Qué poquito me faltó para acabar en Chicago. Y no digo que hubiera sido un mal sitio, porque hubiera tenido buena compañía, pero decidí venirme aquí solo, a la aventura, a descubrir lo desconocido por mis propios ojos. El domingo por la mañana fue increíble. Disfruté como un niño un paseo hacia donde los pies me llevasen, sin rumbo, sin reloj, tan sólo había dos seres: Tokyo y yo.
De Tokyo a Chicago
Escrito el 30 de septiembre de 2008 a las 8:00 | Japón, Keio, Monbukagakusho, Personal
5 comentarios ↓
lo tuyo es mucho más diferente y mucho más que investigar y descubrir, esperemos que te guste al menos para 3 años xd
Unos aparecemos dentro de una pelota y otros en su superficie ;)
Mola!!
Y a pesar de las distancias, todos estamos dentro de esta gran pelota llamada Tierra :).
Estás donde debes estar. No es una casualidad :)
Ya lo sé Marta, y por eso decidí venir aquí. :)
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