Voy a acabar de contaros y subir las fotos de mi última etapa en Corea: la isla de Jeju.
Lo primero la pronunciación, no vayáis por ahà pronunciando esas jotas tan fuertes como los españoles las pronunciamos. Tampoco como nuestra “y griega” que lo pronuncian en otras partes del mundo. En coreano es más parecido a la “ch”. Asà que estamos hablando de la isla de “Chechu”.
La isla me recuerda mucho a Tenerife por varias razones. Primero es que está alejada del territorio continental (obviamente, es una isla), hacia el sur, de forma que tiene un clima algo más templado, sólo algo más, porque bien que me morà de frÃo ahÃ. Es de origen volcánico y, entre los muchos cráteres, tiene el pico más alto del paÃs. También ha desarrollado históricamente una cultura diferente, muy relacionada con la naturaleza mágica que inspira un paisaje volcánica. Y por último… es el destino vacacional preferido por los coreanos. Yo creo que es asà porque irse a Japón les sale un poco caro (las cosas cuestan el doble), y ya después les quedarÃa Taiwán o el sudeste asiático, un pelÃn lejos. Pero bueno, en esto no se parece tanto a España porque sólo hay que ver la cantidad de gente que va a lugares como Cuba, República Dominicana y Cancún con el único propósito de encerrarse en un hotel durante una semana.
Volviendo al tema de la isla, hablando de tamaños, es pequeña, unos 70km de Este a Oeste y 30km de norte a sur. No hay tren, pero sà una red de carreteras muy bien organizadas, básicamente una circular que rodea la isla y cuatro que van de norte a sur, dos a cada lado del volcán. Hay autobuses cada 20 minutos que hacen diferentes recorridos, y el precio son 1000won (0.6€), independientemente de a dónde vayas. La idea es montarse en uno y bajarse donde a uno le apetezca, y asà de autobús en autobús recorrerse la isla. Pero yo sólo tenÃa 2 dÃas y medio. Muy poco tiempo. HabÃa que aprovecharlo. Asà que, haciendo uso del carnet de conducir internacional (de coches), me acerqué a una tienda de alquiler de motos a ver si colaba. Y coló :).
Aquà tengo que aclarar un par de cosas. La primera es que con el carnet de conducir basta para motorizarse hasta 50cc. La segunda es que conseguir que te alquilen una moto en Corea es más complicado a que te alquilen un coche. No se fÃan de los extranjeros y aparte de pedirles el pasaporte y licencia internacional de conducir, les piden o una identificación coreana o un número de móvil coreano. Al final, después de recorrer tres o cuatro sitios, conseguà que me alquilaran una a cambio de darles una tarjeta del hostal en el que me alojaba (Yeha Guesthouse, con muy buen ambiente por cierto).
El hombre me habÃa preguntado si habÃa conducido una moto alguna vez. No le engañé, y le dije que nunca. Luego me preguntó que qué tal me manejaba con una bicicleta, y al decirle que sin problema, él tampoco tuvo problema en dejarme la moto. Fueron 12€ al dÃa incluyendo guantes, rodilleras y casco. Me dieron un mapa y me tacharon las carreteras por las que no deberÃa ir (montaña), y con un par de mandarinas me desearon buena suerte.
La isla era mÃa. Ahora tocaba descubrirla. Vamos a dar un paseo. Me puse a callejear (carretear) sin rumbo fijo, y llegué a un templo curioso y bonito. Allà una señora me invitó a comer, pero amablemente dije que no porque ya habÃa perdido mucho tiempo y las horas de luz se me escapaban de entre los dedos.
El Buda mirando al mar es de los más bonitos que me he encontrado en Asia. Seguro que él también está contento de tener esas vistas.
Por si no me habÃa perdido, por el camino me encontré un laberinto y decidà perderme en él. Es de estos en el que crecen pinos de dos metros y pico de altura siguiendo un curioso patrón. Entre medias hay puentes y algún que otro pasadizo secreto para atajar. No era demasiado complicado, pero sà muy divertido. Apuesto a que me lo pasé mejor que los niños que estaban por ahÃ, jeje.
Tardé como media hora en encontrar la salida. Las estadÃsticas jugaban a mi favor. Un 90% de los que entran salen. El resto… tienen que ir a rescatarlos. Por si acaso el folleto informativo traÃa un mapa incluÃdo (y no hice trampa, yo no vi el mapa).
El laberinto me supo a poco, asà que decidà incrementar el nivel de emoción y meterme en una cueva subterránea. En la Lonely Planet decÃa que era patrimonio de la humanidad, y que a pesar de llevar cerrada varios años, se puede pasar muy fácilmente por un lado de la verja. Y asà fue como entré a la galerÃa de la serpiente.
La verdad, no comprendo cómo esta maravilla de lugar puede estar cerrado al público. Es una cueva de varios cientos de metros de longitud creada por el flujo de lava de un antiguo volcán. La lava cuando se solidifica ocupa menos volumen que lÃquida, entonces deja hueco a que corrientes de agua la vayan erosionando y quede la galerÃa en sà misma. Como véis el tamaño es enorme.
A pocos kilómetros de ahà habÃa otra cueva ya habilitada para entrar en ella, y por ello no habÃa más remedio que acceder pasando por taquilla. Igual de impresionante, pero con mucho menos misterio al estar iluminada y llena de turistas.
En las últimas dos fotos podéis ver la colada de lava y las marcas que dejaba en las paredes respectivamente.
Desde las cuevas de lava seca, me acerqué a un cráter dormido. No era gran cosa. TenÃa forma de cráter, pero nada más. Mucho mejor fue mirar hacia detrás y disfrutar del atardecer.
Y para acabar el dÃa una de esas tonterÃas que vemos por la TV y que nos parecen tan curiosas: la carretera fantasma, donde los coches que se dejan en punto muerto suben la cuesta. El coche de la siguiente foto estaba yendo hacia delante… ¡sin motor!.
Yo lo probé con una botella de agua, y en efecto, la botella subÃa, que en realidad bajaba, pero al haber una cuesta a continuación (esta ya sÃ, hacia arriba) daba la impresión de hacer de bajada. Cosas de nuestros ojos. O nuestro cerebro mejor dicho.
El primer dÃa me lo habÃa tomado con calma. Lo principal era familiarizarme con el vehÃculo. Apenas le hice 50km, los suficientes como para entrenarme para el dÃa siguiente.
Mi plan era darle la vuelta a la isla. Y acabé haciendo más de 300km (recuerdo, en ¡scooter!). Eso sÃ, empecé pronto. Una hora antes del amanecer ya estaba en ruta buscando la punta del este, buscando el amanecer, sunrise peak lo llaman. Amaneció como siempre, pero después del madrugón y del frÃo que habÃa pasado por la carretera (en torno a 0º) me supo a gloria.
Seguà dando la vuelta a la isla, y por el camino me encontré que, al igual que en Japón, a la gente de aquà también les gusta poner las piedrecitas una encima de otra, pero de una forma exagerada. Sigo insistiendo en que eran los sismógrafos de los antiguos: ponen una pila de piedras y atan debajo a un gato, cuando el gato maúlla entonces es que está ocurriendo un terremoto.
Pasé de ver el museo folclórico y me metà en una casa tradicional a comer a las 10 de la mañana (habÃa desayunado ya hacÃa 6 horas). Era el primer cliente del dÃa y me trataron de lujo. Comà cerdo negro (jabalÃ) jejuano con kimchi y otras cosas que no me atrevà a preguntar lo que era. Todo por 3€.
Y seguà mi camino. Montañas, cascadas, increÃbles formaciones rocosas en la costa, más cuevas, pequeños paraÃsos con vistas al mar, etc.
(curiosos asientos)
Llegó el atardecer, y busqué un buen sitio para verlo, cerca del oeste de la isla. Allà me despedà del Sol que me habÃa acompañado desde el comienzo del dÃa. Nos dijimos adiós, y hasta mañana.
Pero al dÃa siguiente sólo tenÃa moto hasta el mediodÃa. No me iba a ir muy lejos. Me quedé por la ciudad de Jejusi, la capital de la isla, viendo algún que otro museo tÃpico.
Dicen que la isla de Jeju fue habitada por los descendientes de tres hombres que salieron de unos agujeros en el campo. Cada uno lanzó una flecha hacia un lado, y se quedaron con el terreno donde la flecha habÃa caÃdo. Los agujeros tienen un nombre un poco impronunciable, Samseonghyeol, y además no te puedes acercar a ellos, no vaya a ser que metas la pata.
No me esperaba tanto de Jeju. Pensaba que iba a ser un lugar demasiado turÃstico y sobreexplotado, pero me encontré con auténticas maravillas. El truco, saber alejarse un poco de los puntos de interés señalados en los mapas y atreverse a perderse. VolverÃa a perderme por sus carreteras. Eso sÃ, con un poco más de tiempo y en una temporada más cálida, que la estrategia de encebollarse en capas de abrigo no funciona bien cuando vas motorizado.
La vuelta a Japón, justo el dÃa en que por la ola de frÃo siberiano habÃan cancelado todos los vuelos en la corea continental. Pero el mÃo no pasaba por allÃ, sino que era directo a Tokyo, asà que volando como los pájaros me comà el último kimchi y me despedà de Corea.
10 comentarios ↓
Impresionante Luis!
muy buen post luis, te has atrevido con la scooter en ese viaje :-D. Ya sólo te falta el látigo para ser como Indiana Jones! jaja
¿Qué te decÃan los coreanos al verte allÃ? Algo curioso que te preguntaran?
No es tan extraño ver occidentales en Corea, la mayorÃa son o profesores de inglés o militares que Estados Unidos tiene allà por si acaso a los del norte se les cruzan los cables.
Aún asÃ, el hecho de venir de España ya les parecia lo suficientemente exótico, y una y otra vez se repetÃan las conversaciones acerca de lo mismo: fútbol y paella.
Menos mal que no te perdiste, porque las fotos en las que llevas las gafas de la moto no tienen precio!! :D
Un abrazo ;9
Peores gafas que he llegado a ponerme… jaja
[...] vezla moto es mas potente que cuando alquile una en la coreana isla de Jeju. No tengo ni idea de cuantos cc tendra, pero se nota el empuje cuando le retuerces el extremo del [...]
[...] también una de las provincias más despobladas de Corea, la más alejada de Seúl (exceptuando la isla de Jeju), y con una costa muy curiosa que forma miles de islas y precipicios interesantes de ver. Asà que [...]
Hola Luis,
Estaremos por Jeju en breve, podrias indicarme donde alquilar la moto? tienes alguna direccion?
Gracias
Eso fue hace demasiados años. El lugar donde alquile está cerca del hostel “Yeha guesthouseâ€, pero puede que después de tanto tiempo ni siquiera exista ya.
Gracias de todas formas ;)
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