Literalmente. Acabo de volver de la peluquerÃa. Yo no sé japonés como para decir que quiero el pelo de tal o cual forma (y aunque lo supiera, a veces no sé ni como lo quiero). La chica que me atendió no tenÃa ni idea de japonés. Asà que indica con dos dedos algo que serÃa dos o tres centÃmetros mientras con la otra mano hace el sÃmbolo universal de las tijeras. Le contesto daijÅbu (大丈夫, OK, all right), y empieza a cortar.
Estaba ella sola en la peluquerÃa, asà que ella se limitaba a cortar el pelo. Nada más. Ni lavarlo antes/después, ni secarlo, ni siquiera cobrar. La forma de pago era con una máquina expendedora de tickets. Vas a la máquina, metes un billete de 1000Â¥ y ya has comprado un ticket de cortado de pelo. No habÃa otro tipo de tickets, asà que no hacÃa falta siquiera pulsar un botón.Â
La conversación durante el cortado fue escueta, las preguntas que entendà y supe responder eran acerca de mi procedencia, mi edad, y qué estaba haciendo en Japón. Vamos, lo que te preguntarÃan en cualquier control policial. Y al final, como no habÃa lavado de cabeza para limpiar los restos de pelos cortados, ha usado un método un tanto extraño. Abre un armario, saca un tubo largo y flexible que sale de la pared del armario y tiene como un cepillo en el extremo, pulsa un botón…. y ¡la aspiradora comienza a funcionar!. Extraño, pero efectivo.Â
Después he ido a comprar una corbata para el acto del 150 aniversario de la Universidad de Keio que se celebra mañana, y para la recepción del Rey del domingo. Curiosamente en el ascensor para subir a la cuarta planta me he encontrado con una mujer muy simpática que no sabÃa nada de inglés, pero que al entrar al ascensor me ha dicho konban wa (今晩ã¯, buenas tardes). Es muy extraño hablar con la gente en el ascensor. El protocolo es sencillo. Primero se deja salir a la gente, y luego los de fuera entran. Una vez dentro, cada persona pulsa su piso. Y cuando llega a un piso nuevo, el que está al lado de la botonera principal del ascensor (porque tienen otras secundarias en la parte de atrás), tiene que pulsar el botón de mantener abiertas las puertas hasta que todos los que quieran salir en ese piso hayan salido, quedándose él en último lugar. Â
Bueno, a ver si durante este fin de semana saco un rato para colgar las fotos del viaje a Kyoto. No estoy muy seguro de que pueda, porque el Sr. Itoh nos ha puesto de tarea un ejercicio… cuyo enunciado son cuatro páginas. Y entre recepciones con jefes de estado (es un secreto, pero mañana habrá sorpresa en la ceremonia de aniversario), y que el sábado por la tarde tengo que pasarme por el laboratorio para acabar de hacer el degas de la máquina de MBE (Mollecular Beam Epitaxy), pues mucho tiempo no voy a tener.Â
Ahora a probarse el traje, que esté listo para mañana. Por cierto, si os apetece podéis ver la ceremonia en directo. Los que están por Asia necesitan una conexión medianamente decente (lo siento Isra), los de España muchas ganas para despertarse a las 5 am, y los de América acordarse antes de meterse en la cama la noche del viernes.