territorios. Pero es China. Hace once años era de Inglaterra, pero acabaron cediéndolo al gobierno Chino. Como os comenté, la historia de Hong Kong me parece muy interesante.

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Cuando estás en Hong Kong no sabes muy bien si estás en Inglaterra o en China. Por una parte todo está muy organizado, los transportes cumplen sus horarios, el aeropuerto impecable, cómodo y diseñado con buen gusto, en la ciudad paseos peatonales por los que da gusto darse una vuelta, gente amable que te habla en perfecto inglés, autobuses de dos pisos conduciendo por la izquierda, enchufes de esos de tres patas cuadradas, etc. Pero sabes que no estás en Inglaterra porque está lleno de Chinos. Se ve a bastantes occidentales, pero los chinos están por todas partes. También porque casi todos los carteles e indicaciones vienen tanto en chino como en inglés. Es una curiosa mezcla que no queda nada mal. Te sientes en un lugar exótico y lejano sin las dificultades del idioma. 
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