El fin de semana pasado recibà mi primera visita. Y no una visita cualquiera, sino la de una gran amiga, que la verdad, no esperaba que fuera a venir tan pronto. Vino el 24 de septiembre, apenas un dÃa después de mi cumpleaños, y me trajo de parte de todos un regalo estupendo: un cómic. Pero es un cómic muy especial, porque los protagonistas somos nosotros mismos. Os dejo por aquà una página de ejemplo, y si queréis más, ya os encargáis de pedÃrmelas por email.
En serio, muchas gracias :)
Bueno, ahora siendo sincero, en realidad Melanie no vino para verme, sino porque habÃa ganado un concurso de redacción e interés en la cultura japonesa que habÃa organizado la Embajada de Japón en España. Ya lo sabÃa desde hacÃa varios meses, incluso desde antes que yo tuviera seguro que iba a venir por aquÃ. Asà que aprovechando que pasaba unos dÃas en Tokyo, pues me acerqué a verla.
Iba en un grupo muy numeroso de gente de toda Europa, en principio fuimos hacia Akihabara, pero los grandes grupos son poco manejables y poco a poco la gente se fue desperdigando. Después de visitar varias tiendas con monigotes de manga, electrónica, y cualquier otra cosa friki que podáis imaginaros, pues decidimos ir a cenar. Comimos unos takoyakis en un puesto de la calle y después decidimos ir a buscar un Maiden Cofee, es como una cafeterÃa donde las camareras están vestidas de sirvientas, para el simple disfrute de los otakus que deciden ir allà a ver a personajes de manga de carne y hueso.Â
Lo siento mucho, pero de esto no hay fotos porque sólo podÃas hacer fotos a lo que comprabas. Y os preguntaréis si se podÃa comprar a las chicas. Pues sÃ, sà se podÃa. Por unos 1500Â¥ (10€) podÃas comprar el derecho a hacerles UNA foto. Y por precios similares podÃas contratarla para que te enseñara a comer, o a beber en una zona de la cafeterÃa que se asemejaba a un colegio, con pupitres y pizarra. Nada más, de ahà no pasaba la cosa. Simplemente es para que los otakus puedan disfrutar un rato.Â
Nosotros, sin embargo (Ãbamos con un grupo de mis amigos Vucanus que nos encontramos por ahÃ), sólo pedimos una soda de melón (un sabor extraño, no lo volverÃa a pedir) y un trozo de pastel. Y ya que tenÃamos derecho a sacarle foto al pastel, pues por qué no!. Aquà va:
Después nos quedamos un rato hablando con un par de otakus japoneses de cerca de treinta años que estaban algo contentos y decidieron invitarnos a su casa, pero luego se dieron cuenta de que era tarde y sus madres estaban en casa, asà que nada. De todas formas no hubiéramos aceptado.
He dicho que era tarde. Casi medianoche. Hora de estar durmiendo tanto en Tokyo como en España (la siesta). Estupendo para llamar algunos amigos vÃa Skype para ver qué se contaban. Estuvimos hablando con Zazo de la escuela y con Carlos, un amigo de la Ruta. No por molestar, sino porque sabÃamos que seguro iban a estar en casa. Saco el portátil cerca de la estación de tren y me pongo a dar vueltas buscando una wifi de FON que me habÃan dicho que habÃa por ahÃ. La encontré, pero estaba en el tercer piso de un edificio, por lo que al suelo llegaba poca señal. Otras pocas vueltas para buscar el punto exacto donde haya interferencias constructivas y el nivel aumente hasta un nivel aceptable. Acabamos por los suelos, pero pudimos hablar.
Luego nos enterarÃamos de que aunque ni Zazo ni Carlos se conocieran previamente, aunque fueran de Madrid y Córdoba respectivamente, estudiando a cientos de kilómetros, habÃan ido a parar a la misma universidad y a la misma residencia como estudiantes Erasmus. Ellos mismos se dieron cuenta hablando de sus amigos que tenÃan al mismo Luis en Japón. ¡Vaya casualidades! ¡Un saludo a los dos, de Tokyo a Darmstadt!. Â
Total, que se nos hizo tarde hablando, pudimos coger el tren de la Yamanote Line, pero no daba tiempo a hacer ningún trasbordo antes de que cerraran. Mel no tenÃa que hacer transbordos, pero yo me vi a las doce y media de la noche en medio de Tokyo. Afortunadamente estaba en un hotel tremendo, con una habitación tremenda, con dos camas, para ella sola. Entre la calle y un hotel… pues elegà el hotel. En el camino del hotel al metro hicimos unas pocas fotos nocturnas a puertas de templos en medio de la ciudad, integradas totalmente en el paisaje urbano.Â
Justo enfrente del hotel, en una sombra junto a un banco en la calle vimos algo… de color amarillo chillón. Era un móvil mucho mejor que el mÃo . ¿Cómo Ãbamos a devolvérselo a su dueño?, lo normal suele ser llamar al número de casa, o algo parecido. Melanie estuvo buscando y encontramos el Kanji de madre en la agenda. Apretamos el botón de llamar… y antes de que comenzara a dar señal cortamos. Es la una de la noche. Pobre madre. No solo por despertarla, sino también por que se podrÃa preocupar al ver que unos extranjeros están usando el móvil de su hijo. A saber qué podrÃa pensar. Asà que nos llevamos el móvil. Ya lo entregarÃamos la mañana siguiente en recepción.Â
Unos minutos más tarde comienza a sonar, y lo descolgamos. Es un japonés, que muy preocupado, querÃa saber dónde estaba su móvil perdido. Melanie, tratando de hablar con él en el japonés más formal, consigue explicarle que queremos devolvérselo. Asà que quedamos a las dos de la noche en el banco. A esas horas ya no habÃa trenes, asà que nuestro japonés tuvo que rodar su bicicleta durante cincuenta minutos para llegar. Fue muy agradecido, y se sorprendió de que unos gaijin (外人, extranjero en japonés) fuéramos tan amables con él. Al principio nos soltó unas reverencias bastante pronunciadas y nos preguntó que qué podÃa hacer para compensarnos, que querÃa invitarnos a ir a comer a algún sitio. Pero no eran horas, y a la mañana siguiente Mel tomaba un vuelo a Hiroshima, asà que decidimos posponer la invitación a la próxima visita de Mel a Tokyo (¿abril?, ¿verano?). Mientras tanto nos contaba historias de su vida, que tiene 40 años, es buceador profesional, viaja por toda la costa de Japón dando clases de buceo y surf, que se iba a ir a Okinawa (como las islas Canarias, pero en Japón), y otras cosas de las que ya ni me acuerdo.
AsÃ, hablando en mitad de la calle, pasó un buen rato, hasta que nos intercambiamos los números de teléfono (vÃa infrarrojos, por supuesto), nos hicimos un par de fotos y nos despedimos, hasta pronto. Las fotos no las tengo por aquà en esos momentos porque las sacamos con la cámara de Mel, pero las pondré aquà cuando la consiga.Â
A la mañana siguiente tenÃamos que levantarnos a las 7 de la mañana, asà que con sólo 4 horas de sueño cuando sonó el despertador tuve unos segundos de confusión porque no sabÃa dónde me encontraba ni qué hora era. Fue como si el sueño continuara en la vida real, pero sin saberlo. Al abrir la persiana ya me aclaré un poco las ideas al ver el skyline de Tokyo. Os lo dejo aquÃ, de dÃa, y de noche.Â
Aquà acaba la historia de esta visita fugaz. A ver quién es el próximo que se atreve a acercarse por aquÃ, entre volcanes, terremotos, y millones de japoneses.
9 comentarios ↓
Yo quiero ir por allÃ!! Pero habrá que ver si es posible o no, porque vaya precios!! Jajaja!!
Qué pasada el cómic, mola un montón!! :)
Ya me imagino la que montarÃais los dos por allá… Mel y Jou, Jou y Mel… qué peligro en Japón!! Y más con tiendas mangas, freaks y geeks!!
Jejeje… es curioso lo charlatanes que son los asiáticos si se lo proponen.
Un abrazo ;)
Es que es de coña…como dice mi hermana: “vosotros quedáis en unos sitios más raros…” Casi a la otra punta del mundo.
Qué bien nos lo pasamos haciendo tu regalo :) Nos reÃmos un montón.
Tengo pensado robar un banco para poder ir a verte y también al Tibet. Cuando lo haga ya te aviso y me voy para allà :D
Quizás serÃa más inteligente hacer lo que Enric Duran…
Jejeje!!
:)
Joer, pues sà , eh Isra? El tÃo ese sà que se lo ha montado bien…asà que nada, a estudiar el sistema a ver por dónde cojea y nos vamos todos de viaje :p
A ver cuándo venÃs por aquÃ… de momento tenéis tiempo de sobra, aunque según las últimas noticias parece que acabaré el Master medio año antes (en total, 2 ~2.5 años en vez de 2.5~3 años).
Isra, tú y yo ya deberÃamos ir hablando lo de estas navidades. Korea, Tailandia, Hong Kong, incluso Singapur. Donde sea, pero me apetece seguir conociendo Asia.
[...] IncreÃble. Sigue como siempre, porque siempre te encuentras nuevos detalles. Y os dejo un montón de fotos. Las primeras, del viaje de hoy, principalmente en el museo de la ciencia. Las siguientes, de cuando fui a finales de septiembre, el mismo dÃa que me despedà de Melanie. [...]
Que envidia me dais Jou. Me encantarÃa ir y conocer Japón, pero dos cosas me lo impiden:
a) Mi presupuesto económico, tan elevado como la fosa de las marianas
b) y más importante: Mi terror absoluto a montarme en un avión.
Si a deja de cumplirse, entonces un venazo muy gordo podrÃa anular b… pero solo yo no me monto en un avión, o las azafatas tendrÃan que estar sedandome XD.
Tanis, el miedo a los aviones es irracional. Es como evitar conectar tu ordenador a internet para evitar los virus. Conseguirás tu propósito, pero te estarás perdiendo todo un mundo que visitar.
Y acerca del dinero… todo es relativo. ImagÃnate que cada noche que sales te tomaras una copa menos y ahorrases 5€, o en vez de una palmera en la escuela compras media y la compartes con Jose. SerÃa una vida más saludable y con más viajes :).
Hola, que bonita historia que contas, me agrado mucho leer tu experiencias, a mi me encartarÃa ir a conocer a japon y de echo es algo que tengo pensado hacer de escho estoy empezando a recibir clases por de japones vÃa Skype a través de https://preply.com/es/japonés-por-skype, asà dominar el idioma al llegar asà poder difrutar a plenitud la experiencia de conocer a Japon
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