Huracanes vs tifones y otros ciclones sin interés periodístico

No quisiera quitarle importancia al huracán que estos días está pasando sobre la costa este de Estados Unidos, pero creo que estamos en parte ante otro caso de exceso de información periodística que no sólo satura portadas y noticiarios, sino que también empieza a degenerar y a hacernos creer que se trata de un caso sumamente excepcional.

Sin ir más lejos, se escuchan datos de ráfagas de viento de hasta 140km/h del huracán Irene, pero en estos momentos hay dos tifones por el pacífico en las cercanías de China y Japón respectivamente de los cuales ya se están haciendo predicciones de vientos de hasta 250km/h.

Porque un tifón no es más que el nombre que se le da a una depresión tropical (o lo que es lo mismo, ciclón) cuando ocurre en el Pacífico, mientras que en el Atlántico a los ciclones se los llama huracanes. Son característicos de las zonas tropicales, porque se generan en el pacífico y se mueven hacia las zonas templadas atravesando las áreas tropicales, que es donde golpean con más fuerza. En el hemisferio norte giran en sentido antihorario, y en el hemisferio sur en sentido horario, por eso del efecto de coriolis.

Es un fenómeno a nivel mundial, y en el siguiente mapa que he encontrado podéis ver cómo se mueven y en qué dirección (recordad que se generan en las cercanías de la línea del Ecuador). Curiosamente también podéis comprobar en qué zonas se acumulan más y dónde son más fuertes.

Y esta es una tabla que he robado de la wikipedia que ilustra el mapa anterior en número medio de ciclones anuales por categoría:

Como véis, está ordenada según las regiones de mayor incidencia de ciclones, y la zona del Atlántico tiene bastante suerte en este caso, sufriendo de media la tercera parte del número de ciclones que ocurren en el Pacífico noroeste.

¿Y cómo se vive un ciclón?, bueno, pues como me ha tocado vivir unos pocos tifones en Japón, puedo resumir mis experiencias en que se percibe localmente como mucho viento y lluvia durante unas 12-24h. El transporte público se para, cierran las administraciones públicas, las tiendas, las escuelas, etc. Todo el mundo debería quedarse en casa. Aunque por una parte resulta un fastidio, al final resulta no ser para tanto como te esperabas.

Ahora bien, seguro que se producirán desgracias porque es inevitable que haya corrimientos de tierra, caídas de tejas y objetos mal asegurados, rotura de cristales, puertas y ventanas por dejar alguna ventana abierta, etc. Pero también se producen muertes en las carreteras cada día (muchas por motivos evitables), y también por enfermedades contraídas debido a malos hábitos (quizá no tan evitables, pero sí reducibles). Y por eso me parece una medida muy buena que se evacuen localidades en las que esperen este tipo de desastres naturales previsibles, dándole la cobertura mediática que se merece.

Resumiendo, lo único que quiero decir con este post es que, a pesar de lo que seamos informados por la TV, radio y prensa, debemos mantener una visión crítica y objetiva de lo que realmente está pasando, y cuál es su relevancia en el contexto mundial. Y por último, comentar que quizá no estén ocurriendo cada vez más y más desastres naturales en el mundo, sino que posiblemente cada vez estamos más (pero no necesariamente mejor) informados.