El florecer de los cerezos es todo un evento en Japón. Lugares como el parque Yoyogi o el estanque de Ueno se llenan de gente. Pero siempre hay rincones con pocas almas vagando, en las afueras de Tokyo, allá donde la lÃnea Yamanote no alcanza, tan bonitos o más que los más tÃpicos.
Esto fue hace ya dos semanas largas, al final del florecimiento, cuando a la gente se le empieza a pasar la excitación del florecimiento, cuando los primeros brotes verdes ya anuncian la primavera, y el trabajo del nuevo año fiscal recién estrenado empieza a fluir.
El lugar, Naka-Meguro. La hora del dÃa, lo suficientemente tarde como para ahuyentar a las masas pero lo suficientemente temprano como para que aún quedaran unas pocas almas dándose una vuelta.
Por cierto, y esto va para Jose, va a resultar que al final hacer fotos en raw no viene mal del todo ;).