En Japón hay muchas cientos de universidades. Este hecho no es porque el paÃs tenga mucha población joven precisamente, sino por la titulitis y porque hoy en dÃa llaman universidad a cualquier centro de estudios superiores. De hecho la palabra “universidad” en japonés significa eso mismo, gran escuela (大å¦, daigaku).
Pero bueno, la Universidad de Keio en la que estudio es una universidad de verdad, y además la más antigua de Japón. Tiene mucha fama y de ella ha salido gente que han llegado a ocupar altos cargos del gobierno y de las grandes empresas de Japón.
Hhay una asociación de antiguos alumnos para mantener el contacto después de graduarse, que se llama Mita Kai ( 連åˆä¸‰ç”°ä¼š ). Pero también hay otra asociación de mucho mayor nivel para mantener los contactos. Se llama Tokyo Mita Club ( æ±äº¬ä¸‰ç”°å€¶æ¥½éƒ¨ ), y es un prestigioso grupo que, según me han contado, tiene cierta influencia en las empresas y en el gobierno japoneses. No sé hasta qué punto llegará esta influencia, pero sà os puedo decir que disponen de un salón de eventos privado y de uso exclusivo en el Hotel Imperial, uno de los mejores hoteles de Tokyo. Solo digo que es el lugar donde se alojó el Rey de España cuando vino a Japón.
Y ayer estuve por ese salón, celebrando el aniversario de la fundación del Tokyo Mita Club. Invitaron a gente de todos los estratos de la universidad, desde directores de escuela y gente importante pero desconocida para mi, hasta alumnos internacionales. Me enteré gracias a FangFang, que es muy espabilada para estas cosas y nos avisó a Pierre y a mi.
Una vez allÃ, hubo charlas de diversas personalidades, y tras un ¡campai! comenzó la reunión, a veces hablando con unos y otras veces con otros, el idioma no era problema, manejaban muy bien el inglés. Todo esto acompañado con una comida deliciosa.
Hubo también las obligadas fotografÃas de grupo a cargo de los dos fotógrafos profesionales que habÃan contratado. Yo debo aparecer por alguna de ellas, aunque no en la siguiente que esa la saqué con mi cámara.
Al final, se sortearon unas carpetas y emblemas del club. El sorteo fue a piedra papel o tijera (¡!), y como es un juego que no se me dá nada bien, no gané nada. Pero bueno, a la salida todos nos llevamos nuestro recuerdo, muy curioso por cierto: una cucharilla y un dorayaki con el logo del club.
(el dorayaki, buenÃsimo. Ahora mismo estoy digiriéndolo)
Acabó en hora, como estaba previsto, justo antes de que comenzase el partido del mundial Japón-Holanda. A la vuelta en el tren pude ver como todos los japoneses iban ensimismados en su móvil viendo el fútbol en directo, gracias a que la mayorÃa de terminales llevan integrado un sintonizador de One Seg, una especie de televisión digital para dispositivos portátiles.