Entradas escritas en abril de 2009 ↓

Están por todas partes. Ya en la ETSIT nos traían mareados con LECP y LCEL. Son esos pequeños seres que no se ven pero que les encanta enredar cables, deshacer conexiones y, en general, provocar que las cosas no funcionen. 

Ayer teníamos a uno en el laboratorio. Intentábamos medir el efecto Hall, para lo cual teníamos la muestra en un campo magnético y como 6 ó 7 multímetros conectados a la misma. Un par de ellos andaban tontos. El de intensidad, no medía nada por encima de los pA, y el de tensión, estaba fijo en -0.43 mv. 

Nuestro sempai estuvo dándole muchas vueltas a la cabeza (o eso creíamos sus pupilos), porque la única solución a la que llegaba para repararlo era poner un ventilador enfrente de los multímetros y apagar y volver a encender todo el sistema una y otra vez, incluído un ordenador del año de la pera que controlaba todo. Seis o siete veces lo hicimos. Probamos los multímetros por sus puertos delanteros (las mediciones las estábamos haciendo por los puertos traseros), con un par de cables de banana y una pila normal de 1.5V ¡y funcionaba!. Al final estuvo a punto de desistir y pedir un par de multímetros nuevos porque creía que esos se habían estropeado. Llegó incluso a ponerles un ventilador delante para que se les pasara el posible sofoco (ojo… que son multímetros… no fuentes de alimentación…).

Mientras tanto yo insistía en que comprobáramos los cables. Eran cinco cables con tres empalmes cada uno. Y al final descubrimos el problema. Un cable tenía conexión mecánica pero no eléctrica con la soldadura. ¡Cuánto me acordé de las clases de Almendra y Leube!.

Tras arreglarlo en 5 minutos todo volvía a funcionar. El amperímetro indicaba corriente, y por tanto en el voltímetro aparecía tensión. Y como ya era demasiado tarde, dejamos la toma de medidas para esta mañana. Espero que los enanitos del laboratorio no causen más problemas. 

Por cierto, he aprendido que en Japón también llaman banana (バナナ) a las bananas y kroko (クロコ) a los cocodrilos. 

Por si fuera poco con los terremotos y volcanes que hay en Japón, ahora a Corea del Norte se le ocurre jugar a lanzar misiles sobrevolando Japón. Han puesto unas cuantas baterías de antimisiles tierra-aire PATRIOT por Tokyo para proteger en caso de que se les desviara. Pero.. ¿No son esas las que tenían el problema del recolector de basura de Java?. Algo así nos habían contado en clase de Fundamentos de Programación, que de vez en cuando se quedaban en standby haciendo tareas en segundo plano.

Pues parece ser que no… que el problema era de otro tipo, aunque también de software. Básicamente una falta de precisión en el reloj que, tras varios días de ejecución, se convertía en un error de una fracción de segundo lo suficientemente grande como para no interceptar el misil en su trayectoria. 

La solución temporal consistía en reiniciarlos una vez al día o algo así (nadie sabía exactamente cada cuánto tiempo debían reiniciarlos). Luego ya aplicaron el patch de seguridad. Lo importante ahora es que funcionan, pero si no se requiere emplearlos mejor. A ver si a estos coreanos (del norte), entran un poco en razón. Bueno, más bien sus dirigentes.

Os paso una crónica de un turista español en Corea del Norte. ¿Quién se apuntaría?

Hoy es Domingo de Ramos. Las vacaciones de Semana Santa empiezan en España junto a las primeras procesiones en la mayoría de ciudades. Aquí en Japón las vacaciones (si se pudiera decir que existen) se acaban, porque el miércoles comienzan las clases. Y también hay alguna que otra procesión. Hoy he estado en el Kanamara Matsuri un festival sintoísta dedicado a la fertilidad, que buena falta le hace a Japón para desenvejecer la población. Sin más, os dejo con las fotos, no tienen desperdicio. 

La primera, una prueba del futuro de perros que le espera a Japón si no empiezan a nacer más niños…

Entre medias del Sakura… hay un Kanji que no me suena de nada, ¿adivináis cuál es?

 

Por ahí viene una procesión, que ha recorrido las calles de la ciudad durante casi dos horas.

 

 

   

 

Y como son japoneses, pues tienen que llenarlo todo de recuerditos y regalos para la familia. 

  

¿Os he comentado alguna vez que en Japón les gusta hacer regalos para comer? Aunque son un poco caros…

  

    

Y si tenéis caries no pasa nada, siempre puedes comprar una botella de Sake típico del festival, aunque no es tan transparente como el sake habitual que encuentras en los supermercados.

 

Además de unas pocas atracciones y espectáculos que encontrábamos por ahí. A continuación el potro (ojo a las hordas de japoneses armados con sus cámaras):

 

¡Magia!:

Y una especie de concurso o exhibición a ver quién es el mejor pelando nabos:

  

Para cubrir el evento había un montón de gente venida de todas partes que, cámara en mano, no paraban de tomar fotos.  

Aunque había otros que preferían hacer la retransmisión en directo, con un portátil y módem en la mochila y armado con una webcam atada a un palo para mirar por encima de las masas mientras el coordinador le da órdenes por el pinganillo. 

  

¡Incluso nos encontramos a Kirai! Cualquiera que haya buscado algo de Japón en internet seguro que se ha topado con su blog alguna vez. ¿Estará preparando su segundo libro de fotografías?

 

Por último os dejo con un vídeo, para que veáis el ambiente y el interés que ponen los participantes. 

 

Y hasta aquí llega la crónica de este Domingo de Rabos Ramos.

Aparte de la educación, algún que otro suspenso (unos más que otros), y el título final, de la UPM también se reciben otras cosas. 

Apenas llevábamos una semana establecidos en Japón cuando se presentaron un par de profesores de Industriales a hacernos una visita. Ella es Teresa, el otro no me acuerdo de su nombre porque no le conocía de antes. Pero bueno, el caso es que vinieron a reforzar las relaciones con Keio en un congreso al que les invitaron. Y parece que lo hicieron bien porque el acuerdo sigue adelante, aunque aún no está claro si el año que viene los dos estudiantes que vienen tendrán beca.  

 

Una noche quedamos para cenar en un Izakaya en Shinjuku, y la cena estuvo muy entretenida. Es diferente estar con profesores en un ambiente así de distendido. Al final todos nos vamos un poco de la lengua y se dicen cosas que de allí no saldrán. Por eso no las voy a contar :P. 

Para acabar, además de las risas nos volvimos con un poco de merchandising de la UPM, para hacer publicidad allá donde vayamos.