No iba a estar en Seúl toda mi estancia en Corea, asà que salà hacia el sur. Mi idea iniciar era ir a Pusan, pero el dÃa del viaje en sà lo tenÃa libre. Y como el dÃa anterior me habÃan enseñado unas fotos de un Buda con sombrero, decidà ir a buscarlo.
En Corea como en Japón lo más eficiente es moverse en tren. Asà que desde la estación de Seúl lidié con una máquina de billetes (posiblemente más intuitivo y con mejor conocimiento de inglés que el taquillero). Por cierto, las estaciones de trenes están llenas de militares, es lo que tiene que la mili dure dos años en este paÃs.
Un KTX de alta velocidad como el de la foto anterior y otro tren más lento pero en el que era imposible aburrirse me llevaron a mi próximo destino: Daegu.
Allà no tenÃa tiempo que perder. Y perdà un montón de tiempo buscando una taquilla donde dejar el equipaje, puesto que el Buda estaba en lo alto de una montaña, y no pensaba hacer del camino una peregrinación. Encontré una en la que la única medida de seguridad era tu dedo. Lo metÃas por un agujero, le sacaba un par de fotos, y listo, metes el equipaje y a marcharse a otra parte. Me costó comprender cómo funcionaba. Y de lo frÃas que tenÃa las manos le costó a la máquina entender que mi dedo era de verdad, de una persona viva. Cómo calentar un dedo y que posteriormente siga siendo reconocible en una foto lo dejo a vuestra imaginación.
Pues venga, deprisa y corriendo a subir a la montaña. Muy bonito el paisaje, pero no tengo tiempo para verlo, que anochece.
Y cuando llego arriba ¡Ay cuando llego arriba!… no hay nada. No hay buda. No hay templo. Sólo una bonita vista al atardecer. Ya decÃa yo que los últimos cien metros se me antojaban algo salvajes.
Y miro al lado… y veo lo que ya me imaginaba. La montaña a la que deberÃa haber subido. ¡Ouch!.
Pues venga, bajar al valle y volver a subir. 200m de desnivel para abajo y 300m más para arriba. Corro. Quiero ver el Sol poniéndose. Maldito Buda con sombrero. Quién le mandarÃa irse a la montaña de al lado. Pero llego. Justo a tiempo. Sudando por todas partes y con la lengua en los tobillos. Quién dirÃa en la siguiente foto que acababa de pegarme una paliza… y que hacÃa 0ºC !.
Un ratito por ahà arriba, y a bajar de nuevo, ahora también corriendo porque se me hace de noche y caminar por la montaña de noche sin linterna se antoja complicado.
En la estación no tuve problema para abrir la taquilla de nuevo (esta vez ya me sabÃa el truco). Y con las máquinas de billetes también sin problemas. Aunque me sorprendió que no existiera ningún tipo de torno ni control de acceso a los andenes, ni siquiera me crucé con el revisor en los tres trenes que cogÃ. En la estación, tan sólo una lÃnea amarilla pintada en el suelo tras la cual se supone que no puedes estar sin billete ¡y la gente lo cumplÃa!.
Y me encontré con una bonita estampa que hacÃa años que no veÃa (cuando iba a Madrid en autobús). Una pareja despidiéndose. El tren se va acercando y ella rompe a llorar. Él trata de consolarla con palabras que no entiendo. La chica sube al tren, es una parada corta, el tren rápidamente se pone en marcha y desde mi asiento veo la silueta del chico corriendo por el andén, hasta que se pierde de vista.
7 comentarios ↓
Venga Luis, no nos times, seguro que contrataste a un pobre Coreano para que te subiese a la segunda montaña a aupas!! Desde luego… Jajaja!!
Yo nunca he contratado a nadie para que me ayudase a mi (ni a mi equipaje) a subir a ninguna montaña ¿y tú? :P
Yo tampoco :P
Y qué pena me daban los de Kota Kinabalu macho, ¿cómo puede ser la gente asÃ? OrganÃzate bien y deja el equipaje pesado a parte, no mandes a un pobre hombre con 1000 kilos a la espalda como si de un burro se tratase :(
Y menos aún si realmente no es necesario…,
[...] último, de Yeosu partimos hacia Daegu (que ya es fuera de Jeolla del Sur), más que nada porque una vez estando en la estación de [...]
Un dÃa los llevo al Chirripó a ver si no quieren pagarle a los porteadores (pero no son explotados, ellos estan hasta sindicalizados). Luego no los quiero ver caer muertos por la falta de oxigeno en Monte sin Fe o en la Cuesta de los Arrepentidos…
Hay que tener cuidado con estas cosas. A veces la gente pide demasiado dinero por un trabajo arriesgado y luego, cuando algo falla, le piden responsabilidades al gobierno. ¡Hay que ser más coherente!
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