Al monte Fuji sà se puede subir en septiembre (y en junio). Comienzo contradiciendo a millones de japoneses, cientos de páginas webs y decenas de guÃas que niegan que al Fuji se pueda subir fuera de la “temporada oficial” de ascenso, que más o menos coincide con los meses de julio y agosto.
Durante la temporada eso sà hay muchas más comodidades. Para empezar es más fácil llegar a la base, tienes multitud de autobuses desde las estaciones de tren de los alrededores, e incluso desde lugares más lejanos como Tokyo (100km), algo que resulta muy conveniente porque ahorras en tiempo y dinero. Una vez en el Fuji no te sentirás solo, miles de japoneses o turistas habrán tenido la misma idea que tú. Porque durante esos dos meses suben 200.000 personas. A ojo salen unas 3000 diarias. Ahora a ver quién es el listo que se va allà el sábado de la semana del Obon a mediados de agosto. Pero todo está controlado, hay aseos públicos (de pago) suficientes como para que cualquier anciano con incontinencia urinaria pueda subir y bajar sin que su pajarito haya tenido la ocasión de disfrutar de las vistas y el aire puro de la montaña. También hay estaciones con hostales de cientos de plazas (un poco hacinados, restaurantes de ramen, tiendas en las que te venden desde chocolatinas hasta botellas de oxÃgeno para combatir el mal de altura, y lo mejor de todo… ¡máquinas expendedoras de refrescos!, cuyos precios son un buen indicador de la altura donde están colocadas.
Pero todos estos chiringuitos están cerrados fuera de temporada. El monte Fuji se transforma en una montaña normal. Tienes que cargar con tu propia bebida y comida, dormir (o no dormir) al aire libre, y por supuesto evacuar con el fresco que hace allá arriba. Con estas no me extraña que cuando le dices a alguien que vas a subir fuera de temporada te intenten quitar la idea de la cabeza con terribles historias de personas que han muerto en el Fuji, al menos involuntariamente. Lo que no cuentan son las imprudencias cometidas, o el considerar que van a la montaña como si de un paseo se tratase, con zapatitos y camisa blanca, sin informarse adecuadamente de qué se van a encontrar, cuánto van a tardar o cuáles son los horarios de regreso de los buses, y con una botella de té como único elemento de supervivencia. De estos no hay muchos, pero los hay. Y me imagino que son los que lamentablemente primero caerán en una especie de selección natural. Los segundos son los que se quedan esperando durmiendo en el coche y les aplasta una roca.
Asà que que no quede duda. Se puede subir por un amateur mientras las condiciones sean adecuadas (no haya nieve, ni lluvias o viento excesivo). La montaña no está cerrada fuera de temporada. Los chiringuitos sÃ.
Tras esta breve introducción, paso a relatar mi subida al Fuji (fuera de temporada, por supuesto), acompañado de Juan Carlos, Marta, Ãngela y Javi cuando vinieron a conocer Japón el pasado septiembre.
Normalmente el Fuji se sube desde el punto más alto donde te dejan los autobuses, alrededor de los 2000m, se tarda 7 horas en el ascenso, 1h más si le das la vuelta al cráter, y 5h el descenso. Además, contad con tres horas para el trayecto desde Tokyo, ya sea en tren+autobús o sólo autobús, aunque esté a sólo 100km primero hay que conseguir salir de la gran ciudad y luego meterse por carreteras sinuosas. El caso es que hay que contar con unas 18~20h para hacerlo todo. Lo que se suele hacer es empezar a subir por la tarde, dormir cerca de la cima, ver el amanecer desde arriba y descender por la mañana.
Hay cuatro caminos posibles para llegar hasta arriba. Después de informarme en varias páginas, y contrastar horarios de autobús, lo mejor resultaba ser subir por el camino de Suribashiri y bajar por el de Gotemba. Como no era plan de quedarse a dormir al aire libre a 0º, empezamos a subir a las nueve de la noche con la idea de llegar a la cima al amanecer (5am) y bajar tranquilamente a lo largo de la mañana. Tomamos el último autobús desde el pueblo de Gotemba hasta la 5ª estación de Suribashiri (dividen el ascenso en 10 estaciones, y la 5ª a unos 2000m es hasta donde se puede llegar por carretera). Ãbamos solos en el autobús. Cuando llegamos arriba el conductor nos preguntó que si estábamos seguros. Y al ver que no nos convencÃa para volver, nos dio ánimos :).
Y ahà estábamos, bien entrados en calor por el delicioso ramen que habÃamos cenado un rato antes, y dispuestos a subir riéndonos recordando las empanadillas de Móstoles.
Nos lo tomamos con tranquilidad. Ãbamos por medio de un bosque en una noche de luna nueva. Apagando las linternas no se veÃa nada, una oscuridad a la que no estás acostumbrado viviendo en la ciudad. Pero estaba bien señalizado, y de vez en cuando habÃa claros en los que se puede disfrutar de buenas vistas, aún de noche.
Incluso de vez en cuando nos encontrábamos con un pequeño altar de ofrendas, mirad si no éste de cascabeles:
SubÃamos sin prisas para evitar el mal de altura y haciéndonos una pelota todos juntos en las paradas. HacÃa frÃo para ser septiembre (~0º). La subida no era especialmente complicada, pero tampoco un paseo por el campo: hay zonas rocosas, otras de arena donde das tres pasos y retrocedes dos o lugares donde no queda más remedio que agarrarse a la cuerda guÃa.
Hasta la octava estación fuimos solos. Una vez allà ya vimos a unas 15-20 personas, y en la cima serÃan unos 150, que se fueron tan pronto el sul hubo salido. Aunque no vimos el amanecer, el horizonte estaba nublado y sólo vimos el fantástico juego de colores cambiando en el cielo y montañas.
Ese banco de madera que veis estaba ahà indicando el mejor sitio. Pero claro, poner un banco para las miles de personas que vienen en verano serÃa poco, asà que habÃa bancos por todas partes. Que si te sientas en el suelo el culo se queda frÃo. Parecen hamacas de las que alquilan en la playa… pero no creo que nadie quiera tomar el sol en la cima del Fuji.
Las vistas de los alrededores mirando hacia afuera, increÃbles también.
Y ahora mirando hacia dentro. Lo de la primera foto es la estación metereológica del Fuji, a la que estaban subiendo en helicóptero materiales de obra y obreros para adecentar unos muros.
Antes de bajar intenté dejar el primer anuncio publicitando este blog, pero las piedras negras no pintaban tan bien como me lo esperaba en las piedras blancas, asà que quedó un poco chapucero.
Se nos fueron dos o tres horas por ahà arriba. Se estaba a gusto con poca gente (el grueso de japoneses apenas se hicieron la foto de rigor ya estaban bajando). Y bajamos por el Gotemba Trail, que es el más largo de todos, ya hasta los 1400m de altura no llega el autobús, pero también el más divertido. Ahora veréis por qué. Durante la primera mitad de recorrido era todo un mar de piedras que habÃa que ir sorteando. Completamente agotador (recuerdo… sin haber dormido la noche anterior), y leeento. Apenas bajamos 200m en 3h.
Pero llega lo divertido. La pista de arena. Más que arena eran piedrecitas de medio centÃmetro de diámetro. La estrategia: bajar corriendo deslizándose. Asà durante más de 2h. Bajabas a toda velocidad, a veces sin control, pero no habÃa nada ni nadie que se te fuera a poner de por medio, asà que dejabas que tus piernas siguieran moviéndose.
Al principio molestaban las piedrecitas que se metÃan en las botas. Pero sólo si se te meten una ó dos y se andan moviendo por ahÃ. Cuando en la bota hay más piedras que pie, no hay nada que se mueva, y aunque no es tan agradable como las plantillas acolchadas, puedes considerarlo como una sesión de reflexoterapia cortesÃa de Fuji-san.
El precio a pagar, la polvareda que levantábamos. Acabamos negros de ceniza volcánica. Tanto que antes de volver a casa nos fuimos a unos baños públicos para adecentarnos un poco.
Y ahà está. Lo hicimos. Estar en la cima de Japón, en su sÃmbolo más preciado, que tanta admiración e historias ha ocasionado a lo largo de los siglos.
Quizá por eso, cuando volvÃamos en el tren, no podÃamos evitar buscarlo en el horizonte.
El balance final fue muy bueno. Todo acabó estupendamente salvo detalles como las inexistentes horas de sueño y el cansancio extremo que me entró por el mal de altura. VolverÃa a hacerlo. Aunque digan que subir el Fuji dos veces es de estúpidos.
No he comentado que rescatamos a varios japoneses a lo largo del camino de vuelta. Unos llevaban toda la noche perdidos y sin agua ni comida, asà que les dimos algunos onigiris (bolas de arroz), una botella de aquarius y un mapa. Más abajo otros que no iban preparados, y acabarÃan igual que los anteriores. A éstos lo mejor fue advertirles de que no se iban a enconrtrar máquinas expendedoras y de que todo estaba cerrado (querÃan llegar a cima para cenar en el restaurante de allà xD), asà que se replantearan el plan de subida. Como se encabezonaron, les di mi dirección email y les pedà que si lo conseguÃan que me lo contaran con un mail a la semana siguiente. Sobrevivieron :).
Algo más: me llevé el GPS tracker y estuve grabando el recorrido. Aunque en la cima me lo tuve que meter en un bolsillo porque por debajo de 0º deja de funcionar, no hizo mal su trabajo. Os dejo el perfil de altura en función del tiempo y una imagen de Google Earth (click en ella para verlo en vuestro Google Earth).