Votos de CERA

Aunque ya hace más de seis meses que volví de Japón, hasta el pasado mes de septiembre no me empadroné de vuelta en Toledo. Al informarme de si podría votar en Toledo, me dijeron que no sería posible puesto que las listas del censo electoral se cerraron el 1 de julio. De forma que busqué la regulación existente y me informé para saber cómo votar sin tener que acercarme a Japón, que en estos momentos me pilla un poco a desmano. Sobre todo después de haberme quedado sin votar en las pasadas elecciones autonómicas por no saber muy bien cómo hacerlo.

Básicamente el proceso para votar desde España estando en el CERA (Censo Electoral de Residentes Ausentes, es decir, los que tienen la residencia fijada en el extranjero) consistía en acercarse a una oficina de Correos y solicitar el voto por correo antes del 10 de noviembre (ojo, esta fecha es sólo para quienes lo solicitan desde España, siendo el 22 de octubre para aquellos que lo hacen desde el extranjero). Así lo hice, el lunes 16 de octubre rellené un formulario y lo entregué en una de las dos oficinas de Correos que tiene Toledo. Al ser una carta certificada urgente me dieron un resguardo, y haciendo el tracking durante los siguientes días me sorprendió cómo tardó 48h en llegar a un destino dentro de esta pequeña ciudad que no llega a los 100 000 habitantes. Menos mal que era urgente…

A continuación sólo me quedaba esperar la respuesta, me tenían que enviar un paquete con todas las papeletas y el material necesario para votar. Los días y las semanas fueron pasando, y el pasado viernes 11 del 11 del 11 me impacienté y llamé a la junta electoral de Toledo para ver qué estaba ocurriendo. Tras indicarles mi nombre y sin comprobar ningún otro dato, me confirmaron que el voto había salido de sus oficinas el día 9, y en efecto, llegó a mis manos el día 12. Esta vez un envío local había tardado 72h en llegar a su destino.

La fecha límite original para depositar el voto en correos era el 15 de noviembre (que luego ampliarían al 19 de noviembre, ojo, sólo para los inscritos en el CERA y que envíen el voto desde el extranjero). Viendo la celeridad con la que funciona el servicio de correos, y considerando que una carta de España a Japón tarda entre 7 y 10 días en llegar, es bastante probable que de haber estado viviendo allí hubiera tenido un margen muy ajustado o inexistente para votar. O incluso en España, si yo aquella mañana del sábado 12 de noviembre no hubiera estado en casa, el plazo para recoger, preparar y enviar mi voto hubiera quedado limitado a poco más de 24h.

Voto por correo

(contenido de mi voto por correo: 2 sobres con sus respectivas papeletas, fotocopia del pasaporte y certificado del censo electoral)

No tengo recuerdos de tan mala organización en anteriores ocasiones que he votado por correo cuando estaba de estudiante en Madrid, ni siquiera de las elecciones en las que voté desde Japón (para el Parlamento Europeo en junio de 2009). Es más, tengo el buen recuerdo de que al usar el servicio de Japan Post para enviar el voto de forma certificada y urgente, al cabo de tres o cuatro meses me hicieron un giro postal desde la Junta Electoral devolviéndome el importe que pagué (unos 800¥, casi 8€).

Pero este año, poniéndolo tan complicado y actuando de forma tan lenta, parece que alguien quiere que no votemos. Los residentes en el extranjero representamos un 4.3% del total de electores, una cifra no excesiva pero sí significativa, sobre todo considerando que que muchos de ellos se habrán exiliado buscando mejores condiciones en el extranjero. En las anteriores elecciones generales (2008), apenas un 32% de los inscritos en el Censo de Residentes Ausentes decidió votar. Este año, apenas un 9% han solicitado el voto, aunque vista la mala gestión que se está haciendo, cuando salgan las estadísticas finales habrá que fijarse en la proporción de  los votos de CERA que han sido votados respecto a los que han sido botados (pun intended).

Como conclusión y deseo final antes de estas elecciones, me gustaría que el partido o coalición que las ganase, aparte de las obligadas reformas de empleo, educación, ley electoral, etc, incluyera una reforma de la administración y la burocracia, haciéndolas o bien más sencillas y fáciles de entender, o bien manteniendo la complejidad actual pero justificándola con la eficiencia que deberían tener.

Actualización: Parece que han creado un blog discutiendo estas cosas, me veo obligado a darle difusión: Españoles en el exterior, nuestro voto cuenta.