Mil quinientos cuarenta kilómetros por hora

Casi sin darme cuenta la distancia entre Japón y España se ha acortado. No es que haya habido ningún terremoto que se haya llevado Rusia de por medio, ni han construído un túnel que atraviese la tierra. Simplemente es que en Europa ha llegado el verano a los relojes antes que a El Corte Inglés, y ya disfrutan de atardeceres a las ocho y pico de la noche.

Aquí sigue igual que siempre, amaneciendo antes de que hayas podido ver salir el Sol y atardeciendo antes de que te des cuenta. Y los japoneses no quieren cambiar su horario no es por tener que cambiar la hora de todos los relojes (ya que se regulan por radio), sino porque creen que una hora más de sol en la calle significa una hora más para trabajar.