La aduana de Australia

Llegué a Australia en la aerolínea de bajo coste JetStar, a bordo de un Airbus 330, un widebody de doble pasillo muy silencioso y cómodo.

 

Tratando de evitar los cargos extra de una aerolínea de bajo coste, me aseguré el viajar únicamente con equipaje de mano, que consistía en un trolley con las medidas reglamentarias un cortavientos negro y la mochila de la universidad a la espalda. Estos dos últimos elementos son imprescindibles en mis viajes sin equipaje, ya que la mochila es negra, y al ponérmela sobre el cortavientos pasa un poco desapercibida y me ahorro el dar explicaciones ante el mostrador de facturación que, por supuesto, me pesaron la maleta y comprobaron que aún faltaban un par de kilos para llegar a 10, el máximo permitido. Lo que no sabían ellos es que en la espalda llevaba otros pocos más, y a la vuelta los bolsillos llenos de piedras (¡literalmente!).

También me preparé unos bocatas antes de salir, las alternativas eran pasar hambre o pagar 2000¥ (15€) por un menú en el avión. Y por último, como por 600¥ (4€) no me parecía muy caro, acepté el paquete relax, que consitía en una manta, almohadilla hinchable, antifaz y tapones para los oídos. La ventaja era que te podías llevar todo sin tener que ocultarlo, y la verdad es que me vino muy bien para esquivar el frío en medio de la nada en la Australia profunda. 

Nueve horas paseando por las nubes, sin ventanilla, pero con un asiento estratégicamente escogido gracias a SeatGuru, casi atrás del todo, cuando el avión empieza a estrecharse y quitan algunos asientos, donde te encuentras con que el asiento de delante no está justo enfrente, y puedes estirar las piernas en diagonal :). La idea era dormir lo mejor posible. Al día siguiente me esperaban muchas horas de conducir, y lo que más miedo me daba: al revés. 

Llegada al amanecer al aeropuerto de GoldCoast, en la ciudad de Coolangatta. Es un aeropuerto peculiar porque está situado justo entre medias de dos de los siete estados australianos. Hay que tener mucha puntería para acertar en la frontera. Afortunadamente el piloto la tuvo. Comenzamos aterrizando en New South Wales (NSW) y antes de que nos diéramos cuenta ya habíamos llegado a Queensland. Un rato más tarde volvería a NSW para continuar mi viaje. 

Lo primero es que, como de costumbre, me encuentro siguiendo a hordas de japoneses. Todos siguen al primero, van hablando entre ellos, tan contentos por estar de vacaciones, o fuera de Japón. O las dos cosas. Yo compartía su felicidad pero casi no hablaba. Tan sólo intercambié unas barritas de cereales por unos frutos secos con la japonesa que se sentó a mi lado en el avión. La idea era agotarlo antes de llegar a la terminal, sabiendo las estrictas normas de importación australianas.

La primera sorpresa fue curiosa. Me demostró que la GoltCoast es un reducto japonés al que van los japoneses en masa cuando tienen vacaciones. A ver si véis algo raro en el cartel:

 

(los kanjis están girados 90º hacia la izquierda)

Y después de esa puerta… el control de pasaportes. Aunque primero teníamos que rellenar el típico, en una sala más bien pequeña y cubierta de carteles en los que decía lo que sí se podía y no se podía meter en Australia, además de amenazando con artículos de su legislación. La cosa parecía seria, así que no me arriesgué y dije toda la verdad. Marqué una cruz en el lugar donde decía que si llevaba bienes por valor superior a 2000 dólares Australianos (unos 1000€). Contando el portátil, GPS, cámara de fotos y otras tonterías con las que suelo cargar, pues por ahí andaba la cosa. Como decía que simplemente era por información, pues no le di mayor importancia.

En la cola para los pasaportes seguía habiendo cartelitos, y cada vuelta y media un cubo de la basura enorme (y con tapa) tentándote a tirar cualquier comida, madera o restos animales o vegetales que llevaras encima. La mujer de los pasaportes muy simpática, cuando me preguntó le expliqué por qué había marcado esa casilla y me dijo que sólo era para evitar la importación ilegal, que si mi portátil estaba usado y tenía más de un par de meses no había problema. Así que la tachó y echó un garabato. 

Ahora viene lo interesante… cuando toda elegir puerta verde o puerta roja. A mi no me dieron a elegir. Me sacaron de la fila de japoneses y me llevaron hacia la puerta roja. No era una sala cerrada, sino una esquina con una mesa y máquina de rayos X. Allí me esperaba un señor gordo, medio calvo, con barba de un par de días y que se estaba poniendo unos guantes de látex. 

No tenía nada que ocultar, así que no estaba nervioso. Él fue muy educado en todo momento yo contesté a todas sus preguntas mostrando colaboración. No quería alargarlo demasiado, estaba deseando salir a conocer Australia. 

¿Me dejas tu pasaporte? empieza a revisarlo página por página. ¿Qué es esto? El visado de Rusia ¿Sólo de un día? Al ir a Japón hice escala en Moscú y me pedían visado ¿y esto con letras árabes? El sello de Marruecos.

¿Qué vas a hacer en Australia? llegar en 3 días a Sydney, y volver una semana más tarde a Japón ¿Tienes reserva para ir a Sydney? He alquilado un coche, quiero ver un poco Australia y luego ver a un amigo que estudia en Sydney, después me quedo en su casa y vuelvo a Japón. ¿Me dejas ver las reservas y la dirección de tu amigo? Le enseño las reservas del coche y del vuelo de vuelta, aunque no me requieren vuelo de vuelta ya que mi permiso de estancia es para 12 meses, además como extra le enseño el registro obligatorio de viajeros que tienes que hacer por internet antes de venir a Australia (una especie de visado electrónico). La dirección de mi amigo no la tengo. ¿Me dejas entonces su teléfono? No tiene teléfono, pero ya he quedado con él el viernes a las 19:30 en Central Station.

Parecía convencido. pero sigue preguntando, ¿Qué haces en Japón? Estudiando con una beca del gobierno de Japón. ¿Qué estudias? Física Aplicada. ¿Y qué es eso? Pues cómo se comportan los átomos en los circuitos electrónicos. Ahh, vale ¿tienes carnet de estudiante? Le enseño el carnet de estudiante, lo mira por todos los lados, está completamente en japonés (ni siquiera pone Keio University, sino 慶應義塾大学), pone cara rara, le enseño algo escrito en cristiano, como mi DNI japonés, le especifico en mi visado dónde pone que soy estudiante, y y como está a mano pues le digo que tengo el permiso de reentrada a Japón. Ahh.. ahora sí. 

¿Tienes idea de a cuánta distancia está Sydney? 900 kilómetros. ¿Y cómo vas a llegar? Este cacharrito que llevo colgando del cuello es el GPS ¿Dónde vas a dormir? En algún hotel que me encuentre por el camino ¿Cuánto esperas gastarte en gasolina? Unos 200€ (dije una cantidad arbitrariamente alta). A ver, que calcule… eso son unos 400$ australianos. ¿Cuánto dinero traes encima? Estos billetes de 10k yenes, una tarjeta de crédito Visa y una de débito Master Card. Pff.. primero me hablas en Euros, luego en Yenes, ¿a cuánto está el cambio con el Yen? Pues a unos 70Â¥/AUD A ver, déjame que calcule… coge un papel, lápiz, y se pone a dividir a mano vale, es suficiente.

¿Has conducido antes alguna vez? Sí, llevo cuatro años y medio haciéndolo, aquí está mi carnet internacional de conducir ¿Sabes que la carretera es muy peligrosa? Voy con cuidado, y no voy a conducir de noche. A mi casi me mata un camión… Por eso voy con cuidado. 

Pero sólo llevábamos la mitad de nuestra conversación. Antes de abrir la maleta, estás completamente seguro de que no llevas nada prohibido (comida, madera, animales, armas, etc). Ehh…hago un repaso mental rápido… seguro. Abre la maleta y…. ¡zaka!, unos caramelos en primer plano. Bueno, esto no pasa nada. Llevaba la ropa en un lado y los cacharros en el otro. Mira con cuidado entre la ropa, y echa un ojo a los cacharros… ¿Esto qué es? El cargador del portátil ¿Y esto? Un adaptador mundial de enchufes ¿Y estas bolas? es como un yoyó, si quieres te hago una demostración. No hace falta. ¿Dónde tienes el portátil? Aquí, en la mochila. Lo saqué de la mochila, pero no de su funda. ¿Tienes alguna película en el disco? (¡!) Ehh…. no, el portátil es sólo para estudiar. A ver, ¿tienes una cosa de estas de memoria que se enchufa? ¿Pendrive? no, sólo lector de las tarjetas de memoria de la cámara. ¿Me dejas verlas?. Aquí están. (mira con incredulidad el tamaño de una micro SD y se va al puesto de al lado a comentarlo con su compañero) Nunca en mi vida había visto algo así. Pues todos y cada uno de esos japoneses lleva una en su móvil. 

Vale, ya está, puedes recoger e irte. Perdone, sólo un momento, quería hacerle una pregunta. Dime. ¿Por qué he sido elegido y preguntado tanto? Pues mira, vienes a Australia en un vuelo de japoneses y eres europeo. No tienes vuelo de vuelta, (cada vuelo era sólo de ida Tokyo-Gold Coast y Sydney-Tokyo), no tienes dirección del hotel en el que te vas a quedar. Vamos, que eres diferente. Y por eso te hemos cogido. Venga, que tengas un buen viaje, y welcome Australia. 

Lo encontré razonable. No me importó tener que dar tantas explicaciones porque no tenía nada que ocultar. Sólo cuando me preguntó lo del portátil me puse un poco nervioso, pero no se me notó. Todo sea por la seguridad internacional…

 

A la vuelta hacía escala en ese mismo aeropuerto, vi a este mismo hombre de lejos haciendo el Tax Refound a los japoneses mientras yo pasaba el control de seguridad. Sabéis, no me dejaron pasar un mini-desodorante en spray de 25ml porque ¡no llevaba tapón!. ¡Nunca me han puesto problemas con este modelo! ¿Sabes que hace un par de horas lo he pasado en el aeropuerto de Sydney? ¿Y si llevara tapón y nada más pasar se lo quito? Lo peor es que este desodorante nunca había tenido tapón, es de viaje, y cuantas menos cosas inútiles que estorben o se puedan perder mejor.

No hubo manera de convencerle. Tampoco me puse pesado. Había pasado la noche anterior en la puerta del aeropuerto de Sydney y sólo quería pasar a la sala de embarque internacional y coger un buen sitio en el que esperar viendo aviones. Lo peor fue que, una vez dentro, me encontré con el aeropuerto en obras, una sala de embarque provisional, totalmente cerrada. Ni una ventana. Y con quinientos japoneses dentro. Los únicos dos vuelos internacionales de esa mañana iban a Osaka y Tokyo.  

Por último, ahora sí, a disfrutar otras nueve horas de las nubes, cruzando de Sur a Norte el gran Océano Pacífico.