Entradas escritas en febrero de 2011 ↓

Desmontaje de mi vida en Japón

Tengo dos cajas en mi habitación, una pequeña y otra grande. En la pequeña meto lo que me llevaré de vuelta a España. En la grande lo que se queda. Ya he empezado a desmantelar la habitación, porque aunque aún quedan cuatro semanas y cuatro días, la mayor parte de ese tiempo voy a estar bien viajando o bien recibiendo visita (es decir, viajando también).

En principio Lufthansa sólo me deja llevar equipaje de mano + 20kg facturados (+30€/kg extra). Como no pienso pagar mi ropa interior a precio de jamón ibérico, voy a tener que enviar un paquete a casa. Bueno, enviaré dos, uno con libros (que sale más barato) de unos 5kg y otro con cosas variadas de unos 15kg. El precio total de ambos paquetes para un envío por barco serán unos 100€, y llegarán a casa cuando ya ni me acuerde de que los envié. El problema es que no puedo enviar el segundo paquete hasta el último día, porque ahí voy a meter el edredón nórdico de plumón de pajarraco que me mantiene caliente por las noches.

Mi vuelo despega más o menos a las 12 de la mañana, así que tengo que salir de casa cinco horas antes para estar con tiempo (Narita está lejos): 7 de la mañana. Esa noche no tendré electricidad porque me la cortan la tarde anterior. Tampoco ningún tipo de electrodoméstico, plato, vaso, etc, porque es obligatorio dejar la habitación limpia y completamente vacía. El colchón es originalmente de aquí, ese se queda, pero no las sábanas, ni la manta ni la almohada, que las tengo que hacer desaparecer el último día, sin electricidad, poniéndose el Sol a las 6 de la tarde. En fin, creo que esa última noche me buscaré algún otro lugar donde dormir.

Acerca del vuelo, el jueves me acerqué a recogerlo, porque la beca Monbukagakusho incluye un vuelo de regreso en clase turista al país de origen al acabar los estudios. Eso está bien, pero te pagan sólo el vuelo. Las tasas las tienes que poner de tu bolsillo, y por eso te hacen ir a recoger el billete, para que la agencia de viajes con la que lo tramitan te cobre las tasas. No fue mucho, unos 50€, menos de 1% del precio total del billete… me hicieron firmar un papel autorizando a que el gobierno de Japón pagase mi billete y vi lo que costó. Da miedo saber lo que han pagado a Lufthansa por un vuelo de ida en clase turista… lo digo en pesetas que asusta más: un millón. Sí, esos son seiscientos y pico mil yenes, cinco mil y muchos euros. Atendiendo al número de kilómetros sale a 0.6€ por kilómetro, proporcionalmente es como si costara 4€ de Atocha a Chamartín, 40€ de Toledo a Madrid, o 300€ de Madrid a Barcelona. Sólo ida. Atendiendo al tiempo, sale que el vuelo cuesta 6€ por minuto durante las 15h en el aire (sin contar el cambio de aviones).

Pregunté los motivos de por qué el gobierno de Japón se gastaba tanto en los billetes. La primera respuesta no me convenció, ya que me dijeron que querían gastarse más o menos el mismo dinero con cada estudiante. Precisamente los europeos somos de los que más lejos estamos (salvando América del Sur y parte de África). El segundo motivo era que el vuelo es sin restricciones, es decir, que se puede cambiar la fecha o cancelarlo sin ningún tipo de penalización, obviamente vía la agencia de viajes. Ahora bien, no creo que el porcentaje de gente que requiera de estos cambios sea demasiado. Bien podrían haberse ahorrado el 85% de esa cantidad, porque los vuelos más baratos one-way que encuentro a día de hoy de Tokyo a Madrid para esa misma fecha (31 de marzo, último día del año fiscal) son 600€ con Aeroflot y 750€ con British Airways. Y luego te hacen pagar los 50€ de tasas… en fin, hasta el último momento los japoneses me van a estar sorprendiendo.

Por otra parte ya he empezado a deshacerme de cosas. Los altavoces acaban de llevárselos, y la bicicleta se fue esta mañana. Bueno, se la llevé a Zazo, que vive a unos 20km de distancia. Salimos de aquí al mediodía cada uno con una bici (yo la mía y él una prestada de mi residencia), y tras retomar fuerzas a mitad de camino con un ramen de tomate, llegamos a su casa y yo me volví con la bici prestada de mi residencia. Ha sido curioso lo de la bici, porque ya casi no tiene frenos. Me acostumbré porque fue perdiéndolos gradualmente y el camino de mi casa a la universidad no incluye lugares peligrosos, sino que discurre la mayor parte por la ribera de un río en la que no hay ni coches ni motos. Intenté reparar la bicicleta por mí mismo hace unas semanas, y conseguí que por un tiempo volviera a frenar, pero no quedó perfecta ya que tuve que meterme a enderezar la rueda con una llave de radios, la primera vez que lo hacía, y bien sabéis que no es una tarea fácil cuando no tienes experiencia. Antes de dársela (gratis) le ofrecí llevarla a reparar a alguna de las tiendas de bicis de mi barrio, pagando él esa factura. Bueno, al final resulta que arreglarle los frenos salía por 10.000¥, como un 50% más de lo que cuesta una de segunda mano. Así que se la ha quedado casi sin frenos. La alternativa era llamar al ayuntamiento de Yokohama y pedir que vinieran a llevársela (500¥), o tirarla al mar/río y esperar que se la coman los peces rápido porque si en el futuro la encuentran y la asocian contigo por el número de bastidor podría caerme una buena multa (en Japón hay que registrar las bicicletas al igual que los coches).

Y poco más que contar. Que no paro y no tengo tiempo de subir fotos. Y que este martes empiezo mi viaje de dos semanas por el Japón más desconocido (de hecho comienzo por Wakkanai, que en japonés se pronuncia de forma parecida a wakannai, que es como se dice informalmente no (lo) sé/conozco/entiendo). Así a ojo seguiré la siguiente ruta:


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Wakkanai-Asahikawa-Abashiri-Nemuro-Kushiro-Hakodate-Aomori-Akita-Niigata-Toyama-Fukui-Amanohashidate-Tottori-Matsue-Fukuoka-Nagasaki-Beppu-Kumamoto-Kagoshima-Miyazaki

Son algo más de 4000km. Unas 6-8h de tren al día calculo. Es una tentativa de itinerario, porque se trata de cargarse la monotonía del día a día y forzarse a improvisar. Viajaré con un pase de trenes locales -ya me he hecho con un librito con los horarios de los trenes de Japón-, dormiré en cualquier lugar, y llevaré poco (muy poco) equipaje. Sé que habrá escaso tiempo para cada lugar, pero el objetivo no es tanto visitar sitios (sólo hay dos en esa lista que no querría perderme: los icebergs en el mar del norte de Hokkaido y los volcanes en erupción del sur de Kyushu), sino tener una última experiencia inolvidable en Japón. Porque sólo me quedan aquí 4 semanas y 4 días.

Febrero es corto, marzo lo será aún más

Es hora de poner esto al día. Aunque vaya a durar poco.

Fue hacer mi presentación de Master y desaparecer, será lo que muchos estéis pensando. Yo también lo pienso. Pero sigo vivo, y sigo en Japón. Estas dos semanas han sido algo moviditas.

Primero tuvimos jornada de limpieza del laboratorio en que sacamos afuera todo lo que no estaba atornillado a la pared: armarios, libros, mesas, estanterías, ordenadores, el sofá, etc. Incluso nos encontramos detrás de unas cajas a un japonés que se había quedado dormido hace cuatro meses en un rincón. Después de limpiar la habitación, todo para adentro de nuevo. Entre docena y media que éramos se hizo rápido y entretenido. Ahora mismo, dos semanas después, nadie diría que hubo una limpieza general. Sigue como siempre, igual de limpio y ordenado, por supuesto.

Después, las celebraciones para celebrar el fin de Master con el resto de gente del laboratorio. La fiesta comenzaba a las 6 de la noche en un izacaya (tipo de restaurante japonés) de la zona universitaria. Un par de horas comiendo pescado crudo y haciendo campais (brindis). En un momento dado, los que hemos acabado y nos vamos a ir tenemos que dar un pequeño discurso. Lo de siempre: que si hemos pasado muy buen tiempo con ellos, que les vamos a echar mucho de menos, que han sido unos años muy buenos. Pero aunque sea lo de siempre es la verdad. El profesorito, que a estas alturas estaba ya algo contento, decide entonces tomar la palabra, y contar algo más de nosotros. Para bien o para mal, conmigo se explaya demasiado, relatando toda la historia desde España hasta Japón pasando por Rusia y Corea (aunque bien que podría haber venido por el otro lado, atravesando los océanos Atlántico y Pacífico).

Después, la segunda fiesta, en la que básicamente somos los mismos salvo  la gente que mantiene menos arraigo al núcleo central del laboratorio que se va. A continuación nos tomamos un buen ramen para acabar de matar al pescado crudo que aún se remueve en el estómago. Y luego la tercera fiesta, en la que ya sólo quedamos cuatro personas y un zombie que se duerme en cualquier lugar. Es la última para mi, decido volver a casa pedaleando 10km en bicicleta junto al río, llego sin problemas y a las dos de la noche estoy pegándome una ducha antes de irme a dormir. Me encanta esto de no tener que trasnochar más que cualquier otro día por el hecho de salir de fiesta, concepto que dista mucho del que hay en España, porque -al menos en mi ambiente- básicamente consiste en ir de local en local (o de casa en casa) hablando y cotilleando de temas que no se tocan durante el día a día.

Luego de las celebraciones me escapé unos días al frío norte, al festival de la nieve de Sapporo. Hubo nieve para hartarse. Vendrán fotos, aunque no ahora, que llevo retraso porque justo al volver del norte me encuentro con mi ordenador agonizante. Me echaba demasiado de menos y para acabar con su sufrimiento se había suicidado clavándose los cabezales en los platos del disco duro. Una semana pasó hasta que conseguí curarle y como no me fío le he puesto un SSD (Solid State Drive) para que no pueda volver a repetirlo.

Los últimos días han pasado como un déjà vu de la redacción de la Master Thesis, ya que he tenido que readaptar el artículo científico a las peticiones de un revisor un poco malo, porque de su informe daba la impresión que sólo se había leído por encima el manuscrito. Al final ha quedado extendido y pasa de ser una letter a un artículo completo. No necesitaba ningún artículo para graduarme ni creo que lo necesite durante los próximos años, pero si he decidido hacerlo es un poco por ver qué se siente cuando tu nombre sale en el Journal of Applied Physics. A ver si hay suerte y lo publican.

Esta tarde, después de acabar el artículo, me puse a recoger mis cosas en la universidad como cada día, aunque fuera el último día. La gente me preguntaba que si iba a volver, y yo contestaba que sí. Que de aquí a que me vaya de Japón aún volveré tres o cuatro días, pero ya no para trabajar, sino para hacer papeleos varios y acabar de despedirme de la gente.

El resto del tiempo durante el mes de marzo, básicamente lo emplearé viajando por Japón y preparándome para irme. Y al final de todo echaré de menos estos dos años y medio, un poco por el país, y mucho por los que aquí han estado:

Farewell form Itoh Group

ありがとうございました!

Master’s Thesis presentation (ayer)

Ya ha pasado, fue rápido y sin dolor. A la una de la tarde de ayer daba comienzo mi presentación. A la una en punto, porque cuando en Japón programas un evento de estas dimensiones lo haces de forma precisa y rigurosa. A las 12:55:00 ya tenía el portátil enchufado. Cuatro minutos más tarde y tras configurar el proyector, siendo las 12:59:00, dejo la presentación en su primera transparencia. Medio minuto para agarrar el puntero y estar en posición a las 12:59:30. Pocos segundos más tarde, a las 12:59:40, se levanta un profesor al que pregunto ¿puedo comenzar?. Su respuesta es tan precisa como el contenido de la misma y me responde, espera, aún faltan 15 segundos para la una.

En Keio el día se divide en 6 ó 7 periodos de clases de de 90 minutos, más 15 minutos de descanso entre ellos y una hora para comer. Los períodos se indican por megafonía con una melodía. Cuando el reloj marca en punto a las 13:00:00 suena la melodía y el profesor me presenta. Inicio mis 12 minutos de presentación, a los que les siguen 8 minutos de preguntas, tal cual como estaba previsto. Para no pasarse de los tiempos establecidos, uno de los profesores tiene una campanilla (como en la recepción de un hotel) con la que da toques a los 0, 10, 12 y 20 minutos.

El toque de los 12 minutos suena mientras estoy en la última transparencia, resumiendo las conclusiones de mi trabajo. OK, todo va bien, en la práctica dan manga ancha de un minuto, pero sólo necesito 10 segundos para concluir. Luego, los profesores me preguntaron cuestiones muy buenas, y me alegra porque eso quiere decir que han entendido y (espero) han sabido valorar mi trabajo. Por fortuna tenía tantas transparencias de backup como de contenido presentado, y con este material adicional respondo ágilmente a las cuatro o cinco preguntas que me hacen. La temática de las preguntas estaba basada en la validación de las simulaciones (convergencia, variación del resultado con variación de parámetros, etc), y justificaciones de diseño frente a algunas decisiones tomadas, como por ejemplo emplear una gaussiana (¡¡simétrica!!) para modelar el desplazamiento iónico de los átomos de silicio (que el sentido común dice que no es simétrico). Tras la última pregunta aún faltan 10 segundos, que se hacen de ese silencio tan incómodo, roto por el sonido de la cuarta campanada. Puedo irme. Soy libre. O casi.

Los treinta que presentamos estos días tenemos que presenciar las presentaciones de los demás. Digo presenciar porque se trata de estar presente. Cuando el sueño me invadía decidí sacar el ordenador y ponerme a hacer algo de provecho: responder emails, ponerme un poco al día con los feeds, trastaer con la oveja de fuego y crearle un par de handlers, y al final aquí estoy escribiendo este artículo. No pasa nada porque el resto de presentaciones son en japonés y no me entero demasiado. Además, los japoneses tampoco se enteran demasiado. Por ejemplo, ahora mismo estamos en el aula 10 profesores y 33 estudiantes incluyendo al que presenta; de los profesores sólo hay uno durmiendo, el resto atienden; de los estudiantes hay 9 durmiendo (4 de ellos de forma descarada, usando una toalla de mano como almohada), 4 leyendo libros (uno en el kindle), 7 con el portátil haciendo cosas varias (me incluyo), otros 4 mensajeando con el móvil, y los 7 restantes atendiendo vagamente. Ojo, todos vestidos con traje, una imagen cuanto menos curiosa. Lo que no se escucha es ningún comentario ni cuchicheo, y si lo hacen es a un volumen inaudible por el oído gaijin.

Cuando va llegando el turno de cada uno, nos levantamos, vamos al atril donde colocamos nuestro portátil, y la presentación comienza. Suele haber unos minutos entre un presentador y el siguiente, sobre todo se empleados en caso de que los profesores quieran hacer más preguntas porque se hayan dado cuenta que el presentador no tiene ni idea. Hubo uno al que le molieron a preguntas hasta que acabó confesando que tal o cual resultado no era suyo. Concretamente eran unos resultados de cómo conseguir superconductores a temperatura ambiente con bebidas alcohólicas (leed el artículo, interesante y divertido cuando explica el origen de su inspiración: ”I thought of it because I like alcohol very much“).

Volviendo a mi presentación, los profesores quedaron muy convencidos y mi profesor me dijo extraoficialmente que la nota sería buena, pero aún tienen que debatirlo. Los resultados parciales (apto / no apto) se saben mañana  jueves, y los finales allá para la segunda semana de marzo. Lo más importante, como dijo Zazo, es saber que ya puedo tachar una línea más de mi lista de cosas a hacer en la vida:

  • Escribir un blog.
  • Tener un árbol.
  • Plantar un hijo.
  • Acabar la carrera.
  • Visitar los cinco continentes.
  • Dar la vuelta al mundo.
  • Atropellar a un canguro.
  • Volar como los cuervos.
  • Ver un eclipse de Sol.
  • Ver un eclipse de Luna.
  • Ver un eclipse de Tierra.

Ahora, unos días de descanso (el fin de semana me voy al festival del hielo de Sapporo), y después a cerrar cabos en Japón. A partir del 1 de abril ya puedo empezar a prepararme para seguir tachando ítems en la lista.

Master’s Thesis presentation (tomorrow)

I am the first of a group of seven japanese to present our Master’s Thesis on Tuesday afternoon.
It will start at 1pm sharp (GMT+9) in classroom 12-210 of Yagami Campus at Keio University, Japan.

Everyone can attend since it is open to the general public. 
However, had the presentation already being started, please refrain from entering the place.

Abstract:

Ion implantation is a technique commonly employed in the electronic industry to dope semiconductor materials. Dopant ions are accelerated and directed at high speed towards the sample’s surface. When ions penetrate in the semiconductor bulk they generate diverse forms of damage that hinder the dopant activation and enhances diffusion beyond the desired ranges. If the magnitude of this damage is increased, eventually the lattice collapses into amorphous state. This is not necessarily bad because the non-regularity of amorphous phase prevents ion channeling and, what is more important, it is easily wiped out together with the defects by the recrystallization process triggered at not-so-high temperatures. This process reconstructs the lattice leaving a high dopant activation.

However, recrystallization cannot happen in non-amorphized areas. Therefore, the layer just besides the amorphized region that contains a high concentration of defects (but not enough to get amorphized), will not be recrystallized and the damage will persist. These remaining end-of-range defects are the main cause of enhanced transient diffusion during annealing processes and current leakage in the final electronic device. The only way to control such undesirable effects is being able to predict their position inside the bulk by knowing where the amorphous/crystalline interfaces are placed after an implantation process.

We could create a database of position of amorphous/crystalline inter- faces, but to avoid the expensive requisites in time and money that experiments require, science makes use of simulators that predict the outcome of experiments by means of a model.

There have been many models proposed to calculate the span of the amorphization induced by ion implantation. Most of them work reasonably good with unreasonably bad ranges of applicability: they require a lot of fitting or tabulated parameters that have to be obtained by means of experiments, hence we can tell they are more likely designed to reproduce results rather than to predict them.

We have ideated an amorphization model that, by making use of a single fitting parameter, it is able to simulate the amorphization of a silicon bulk subsequent to a ion implantation in a great range of implant conditions. It is based in the displacement suffered by silicon atoms when the energetic ions collide with the lattice. When the average displacement is over certain threshold, the material is considered to be amorphized.

The model has been implemented with a Monte Carlo simulation in three steps. First, we obtain an atomic mixing profile from the information of vacancies generated during binary collision approximation cascades. Second, the mixing profile is convoluted with a gaussian broadening distribution in order to obtain a measure of the local displacement for each atom. At the end, it is shown the critical average displacement in the depth direction necessary to produce amorphization and hence predict the position of the amorphous/crystalline interfaces.

With our method we are able to reproduce the amorphization regions reported by a number of authors in the literature, consisting on a collection of a wide range of doses, energies and implanted species. By successfully simulating them, we demonstrated that this critical displacement is a universal value for silicon to produce amorphization.

In order to make our model easy to implement in more complex comercial process simulators, we have coded it into a software that performs all the calculations in a efficient and accurate way. Our software is easy to use and, as previously stated, it does not requires the user to adjust the results because the only fitting parameter fixed for implantations into silicon.


Terremoto (XIX)

Ayer por fin entregué la Master Thesis. Un reguero de personas que cerca de las 16:30 se acercaban hasta el lugar de entrega, un aula. Bien ordenador en filas teníamos que localizar el título de nuestro trabajo y comprobar que todo estaba correcto. A continuación, se lo entregábamos a administrativos que habían dispuesto varias mesas a modo de mostrador. Me pareció un proceso muy parecido al de cuando vas a votar (que por cierto, acaban de quitarnos parte del derecho al voto a los españoles residentes en el extranjero).

Fue una semana intensa. El jueves dormí menos horas de las que puede contar ET con sus dedos (en base 10), y la noche anterior fue en el sillón del laboratorio, porque me llegó una ola de inspiración y no hay que desaprovecharlas. Como ya sólo me queda la presentación el próximo martes, algo que tengo ya ensayado con el profesor y sólo le faltan ciertas adaptaciones, decidí ponerme esta mañana el despertador cuatro horas después del amanecer (10am, cuando ya ha pasado más de un tercio de la luz solar del día). El despertador sonó en punto, y convenientemente lo reprogramé para una hora más tarde. Hacía frío y puse la calefación para que luego no me diera tanta pereza salir de la cama.

Y una hora más tarde me desperté. Vaya fuerza que tiene mi despertador, que fue capaz de dar tres o cuatro sacudidas a la cama, tambalear al edificio entero durante medio minuto e incluso activar los sistemas de detección de terremotos japoneses:

Se nota que el despertador tiene pilas nuevas: 5.2 grados en la escala Ritcher. Aún tengo un paquete de diez sin estrenar, y me da un poco de miedo cambiarle las pilas al láser para la presentación de la Master Thesis. El objetivo es convencer, no amenazar al tribunal. Aunque podría probarlo antes en casa, vivo en un 12º piso y tengo buen rango de visión. En el peor de los casos consigo cazar a algún cuervo y freírlo para comérmelo con patatas. Bueno, mejor no, dejemos las pilas en el despertador y el láser en su estuche, a ver si va a venir la policía a buscarme pensando que también guardo armas en esta residencia de estudiantes…

Tiempo x Esfuerzo = Constante

1) Dado un periodo de tiempo largo para completar una tarea, la procrastinación sufrida es comparablemente grande.

2) A medida que la fecha de entrega se acerca, el esfuerzo aumenta en la misma proporción.

3) Mañana, exactamente a las 16:30 (GMT+9) llego a la singularidad. Por fin sabré si el infinito es blanco o negro.