El domingo un grupo de becarios Vulcanus que anda por aquí (los primeros cuatro meses todos tienen un curso intensivo de japonés en Tokyo) nos ofrecieron ir a Kamakura, una zona al sur de Yokohama donde hay multitud de templos Shintoístas y Budistas. Y como no teníamos planes mejores, pues allí que fuimos.
Quedamos en la estatua del perro de Shibuya, que es un lugar típico para quedar en el centro de Tokyo, a las 8 de la mañana. Y aunque fuera domingo aquí las tiendas abren y los fontaneros trabajan, así que no nos resultó del todo extraño encontrarnos con Super Mario:
Por lo demás, en general poca gente. Habrá que venir otro día en hora punta para ver cómo está esto. O no en hora punta, sino a una hora normal. El tráfico de peatones es tan abrumador que todos los semáforos se abren a la vez para que la gente pueda circular de cualquier a cualquier calle.
Tomamos la línea de tren que nos llevaría hasta la zona de Kamakura. Nos costó 1970¥ (recuerdo, 1¥ ≈ 1Pta, 100¥ ≈ 1USD), pero nos daba derecho a usar la línea siempre que quisiéramos durante el día, algo que está muy bien, porque los tempos están esparcidos por un área de varios kilómetros. En el metro encontrábamos personajes como éstos:
Ups, no, éstas son Marta y Susan que venían con nosotros en el vagón exclusivo para mujeres. Nosotros podíamos estar porque no era hora punta ni día de diario, sólo se usa cuando hay grandes concentraciones de gente. A lo que iba, gente que se tiraba a dormir en unas posturas muy raras, y que podían caerse en cualquier curva. Asombrosamente ni se caen ni se pasan de parada. He aquí un ejemplar:
El maletón es suyo, como véis aquí no hay que preocuparse tanto de que te roben en el metro.
Una vez en Kamakura visitamos varios templos, cada uno con sus peculiaridades. Que si la torre de la campana, jardín zen, una puerta de madera tremenda, observatorio para meditar en lo alto de la montaña, una procesión de niños, etc.
La última foto es de un restaurante español que encontramos cuyo plato principal era paella, muy conocida por aquí en Japón porque les llama la atención que el arroz sea amarillo.
Pero sin duda la palma se la lleva el Buda Gigante. De unos 13m de altura, es tan grande que dentro de él caben (y nos metimos) varias decenas de personas al mismo tiempo. La historia cuenta que hace 500 años el Buda estaba dentro de un templo, hasta que llegó un tsunami que se llevó todo de por medio pero no pudo con este gordinflón.
Como curiosidad final pongo la foto de un monje shintoísta comunicándose con uno de sus Dioses. Quizá le está comentando que no se tome muy en serio los deseos escritos en las tablillas de madera que dejan algunos turistas desaprensivos.
5 comentarios ↓
jajajaaja, todos los caminos llegan Roma o Roma llega a todos los sitios xdd
haber entrevistado a super mario!!
Quiero ir allí :)
Qué bonito todo!!
Un abrazo, yo empiezo mi viaje en media hora :)
Hola Luis! oye, esas figuritas (que hay tantas y parecen que son todas iguales) que hay en la 4º foto, encima de la panorámica, que representan? Habiendo tantas no quisiste llevarte una?? :O:O:O:O jejeje. bs.
La verdad, no sé bien para qué servían todas esas estatuillas. Creo que eran ofrendas. Quizá algo parecido a las tablillas con deseos, que si llevas una estatuilla con tu nombre, o algo así puesto por debajo te da buena suerte. Ni idea, pero había muuchas.
Javi, me temo que aún no tengo el nivel de japonés suficiente para haber entrevistado a Mario. Porque no creo que hablara ni inglés ni italiano.
[...] sí que estuve ocupado, fuimos a la playa al sur de Yokohama. Está muy cerca de Kamakura, por la misma línea de tren es seguir dos paradas más allá. Muy tranquila la playa, poca gente [...]
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