Febrero es corto, marzo lo será aún más

Es hora de poner esto al día. Aunque vaya a durar poco.

Fue hacer mi presentación de Master y desaparecer, será lo que muchos estéis pensando. Yo también lo pienso. Pero sigo vivo, y sigo en Japón. Estas dos semanas han sido algo moviditas.

Primero tuvimos jornada de limpieza del laboratorio en que sacamos afuera todo lo que no estaba atornillado a la pared: armarios, libros, mesas, estanterías, ordenadores, el sofá, etc. Incluso nos encontramos detrás de unas cajas a un japonés que se había quedado dormido hace cuatro meses en un rincón. Después de limpiar la habitación, todo para adentro de nuevo. Entre docena y media que éramos se hizo rápido y entretenido. Ahora mismo, dos semanas después, nadie diría que hubo una limpieza general. Sigue como siempre, igual de limpio y ordenado, por supuesto.

Después, las celebraciones para celebrar el fin de Master con el resto de gente del laboratorio. La fiesta comenzaba a las 6 de la noche en un izacaya (tipo de restaurante japonés) de la zona universitaria. Un par de horas comiendo pescado crudo y haciendo campais (brindis). En un momento dado, los que hemos acabado y nos vamos a ir tenemos que dar un pequeño discurso. Lo de siempre: que si hemos pasado muy buen tiempo con ellos, que les vamos a echar mucho de menos, que han sido unos años muy buenos. Pero aunque sea lo de siempre es la verdad. El profesorito, que a estas alturas estaba ya algo contento, decide entonces tomar la palabra, y contar algo más de nosotros. Para bien o para mal, conmigo se explaya demasiado, relatando toda la historia desde España hasta Japón pasando por Rusia y Corea (aunque bien que podría haber venido por el otro lado, atravesando los océanos Atlántico y Pacífico).

Después, la segunda fiesta, en la que básicamente somos los mismos salvo  la gente que mantiene menos arraigo al núcleo central del laboratorio que se va. A continuación nos tomamos un buen ramen para acabar de matar al pescado crudo que aún se remueve en el estómago. Y luego la tercera fiesta, en la que ya sólo quedamos cuatro personas y un zombie que se duerme en cualquier lugar. Es la última para mi, decido volver a casa pedaleando 10km en bicicleta junto al río, llego sin problemas y a las dos de la noche estoy pegándome una ducha antes de irme a dormir. Me encanta esto de no tener que trasnochar más que cualquier otro día por el hecho de salir de fiesta, concepto que dista mucho del que hay en España, porque -al menos en mi ambiente- básicamente consiste en ir de local en local (o de casa en casa) hablando y cotilleando de temas que no se tocan durante el día a día.

Luego de las celebraciones me escapé unos días al frío norte, al festival de la nieve de Sapporo. Hubo nieve para hartarse. Vendrán fotos, aunque no ahora, que llevo retraso porque justo al volver del norte me encuentro con mi ordenador agonizante. Me echaba demasiado de menos y para acabar con su sufrimiento se había suicidado clavándose los cabezales en los platos del disco duro. Una semana pasó hasta que conseguí curarle y como no me fío le he puesto un SSD (Solid State Drive) para que no pueda volver a repetirlo.

Los últimos días han pasado como un déjà vu de la redacción de la Master Thesis, ya que he tenido que readaptar el artículo científico a las peticiones de un revisor un poco malo, porque de su informe daba la impresión que sólo se había leído por encima el manuscrito. Al final ha quedado extendido y pasa de ser una letter a un artículo completo. No necesitaba ningún artículo para graduarme ni creo que lo necesite durante los próximos años, pero si he decidido hacerlo es un poco por ver qué se siente cuando tu nombre sale en el Journal of Applied Physics. A ver si hay suerte y lo publican.

Esta tarde, después de acabar el artículo, me puse a recoger mis cosas en la universidad como cada día, aunque fuera el último día. La gente me preguntaba que si iba a volver, y yo contestaba que sí. Que de aquí a que me vaya de Japón aún volveré tres o cuatro días, pero ya no para trabajar, sino para hacer papeleos varios y acabar de despedirme de la gente.

El resto del tiempo durante el mes de marzo, básicamente lo emplearé viajando por Japón y preparándome para irme. Y al final de todo echaré de menos estos dos años y medio, un poco por el país, y mucho por los que aquí han estado:

Farewell form Itoh Group

ありがとうございました!