En el paÃs de la tecnologÃa, no se ve ni una sola atracción de feria durante las fiestas locales. Sigue leyendo y verás cómo es un barrio en fiestas en Japón.
Era sábado por la mañana, ya varias horas después de que el Sol hubiera salido por el horizonte. DormÃa tranquilamente con la ventana abierta (y unos agradables 20º) cuando me despiertan unos ruidos desde afuera. Estoy acostumbrado a que esto pase, a pesar de vivir en el piso Nº 12 ya he sido despertado otras veces por cantos budistas, o por el repiqueteo de un martillo y un cincel retocando alguna de las lápidas del cementerio que tengo debajo de casa.
Pero esta vez era diferente, eran gritos, jolgorio de gente. Eran las fiestas del barrio. ¡Y yo sin enterarme! (aunque es normal, debido a mis limitados conocimientos del idioma japonés). No aguanto demasiado tiempo dentro de casa, me armo con la cámara y salgo. Y aquà está el resultado de dos dÃas de fiestas locales.
Como comentaba al principio, no hay atracciones de feria, es todo más tradicional, más antiguo. Quizá si alguno de mis lectores me doble en edad pueda verse identificado con escenas parecidas en su infancia. Me lo imagino, pero no lo sé, asà que agradecerÃa que si asà ocurre, añadiérais vuestro granito de arena en la caja de comentarios.
A lo que iba, la calle está llena de puestecitos. Comida, tómbola, juegos, o todo mezclado. Es la calle Honcho (本町通り), aunque el festival se llama Ushioda Jinja Matsuri (潮田神社例大ç¥, el gran festival del templo Ushioda). La calle Honcho tiene como un kilómetro de largo, y los puestos la ocupaban entera.
Vamos a dar una vuelta a ver qué tipos de puestos hay. Porque cada uno de ellos alberga sus personajes, sus curiosidades. Empecemos por el más tÃpico de todos, el de bananachoco (ãƒãƒŠãƒŠãƒãƒ§ã‚³), que básicamente son plátanos bañados en chocolate y adornados con virutas de caramelo.
¿Y esto cuánto cuesta señora?, pues mira, por 200¥ te echo una partida a piedra-papel-tijera. Si ganas te llevas dos, y si pierdes o empatas, entonces sólo uno.
Pero si no eres bueno al piedra-papel-tijera también puedes echar una partida al pinball, y con un poco de suerte ¡ganar hasta 3 bananachoco!
Si nos vemos con pocas ganas de jugar, y no queremos pringarnos demasiado con el chocolate ahora que es verano, podemos optar por unas tartaletas de caramelo lÃquido con tropezones de fruta. ¿He dicho no pringarse?
O quitémonos de tartaletas y vayamos directamente a la fruta caramelizada. Estos fresones tienen muy buena pinta.
Más pringue que esto no puede existir: algodón de azúcar bañado en sirope.
¿He dicho que más pringue era imposible?… pues dejemos a los niños hacer un pinta y colorea con pinceles y sirope sobre un barquillo, para luego cubrirlo de azúcar tintada.
Bueno, basta ya de dulces, es que soy demasiado goloso y siempre voy primero a los mismos puestos. Ahora pasemos a la comida de verdad, por ejemplo los takoyaki, esas bolas rellenas de pulpo tÃpicas de Osaka.
Pues to no veo el pulpo por ninguna parte, es lo tÃpico que dice la gente cuando come estas bolas. Bueno, cuando puede decirlo, porque te las metes en la boca y no sabes dónde esconder la lengua para no quemarte, siemre están muy muy calientes. Y si no ves el pulpo es porque no has probado auténticos takoyakis.
Más productos del mar, que para eso estamos en una ciudad portuaria: pescaÃtos a la parrilla.
No podÃa faltar okonomiyaki, una especie de tortilla tÃpica de la zona de Hiroshima.
Como en todo Matsuri, los takoyakis batallan contra los okonomiyakis entre los platos más codiciados, aunque por encima de ellos, el ganador por excelencia, es el yakisoba, fideos fritos.
Y por si acaso el personal está harto de tanta cosa rara, siempre queda la posibilidad de comerse una mazorca de maÃz o unas patatas fritas (literalmente).
Para beber, un sirope embolsado, como suelen hacer por el sudeste asiático.
Y de postre (sÃ, otra vez volvemos a los dulces), helado turco y hombrecitos de pan rellenos de castañas.
¿Qué hambre entra, eh?, bueno, tranquilos que ya dejo la comida. Ahora toca ver otro tipo de puestos. Por ejemplo, la tómbola. Se eligen unos papelitos y como premio puedes elegir entre un amplio surtido de armas de juguete (para matar el hambre y fastidiarles el negocio a los puestos vecinos).
(vaya cara de mafioso que tiene el tipo)
Si queremos algo más pacÃfico (porque el Atlántico queda muy lejos), podemos irnos de pesca. El premio son los peces en sà mismos. La trampa es que hay que pescarlos con una redecilla hecha de papel de arroz, que al tercer intento se rompe. Si aún asà no has conseguido pensar nada, te dan un premio de consolación.
Y si tu madre no quiere más animales en casa, pues vas a pescar pelotas, que no tiene tanto glamour pero no hay que alimentarlas ni cambiarles el agua cada semana.
Otros juegos de destreza son el tiro con pistolas de aire comprimido y corcho o el lanzamiento de anillas. Los vendedores son muy pacientes, y muy muy permisivos con hasta dónde acercarse. Total, los premios valen menos que la jugada en sà misma. Pero lo importante es participar, e irse con la ilusión de que tienes más punterÃa que Guillermo Tell.
Y hasta aquà llegamos con los puestos. Pero lo mejor no ha llegado aún: las procesiones, esas tan ruidosas y escandalosas que te despiertan un domingo por la mañana de mala manera. El sábado sólo estaban de preparativos, con procesiones menores, con los niños danzando por ahÃ, aprendiendo a llevar el templo para que cuando sean mayores se rompan el hombro con uno pesado de verdad. Se preparan con toda la ilusión del mundo:
(¿Y tú que miras?, anda vete con los demás a tirar del Mikoshi)
El Mikoshi es una especie de santuario, reliquia portátil que una vez al año lo sacan a pasear por el barrio. El objetivo es que la gente pueda verlo (y escucharlo) desde sus casas, y asà los dioses les traigan prosperidad (porque paz precisamente no traen) durante el resto del año. Y menos mal que es una vez al año y no todas las semanas…
(qué simpática la abuela :))
¿Os he comentado que lo riegan con sake antes de sacarlo a pasear por las calles?
Y asà todo el dÃa. Con decenas de Mikoshis danzando por las calles del barrio. Y llega la noche. Y la noche altera los ánimos, el ritmo se acelera, y la fiesta sigue. No hacen falta comentarios, las caras lo dicen todo.
(algunos prefieren verlo desde la distancia)
Y un par de vÃdeos para que escuchéis el ambiente, y entendáis cómo cosas asà pueden despertarte a pesar de vivir a doce niveles sobre el suelo.
Pero todo llega a su fin, y los matsuris también se acaban. Es domingo por la noche, la gente poco a poco vuelve a sus casas, las calles se quedan hechas un desastre (aunque a la mañana siguiente amanecerán impecables), todos se retiran, solos o acompañados. Y hasta el año que viene.
Yo no me despido hasta el año que viene. Aún no os lo he enseñado todo de este Matsuri. Mañana (o pasado) espera un post con alguna que otra sorpresa. Ya veréis…
(Para quien le interese la fotografÃa, comento que todas las fotos (¡y vÃdeos!) de este post están tomados con una focal fija de 50mm, principalmente a grandes aperturas (f1.4~f2.8). Esta vez, el zoom se quedó en casa).
10 comentarios ↓
Pedazo de post y pedazo de fotones! Es increible lo que puedes hacer con una focal fija… Y encima son tan manejables… :)
Me ha entrado hambre de dulce!
BuenÃsimo el post. Que rico parece todo. Las fotos te han salido genial.
Qué hambre (y eso que acabo de cenar)
Qué fotos!!
Pero… qué chiste más malo el del Atlántico :D
Yo también he disfrutado un montón a medida que descargaba las fotos de la cámara. Hay dÃas que los astros se alinean y uno se siente orgulloso de lo que sale :).
Eso sÃ, no cambio por nada el hecho de vivirlo… aunque luego lleve tres dÃas con el hombro dolorido ;).
*delurker mode on*
LeÃa esta entrada y pensaba: debe haberse pasado horas escribiendo y subiendo todo… Pero sólo para comentar que me encantan las fotos, sobretodo la del niño y la abuela *es simplista* Se echa de menos el no haber coincidido nunca con un festival – la comida pinta deliciosa! Y el el combini no venden ):
Bueno, en realidad en escribir la entrada no he tardado tanto (¿1h quizá?), lleva más tiempo todo lo que tiene que ver con las fotos, ya que últimamente disparo en Raw y hay que tocarles un poquito los niveles.
Además de eso, claro! Yo también soy de las que abro el Lightroom y soy incapaz de sencillamente pasarlas a jpg sin retocarlas ni que sea un poquito…
[...] La historia de los calendarios venÃa porque en cada ciudad de Japón celebran el Tanabata en una fecha distinta, de forma que en cualquier momento durante el verano te puedes encontrar una celebración por la ciudad en que estés. Eso es lo que me ocurrió en Nagoya, que sin quererlo me encontré con una calle cubierta repleta de adornos y de ese ambiente tan tÃpico de los festivales japoneses. [...]
Excelente post megusto muchisimo gracias y buena suerte ahh y cuidado con la caries jajaja…
Me encantan los dulces en particular y el turismo gastronómico en general :).
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