Hace quizá tres semanas, apenas unos dÃas antes de que comenzase el mundial, tuvimos una fiesta en mi laboratorio. Nos fuimos todos, profesores incluÃdos, a celebrar que llegaba el verano, que un par de estudiantes se iban a USA a estudiar, que otros venÃan después de haber estado un tiempo fuera, y bueno, al fin y al cabo era una excusa para hacer un nomikai.
A lo largo de las dos o tres horas que estuvimos en el restaurante, cómo no, tenÃa que salir el tema del mundial. Que quién crees que va a ganar, que si participa Corea del Norte, que si Honda es el mejor futbolista de Japón, etc. Y el profesor propone hacer una porra. Todos ponemos 500Â¥ (casi 5€, el Â¥ está muy alto), y empezamos a elegir paÃses. Éramos unos 20, y cuando llega mi turno ya cuatro o cinco se habÃan decidido por España. No es cuestión de repartir un botÃn entre tantos, tenÃa que elegir otro paÃs. Aposté por Inglaterra porque nadie aún nadie la habÃa escogido. Curiosamente a favor de Japón sólo hubo 2 personas, y una de ella no era japonesa.
Una semana más tarde, ya con la mitad de los partidos de las liguillas jugados, el profesor nos comunica que se cancela la porra. Nos devuelve a cada uno los 500¥ apostados y pone él de su bolsillo 3000¥ para que el juego continúe. No dá motivos, simplemente dice que apostar con dinero no es bueno.
Precisamente un par de dÃas antes habÃa habido un escándalo con luchadores de sumo haciendo apuestas en otros deportes. En Japón las apuestas y el juego con dinero son ilegales. Luego todo el mundo conoce los pachinko, una especie de máquinas tragaperras en las que se juega con dinero ficticio, y se gana dinero ficticio, que a su vez se intercambia por juguetes baratos y estúpidos, que casualmente te compran por un alto precio en una ventanilla situada en las afueras del pachinko. Todo el mundo lo sabe, pero aún asà los pachinko se siguen viendo y escuchando su ruido atronador en cualquier barrio de la ciudad.
Obviamente mi profesor se estaba guardando las espaldas ante cualquier problema que le pudiera caer encima (y bien que hace). Pero este es un caso que indica muy claramente como hasta en un paÃs tan regulado como Japón, se sigue midiendo con raseros distintos.
Acerca del mundial, poco que comentar. Que me dá mucha rabia que el próximo partido de España caiga aquà a las tres y media de la madrugada, más o menos cuando por estas fechas el cielo comienza a aclarar. No estoy seguro de que lo vea. Ya veré, dependerá de los planes del sábado y del domingo.
Japón ha perdido, pero no se nota tanto en los japoneses. Aunque en las últimas semanas haya habido una inundación mediática del mundial, han sabido llevar muy bien la derrota ante los paraguayos. Una cosa curiosa es que no he notado especialmente que los japoneses se emocionasen durante sus partidos. Vivo en un barrio en el que hay bastantes inmigrantes, y todos tienen sus bares donde se reúnen, asà que cuando juega un equipo tipo Brasil, Argentina, Korea, etc, se deja notar en el ambiente. Por ejemplo, una cosa curiosa es que los coreanos (del sur) se visten de rojo y se ponen cuernos para animar a su selección. Lo he visto en mi residencia (hay como 10 o 12 coreanos), lo he visto en los bares, terrazas y hasta en eventos que organizan. Y son muy muy ruidosos. Eso sÃ, aunque su equipo pierda, la celebración continúa. El caso es pasárselo bien.
(Hello Kitty es más ultra que los propios japoneses)