Japón está lleno de cosas kawaii, una palabra muy útil y que podrÃamos traducir como “monada”. Imaginaos a los obreros en una calle abriendo zanjas y poniendo a lindos conejitos rosados con luces que parpadean para evitar que los coches o peatones se metan de patas en el tinglado.
Es una forma de darle un toque de informalidad a la ciudad, de hacer las obras más amigables. Pensé por qué no hacÃan esto en España, y comprendà que no serÃa posible porque los conejos acabarÃan pintados, mutilados, o en el mejor de los casos, colgados de la pared de la habitación de sus raptores.
Es una pena que tengamos que conformarnos con las tÃpicas vallas amarillas (aunque en Toledo son moradas) por culpa de unos pocos. Y con muchas otras piezas del mobiliario urbano ocurre lo mismo, como español estamos acostumbrados a pensar que tiene que ser fácil de limpiar, difÃcil de llevar y a prueba de gamberros.
Lo único parecido que he visto aquà a prueba de gente son las fundas que ponen a los postes y farolas para que la gente no pegue publicidad en ellos. Aunque no protegen la funda en sà misma, que en cinco segundos la podrÃas quitar.