Entradas escritas en mayo de 2011 ↓

De un disco duro a un disco sólido

Un buen día mi ordenador decidió dejar de fucionar. Fue poco a poco, pero terriblemente. Volvía de pasar un fin de semana fuera de casa, y al abrir el portátil, observé cómo todo iba terriblemente lento. El sistema operativo funcionaba, podía navegar por internet, ver correos electrónicos, pero cada acción que realizaba se demoraba 100 veces más de lo normal.

Ver el email era un suplicio, a pesar de que se descargan automáticamente al ordenador vía IMAP. Tardé media hora en cerrar todos los programas para asegurarme que no fuera ninguno el que andaba fastidiando. Y en iniciarse… en iniciarse se demoraba cerca de una hora. No son datos normales sabiendo que hasta ahora todo iba bien.

Sospechaba del disco duro, que con 3 años de antigüedad y unas 6000 horas de uso se acercaba al límite práctico de 10000 horas que dicen suelen durar los discos duros (a pesar de lo que cuenten los fabricantes). Así pues, le pasé una herramienta de análisis SMART, que básicamente es un auto-chequeo que el disco duro, y el resultado fue un valor terrible de los errores de lectura.

(Para quien le interese, la herramienta es Smart Utility, aunque en principio sea de pago, la versión de prueba basta para hacer una evaluación del disco en casos de emergencia.)

Como suelo mantener copia de seguridad (y en especial con Dropbox), no me dolía tanto perder el disco duro. Lo que ahora tenía que hacer es encontrar la forma de reemplazarlo por uno nuevo. Llamé al servicio técnico oficial y me dieron un presupuesto de 50.000Â¥ (casi 500€). Mejor no… mejor trato de comprar el reemplazo y cambiarlo por mi propia cuenta. Pero era complicado encontrar un disco PATA (Parallel ATA) de 1.8″ y con sólo un plato. Así pues me animé a dar el salto a los SSD, discos de estado sólido, que se llaman así por ser una pastilla sólida sin partes móviles, sin disco que gire. Como una tarjeta de memoria flash, pero con mejores prestaciones y más fiabilidad. El precio, 17000Â¥ (unos 150€) por este modelo de 64GB.

Me puse manos a la obra junto con un compañero de la universidad que había tenido el mismo problema, aunque él abandonó el portátil y se animó a recuperarlo sólo si hacíamos la operación conjuntamente. Aquí los tenéis antes de abrirles las tripas, retirarles treinta tornillos y llegar hasta lo más profundo se sus memorias para extraerlas y dejarlas en blanco, como si fueran unos recién nacidos.

Replacing Macbook Air HD

La operación fue tan delicada y cuidadosa, que la concentración me hizo olvidar sacar fotos. Sólo cuando el disco había sido extraído me acordé que quería plasmar la maravilla de la tecnología que es capaz de reducir el tamaño de los dispositivos a medida que aumentan las prestaciones. Abajo, un disco duro de un ordenador de sobremesa, arriba, el disco duro reemplazado (con almohadillas) y el SSD nuevo (azul) demostrando que la anorexia no siempre es un problema.

Comparing Macbook Air (1st gen) HD with 3.5' drive

La intervención fue todo un éxito, y a día de hoy me consta que ambos ordenadores gozan de una salud de hierro. Bueno, de aluminio. De hecho ha revitalizado mi portátil. Tener un SSD con tiempos de acceso instantáneos y mayores velocidades de lectura y escritura que un disco normal realmente marca una diferencia apreciable.

Aún así, aún hay ciertos problemas que hacen que este tipo de discos degraden su rendimiento con el tiempo, dependiendo del sistema operativo que se use. Yo he notado cómo ya no escribe a la misma velocidad que cuando estaba nuevo. No es vital, porque los programas siguen abriéndose como el rayo, aunque molesta cuando tienes que copiar grandes volúmenes de datos. Espero que este problema se solucione con alguna actualización próxima.

Para acabar, un consejo: mantened copia de seguridad, porque hay dos tipos de personas en el mundo: aquellas que han perdido los datos… y aquellas que los perderán. Afortunadamente me encuentro en el primer grupo desde hace varios años, y aprendí la lección.

Hoy, yo no voto

No me he querido pronunciar estos días ni a favor ni en contra de las manifestaciones y acampadas que se han hecho a lo largo de toda España. Las dos ideas principales me parecen buenas, pero no las formas ni la multitud de ideas secundarias que han surgido a medida que ha pasado el tiempo. Además, no me gustan las masificaciones. (Fíjate que decir esto uno que estuvo viviendo en Tokyo… pero iba a la universidad en bici, no en latas de sardinas sobre raíles :) ).

Precisamente por haber estado viviendo en Japón no puedo votar. Hace unos meses entre el PP y el PSOE sacaron una ley para que los residentes en el extranjero no pudieran votar en las elecciones municipales ni autonómicas. Tiene sentido, si no estás viviendo en un lugar, no tienes por qué poder decidir qué va a pasar con ese lugar. Aunque el mismo racionamiento podría extenderse a las elecciones generales, entonces muchos ya no estarían de acuerdo.

A lo que iba, no puedo votar porque aunque me mudé hace dos meses, recibí la tarjeta censal en febrero, estando aún viviendo en Yokohama. Podría haber corregido los datos entonces, pidiendo que me re-empadronasen en Toledo, pero no lo hice por seguridad, para que la embajada pudiera contactar conmigo en caso de catástrofe. Luego vimos que la catástrofe ocurrió, el mayor terremoto de la historia de Japón azotó al país y lo remojó con un tsunami, dejándolo temblando con cientos de réplicas, y que no existió comunicación de la embajada (sólo contactaron con los que vivían realmente en la zona más afectada, aunque al resto podría habernos pillado viajando…).

Vaya, curiosamente me he puesto a ojear más a fondo el primer link (este) y veo que sí hubiera podido votar en las autonómicas, aunque no en las municipales. De todas formas hubiera sido algo complejo, ya que un cambio al censo de Toledo no hubiera llegado a tiempo porque el censo electoral vigente para estas elecciones es aquel cerrado a 1 de febrero de este mismo año. Tendría que haber votado por correo (antes del 12 de Mayo) en España. Sería como si mantuviera el padrón de Japón, pero votando por correo desde aquí, una posibilidad contemplada por la normativa electoral:

Si algún elector del CERA (Censo de Españoles Residentes Ausentes (en el extranjero)) se encuentra temporalmente en España durante este proceso electoral, podrá solicitar (al igual que los residentes en territorio nacional) el voto por correo a partir de la fecha de la convocatoria hasta el día 12 de mayo (inclusive), sin que ello suponga su baja en el CERA. Para ello, deberá cumplimentar una solicitud disponible en cualquier oficina de Correos de España y dirigirla a la Delegación Provincial de la Oficina del Censo Electoral de su provincia de inscripción, Los electores deberán firmar la solicitud y comprobar que el funcionario de Correos pone la fecha y el sello correspondiente. Recibida la documentación electoral en la dirección de España que se haya señalado en la solicitud, el elector enviará su voto por correo certificado, no más tarde del día 18 de mayo. Estos electores no podrán votar personalmente en la mesa electoral.

Ya no se puede hacer nada. Ahora sólo queda entretenerse durante un par de horas viendo en la TV gráficas, flechas hacia arriba y hacia abajo, imaginando las más iverosímiles condiciones de gobierno en algunas autonomías o municipios, preguntándose qué hubiera pasado si las protestas de esta última semana no hubieran ocurrido, o si hubiera participado aún más gente, etc. ¿Os había dicho que me encantan las estadísticas?

Puñetazos de mentira y música de verdad en Mita

Como cada año, a mediados de Noviembre del año pasado se celebró el Mita Festival, la fiesta de los estudiantes de la universidad de Keio.

Keio Mita Festival 2010

Era la segunda vez que me acercaba, y aunque todo era igual, siempre ves situaciones diferentes dignas de capturar en la retina. Mucha gente por todas partes, estudiantes, profesores, antiguos alumnos e incluso japoneses que deciden acercarse al céntrico campus alguno de los cuatro días en que está activa la celebración.

Keio Mita Festival 2010 - Manga portraits

Esta vez no me hice un retrato manga por esos dibujantes amateur, quizá pertenecientes a algún club de cómics. Porque clubes estudiantiles los hay de todos los tipos imaginables. Por ejemplo, kickboxing, una especie de arte marcial que consiste en hacer el burro dándose puñetazos y golpes entre dos (o a veces más) personas. La batalla es, literalmente, espectacular, porque no es más que un espectáculo donde nadie sale herido.

Keio Mita Festival 2010 - Wrestling

Keio Mita Festival 2010 - Wrestling

Keio Mita Festival 2010 - Wrestling

No cabe duda de que daño se hacen, pero no llegan a herirse. Es todo una representación teatral con muy buenos actores que hasta parece que sufren de verdad.

Keio Mita Festival 2010 - Wrestling

Keio Mita Festival 2010 - Wrestling

Y de vez en cuando algún número de espectáculo… espectacular:

Keio Mita Festival 2010 - Wrestling

Keio Mita Festival 2010 - Wrestling

Otro lugar en el que me entretuve un tiempo fueron en los conciertos de ¿j-pop? ¿j-rock?, no tengo mucha idea de los j-estilos musicales, pero no sonaba mal del todo. Estas fotos se las dedico a Fernando, que aunque no le comente mucho en su blog me leo cada una de sus entradas.

Keio Mita Festival 2010 - Music

Keio Mita Festival 2010 - Music

Keio Mita Festival 2010 - Music

Keio Mita Festival 2010 - Music

Keio Mita Festival 2010 - Music

Keio Mita Festival 2010 - Music

Y antes de irme a casa, no podía dejar de tomarme una sopa de cerdo. Un tonkotsu hecho a mano (y con mucho esmero, tuve que esperar 15 minutos) de los puestecitos que los estudiantes montaban para ganarse un dinero. No sé si lo emplearán para gastos personales, algún viaje de fin de curso, o una forma de financiar su club. Me inclino más por esta última opción.

Keio Mita Festival 2010 - Pork soup (豚汁)

Ya cuando la noche ha caído la masificación se disuelve y la gente normal comienza a irse. Pero siempre queda por ahí suelto algún japonés que te dibuja una sonrisa mientras te alejas y piensas que sólo en Japón puedes encontrarte iluminados así:

Keio Mita Festival 2010 - Human Christmas tree

Certificado médico Clase 1

A comienzos de abril pasé el reconocimiento médico necesario para obtener la licencia de Piloto Comercial. Es el Clase 1  según la norma JAR-FCL 3. Lo hacen en unos pocos sitios en España. Por ejemplo, en Madrid es en el CIMA (Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial), un centro dependiente del Ejército del Aire donde te hacen análisis y pruebas de todo tipo para comprobar que estás en adecuada forma física para poder volar: análisis de sangre y orina, de espalda, electrocardiograma, espirograma, graduación de la vista, test de inteligencia, examen psiquiátrico, etc.

En cada una de las pruebas el médico te va diciendo si eres normal ó anormal, en cuyo caso pasarían a hacerte pruebas más exhaustivas o directamente te dicen que eres no apto. Por ejemplo, cuando estuve yo vi cómo a los operados de la vista les pedían un certificado específico del centro donde fueron operados, y cómo le cortaron las alas a un pobre chico que descubrió allí mismo que era daltónico (no acertaba ni una del Test de Ishihara).

Por mi parte superé todo sin problemas, en cada informe ponía normal seguido de una descripción de las pruebas efectuadas y sus resultados. No había nada que temer aunque en las observaciones del informe psiquiátrico pusiera “rasgos obsesivos y esquizoides de la personalidad”. Por lo visto también lo consideran normal. (Preguntadle a un médico y veréis cómo no es tan malo como parece).

Luego, todos estos informes se los llevan a la DGAC donde los repasan médicos especialistas y emiten el certificado correspondiente. Si en hacerme todas las pruebas y obtener los resultados (incluso de las analíticas) tardaron una mañana, en emitir el certificado tardaron un mes. Quiero pensar que habría motivos suficientes para que así fuera, incluyendo la Semana Santa de por medio.

El caso es que el certificado médico me llegó el viernes por correo certificado. Y aunque esa mañana la pasé en casa, el  tendría prisa y no llamó. Ni una ni dos veces, ninguna, pero sí que dejó la notificación indicando que había estado. (Ya está puesta una reclamación a Correos, porque no es la primera vez que ocurre). Así que hasta el sábado no pude recoger el certificado y hasta mañana no puedo entregarlo en la escuela para que me soliciten la licencia de alumno (de nuevo vía la DGAC), que según me han contado viene tardando entre una y dos semanas.

Por tanto, mi primer vuelo sufre un retraso imprevisto, como el último lanzamiento del transbordador espacial.  En principio el 30 de mayo a las 10:30 parece que va a ser posible subir ahí arriba. A ver si es verdad.

Above the clouds

Tokyo es grande

Cuando uno se imagina Tokyo, suele pensar en altos rascacielos, neones por todas partes, y por supuesto lleno de japoneses. Curiosamente, esta es la descripción que me hacían los amigos que vinieron a visitarme. Todos ellos se quedaron decepcionados al encontrar una ciudad con un montón de zonas verdes, rascacielos localizados en algunos barrios, y una extensión tan grande de zonas residenciales formadas por viviendas unifamiliares o bloques pequeños de apartamentos que las grandes aglomeraciones de gente sólo ocurren en torno a los medios de transporte (vías de tren) y puntos de ocio como centros comerciales, barrios de tiendas, calles para pasar la noche, etc.

El área metropolitana de Tokyo es una región formada por los 23 distritos especiales de la ciudad de Tokyo, 26 ciudades y 15 pueblos aldeaños. Bueno, esa es una definición. Hay otros que dicen que es el conjunto de regiones en las que, al menos un 10% de la población, viaja a diario al centro de Tokyo (alguno de los 23 distritos) para trabajar; aunque también se puede definir en términos de distancia como (tiempo de viaje desde el centro) Vs (densidad de población). El caso es que no está claro. Pero bueno, quedémonos con la versión oficial que es la primera que he escrito. He aquí el mapa:

Como veis, mide más o menos unos 100 x 100 km con la bahía de Tokyo en el medio, y ahí viven unos 35 millones de habitantes. No sé bien a qué se refieren con los colores azul oscuro, pero podrían ser las zonas con mayor densidad de población: los 23 distritos, Chiba, Kawasaki, Yokohama, y un par de ellos que así a ojo no me los sé.

Pero lo impresionante no es verlo en un mapa, sino desde el aire. En el ejemplo anterior, la frontera sureste son las montañas de Hakone, una zona natural pero muy explotada turísticamente por sus preciosos escenarios con vistas del monte Fuji (siempre que haga un día lo suficientemente claro, por supuesto). El Monte Fuji en sí mismo estaría un poco más al oeste, más o menos en la triple frontera entre provincias un poco más al oeste. Es decir, desde Tokyo hasta el Fuji hay unos 80-100km.

Ahora imaginaos un frío día de invierno después de un día con fuertes precipitaciones. Atmósfera fría, tranquila, y limpia, impecable. Una visibilidad buenísima. Yo, despegando desde el aeropuerto de Haneda a primera hora de la mañana en un vuelo nacional, con el asiento de ventanilla convenientemente elegido según la ruta que íbamos a tomar. La cámara preparada, y el Fuji haciendo su gran aparición.

Aquí podéis ver en primer plano Kawasaki y Yokohama, y al fondo el Fuji.

Tokyo is huge

Nos alejamos, se ven las primeras islas artificiales de la bahía de Tokyo:

Tokyo is huge

Más lejos aún, aquí se distinguen claramente Odaiba, el parque Yoyogi y los núcleos de rascacielos de Chiyoda, Roppongi y Shinjuku:

Tokyo is huge

Parece que la ciudad nunca se va a acabar. Los rascacielos parecen de juguete, y entre la masa de edificaciones apenas se distinguen sólo las avenidas principales, que muchas de ellas serán autopistas elevadas:

Tokyo is huge

En esta imagen se ven varios ríos. Y no es que Tokyo sea como Venecia, sino que estamos viendo tanto territorio que incluso al fondo a la izquierda se puede distinguir el mar más allá de la bahía (estamos mirando de norte a sur). Esta foto cubre un área de ciudad de unos 25km de Este a Oeste, medidos a ojímetro tomando como referencia el aeropuerto de Haneda, que está a la izquierda.

Tokyo is huge

Y la ciudad sigue y sigue extendiéndose. Es tremenda. Es Tokyo. Y es grande.

Tokyo is huge

La prensa y los terremotos

Estoy en Toledo, a 350 km (en línea recta) de Lorca, donde ha ocurrido un terremoto importante, y no lo he sentido, pero esta tarde las cadenas de TV no hablaban de otra cosa. No hace falta que os cuente por qué ya no creo a los periodistas cuando cuentan grandes catástrofes…. suficiente he tenido con la cobertura por la prensa del terremoto de Japón.

Mi intención no es quitarle importancia al asunto, pero sí dramatismo. Desde que viví el terremoto del 11 de Marzo de Japón veo la televisión con otros ojos, y hoy, cambiando de cadena en cadena me he dado cuenta de que las imágenes que muestran son siempre las mismas: un campanario derribado, coches aplastados por una cornisa, tres muros caídos y muchas viejecitas por la calle. No hay más variedad, siempre se ven las mismas imágenes desde distintos puntos de vista. ¿Acaso no es Lorca una ciudad lo suficientemente grande (90.000 habitantes) como para que muestren otros lugares dentro del mismo municipio?. En una de las entrevistas al alcalde o algún concejal (no me acuerdo) han comentado que se habían caído tres edificios.

Sé que ha habido cierto número de fallecidos, es inevitable desde el momento en que las construcciones en España no se hacen previendo sismos como en Japón. Daños estructurales de gravedad tampoco faltarán, pero me atrevo a decir que no habrán afectado a la integridad de la construcción durante los segundos -o minutos- que dura el terremoto. Carteles, escombros y otros objetos se desprenden y es lo que acaba haciendo pupa, a veces mucha. Por eso hay opiniones enfrentadas acerca de quedarte en tu casa o salir a la calle durante el terremoto. Yo soy de los que me quedaría en un interior, eso sí, con la puerta abierta y listo para salir en cuanto puedas.

Luego están los que hablarán del fin del mundo y de profecías. A esos ni escucharlos. El terremoto no ha sido para nada excepcional. ¡Desde hace siglos se sabe que es una zona sísmica! La región se ve afectada cada 2-3 años por un terremoto de magnitud similar (5-5.5 Ritcher). Son muy superficiales, apenas 1km de profundidad, y por eso producen tantos daños localizados únicamente en la zona del epicentro, al contrario que los más profundos, que producen comparativamente menos daños pero son sentidos más lejos. Lo que ocurre es que esta vez ha habido mala suerte y el epicentro ha ido a caer justo debajo de una población.

Otra cosa es que los terremotos nos asustan mucho porque el ser humano tiene miedo a lo invisible y a lo incontrolable (vaya, como en Fukushima!). Cuando todo se mueve  sabes que ni dentro ni fuera del edificio puedes huir del temblor, tampoco conoces la duración ni la magnitud que puede llegar a desarrollarse. Ese es el miedo, a lo desconocido, y no tanto el miedo a morir aplastado, porque en el mismo momento no te da tiempo a pensar en la cantidad de cosas que se podrían caer encima.

Por último, agradecería que, si alguno de los que me leéis sintió el terremoto, lo narrase a través de los comentarios para poder conocer un punto de vista que ahora mismo no tengo.

De Tokyo a Madrid, y de Madrid al cielo

Cómo pasa el tiempo. Parece mentira que haya transcurrido ya un mes y medio desde que me marché Japón. Y que dentro de tan sólo 10 días vaya a despegar de nuevo desde Madrid. Va siendo hora de poneros al día acerca de los nuevos aires que le voy a dar a mi vida y de qué va a ser de este blog de aquí en adelante.

El último post fue justo antes de subirme al vuelo de Japan Airlines que me traía de vuelta a Europa. Bueno, con estas letras os confirmo que llegué muy bien. No todos los días se viaja en Premium Economy con un avión apenas al 30% de ocupación: un Boeing 777 con menos de 100 pasajeros a bordo. Esto fue sólo 4 días después del vuelo de la vergüenza, ese que puso la embajada de España, tarde y en malas condiciones, por el que el Gobierno de España pagó 700 000 €. Para que luego dijeran que no había plazas en los vuelos de salida de Tokyo, no sólo el mío, sino el resto de los vuelos salientes de la capital de Japón estaban bastante vacíos. Básicamente quien quería salir ya se las había ingeniado para irse lo más rápidamente posible, que en Tokyo consiste en acercarse a alguna de las estaciones de tren por donde para un Shinkansen cada 5 minutos y que te deja a 500km en menos de tres horas.

Por otra parte, muchos japoneses cancelaron sus vacaciones/viajes de negocio en el extranjero, lo mismo que la mayoría de los extranjeros que tenían billete para ir a Japón. Con estos dos factores nos encontramos que los vuelos venían vacíos y volvían a medio llenar por los extranjeros más rezagados que aún no se habían decidido del todo a aprovechar la situación del país y tomarse unas vacaciones. La verdad es que fue un suceso inaudito con el que ni los japoneses más radicales habrían soñado: que los gaijines abandonasen en masa el país.

En mi caso regresé con el vuelo que me correspondía por la beca, aunque lo adelanté una semana sobre la fecha inicialmente prevista (31 de marzo). Los motivos por los que me quedaba hasta el final del mes de marzo ya se habían disipado, porque por una parte cancelaron la ceremonia de entrega de diplomas y por otro lado también se canceló una visita que esperaba en Japón (una más de las taaaantas que he recibido, ¡gracias a los que vinisteis!).

Cabe decir que en todo este tiempo los niveles de radiactividad en Tokyo, a pesar del escape en Fukushima, no han superado los niveles de radiactividad natural en las zonas graníticas de España, como Madrid y Galicia (y que ésta sea radiactividad natural no quiere decir que sea menos peligrosa, es más, a niveles tan bajos resulta estadísticamente inocua, esto es, que sus efectos (si los tuviera) son indistinguibles entre el ruido de fondo producido por otras enfermedades). Y no me cansaré de decir que la prensa internacional ha actuado de forma terriblemente alarmista y sensacionalista desde el momento en que se produjo el terremoto hasta ahora mismo. De hecho aún estoy esperando un titular del tipo: “Millones de vidas salvadas por los arquitectos e ingenieros japoneses“.

Volvamos al hilo. Después de una corta escala en Franckfurt en la que se preocuparon tanto de mis átomos radiactivos como por retirarme los objetos punzantes (¡ 0.4 mm !) rellenos de tinta líquida, volví a casa un jueves 24 de marzo. Tanto mis hermanas y el loro me reconocieron sin problemas. Ese fin de semana lo pasé descansando y deshaciendo la maleta entre platos de queso, jamón, y otros pequeños lujos.

Y luego…. bueno, es algo que algunos ya sabíais, otros quizá os imaginábais, y para el resto va a resultar toda una sorpresa. La aviación me ha atraído desde que a los doce años tuve mi primera experiencia con un cilindro metálico. Ha sido un hobbie interesante, acercándome a los aeropuertos incluso cuando no tenía que tomar vuelos, organizando peculiares combinaciones de vuelos durante las vacaciones, o echando un vistazo al cielo cada vez que escuchaba ese característico susurro. Últimamente incluso estoy escribiendo para Aviación Comercial, una conocida revista del sector en España. Y no es que me arrepiente de haber hecho Teleco en Madrid y luego desplazarme hacia la Física en Keio, para nada, de ambas cosas me siento orgulloso y han marcado dos grandes (en ambos sentidos de la palabra) etapas en mi vida. Pero hace un año, me empecé a preguntar (otra vez) acerca de qué podría hacer al acabar el Master en Japón. Por algún motivo la pregunta ya no era dónde sino qué. Y en algún momento entre simulación y simulación del silicio amorfizándose, volvió a venirme a la cabeza esa misma idea que tantas otras veces anteriormente me había autorespondido “mejor no”, y que ahora me respondía “¿y por qué no?”.

Así pues, menos de 100h después de haber aterrizado en Barajas, ya estaba yo en el madrileño aeropuerto de Cuatro Vientos informándome acerca de un curso de PPL (Private Pilot License), y dos días después volvía para matricularme y volver a casa cargado con siete kilos de libros. Esos son los siete kilos de razones que me han tenido ocupado este tiempo de ausencia en el blog. Bueno, casi todo este tiempo, porque también ha habido lugar para quedar con algunos amigos que hacía años que no les veía y seguir comiendo mazapanes y jamón casi a diario. Acerca de los exámenes teóricos que tengo que pasar, hay cuatro convocatorias al año, la última fue el jueves y viernes pasado, y me presenté a los exámenes de las nueve asignaturas. Soy consciente de que ha sido un poco precipitado y ajustado de tiempo, pero creo que he podido sacar buenos resultados en muchas de las asignaturas, aunque los exámenes son tipo test y además tienen una personalidad peculiar, así que nunca se sabe lo que puede ocurrir. Dentro de un par de semanas saldremos de dudas.

Entre medias también pasé el reconocimiento médico Clase I. Durante una mañana te hacen todo tipo de pruebas y análisis, incluso un par de psicólogos tratan de averiguar si tienes tendencias suicidas. Al final de la mañana te dan los resultados de todas las pruebas, y aunque sean aptos, aún tienen que pasar por la Dirección General de Aviación Civil, una administración en la que todo va tan rápido que, aplicando las transformación de Lorenzt de la teoría de la Relatividad Especial, el tiempo se ralentiza de sus fronteras hacia afuera y por ello aún espero que me envíen el papelito que confirma que estoy en forma.

A todo esto, la idea no es quedarme en la licencia de piloto privado (PPL), sino seguir con la comercial (CPL) y conseguir las distintas habilitaciones hasta llegar al ATPL (Airline Transport Pilot License). No hacerlo ahora posiblemente suponga algún tipo de arrepentimiento en el futuro, así que mejor intentarlo y, conociendo que la situación de la situación de empleo no es la mejor precisamente, saber que tengo un backup muy consistente en el que poder apoyarme. Y no caigáis en el tópico de que es un trabajo bien pagado (los tiempos han cambiado), porque tanto en el corto como en el largo plazo conseguiría tener un mejor sueldo trabajando de ingeniero. Mis expectativas no son otras que poder despertarme cada mañana con ganas de hacer mi trabajo en la oficina con mejores vistas del mundo.

Acerca del futuro del blog, pues no lo voy a abandonar y empezaré a escribir regularmente como os tenía acostumbrado. Aún me quedan muchas historias y fotos que enseñaros de Japón. Lo que sí que puedo decir que gradualmente irá cambiando de temática, incluso de nombre, que ya tengo un par de ideas en mente. También eventualmente he empezado a escribir en mi cuenta de Twitter, @luisjoujr, pero no le quiero hacer mucho caso porque veo cómo mucho de los que escribían blogs (y que estaréis leyendo esto ahora mismo) han dejado de escribir en los suyos, y no querría que eso me sucediera a mi. Avisadme si llego a ese punto, por favor.

Sólo me queda por decir que, según os contaba al comienzo del post, dentro de diez días, el 18 de mayo a las 9am (07:00 hora zulú) despego de Cuatro Vientos a los mandos de una Cessna 152 en primera clase práctica. De Tokyo a Madrid, y de Madrid, al cielo.