Desmontaje de mi vida en Japón

Tengo dos cajas en mi habitación, una pequeña y otra grande. En la pequeña meto lo que me llevaré de vuelta a España. En la grande lo que se queda. Ya he empezado a desmantelar la habitación, porque aunque aún quedan cuatro semanas y cuatro días, la mayor parte de ese tiempo voy a estar bien viajando o bien recibiendo visita (es decir, viajando también).

En principio Lufthansa sólo me deja llevar equipaje de mano + 20kg facturados (+30€/kg extra). Como no pienso pagar mi ropa interior a precio de jamón ibérico, voy a tener que enviar un paquete a casa. Bueno, enviaré dos, uno con libros (que sale más barato) de unos 5kg y otro con cosas variadas de unos 15kg. El precio total de ambos paquetes para un envío por barco serán unos 100€, y llegarán a casa cuando ya ni me acuerde de que los envié. El problema es que no puedo enviar el segundo paquete hasta el último día, porque ahí voy a meter el edredón nórdico de plumón de pajarraco que me mantiene caliente por las noches.

Mi vuelo despega más o menos a las 12 de la mañana, así que tengo que salir de casa cinco horas antes para estar con tiempo (Narita está lejos): 7 de la mañana. Esa noche no tendré electricidad porque me la cortan la tarde anterior. Tampoco ningún tipo de electrodoméstico, plato, vaso, etc, porque es obligatorio dejar la habitación limpia y completamente vacía. El colchón es originalmente de aquí, ese se queda, pero no las sábanas, ni la manta ni la almohada, que las tengo que hacer desaparecer el último día, sin electricidad, poniéndose el Sol a las 6 de la tarde. En fin, creo que esa última noche me buscaré algún otro lugar donde dormir.

Acerca del vuelo, el jueves me acerqué a recogerlo, porque la beca Monbukagakusho incluye un vuelo de regreso en clase turista al país de origen al acabar los estudios. Eso está bien, pero te pagan sólo el vuelo. Las tasas las tienes que poner de tu bolsillo, y por eso te hacen ir a recoger el billete, para que la agencia de viajes con la que lo tramitan te cobre las tasas. No fue mucho, unos 50€, menos de 1% del precio total del billete… me hicieron firmar un papel autorizando a que el gobierno de Japón pagase mi billete y vi lo que costó. Da miedo saber lo que han pagado a Lufthansa por un vuelo de ida en clase turista… lo digo en pesetas que asusta más: un millón. Sí, esos son seiscientos y pico mil yenes, cinco mil y muchos euros. Atendiendo al número de kilómetros sale a 0.6€ por kilómetro, proporcionalmente es como si costara 4€ de Atocha a Chamartín, 40€ de Toledo a Madrid, o 300€ de Madrid a Barcelona. Sólo ida. Atendiendo al tiempo, sale que el vuelo cuesta 6€ por minuto durante las 15h en el aire (sin contar el cambio de aviones).

Pregunté los motivos de por qué el gobierno de Japón se gastaba tanto en los billetes. La primera respuesta no me convenció, ya que me dijeron que querían gastarse más o menos el mismo dinero con cada estudiante. Precisamente los europeos somos de los que más lejos estamos (salvando América del Sur y parte de África). El segundo motivo era que el vuelo es sin restricciones, es decir, que se puede cambiar la fecha o cancelarlo sin ningún tipo de penalización, obviamente vía la agencia de viajes. Ahora bien, no creo que el porcentaje de gente que requiera de estos cambios sea demasiado. Bien podrían haberse ahorrado el 85% de esa cantidad, porque los vuelos más baratos one-way que encuentro a día de hoy de Tokyo a Madrid para esa misma fecha (31 de marzo, último día del año fiscal) son 600€ con Aeroflot y 750€ con British Airways. Y luego te hacen pagar los 50€ de tasas… en fin, hasta el último momento los japoneses me van a estar sorprendiendo.

Por otra parte ya he empezado a deshacerme de cosas. Los altavoces acaban de llevárselos, y la bicicleta se fue esta mañana. Bueno, se la llevé a Zazo, que vive a unos 20km de distancia. Salimos de aquí al mediodía cada uno con una bici (yo la mía y él una prestada de mi residencia), y tras retomar fuerzas a mitad de camino con un ramen de tomate, llegamos a su casa y yo me volví con la bici prestada de mi residencia. Ha sido curioso lo de la bici, porque ya casi no tiene frenos. Me acostumbré porque fue perdiéndolos gradualmente y el camino de mi casa a la universidad no incluye lugares peligrosos, sino que discurre la mayor parte por la ribera de un río en la que no hay ni coches ni motos. Intenté reparar la bicicleta por mí mismo hace unas semanas, y conseguí que por un tiempo volviera a frenar, pero no quedó perfecta ya que tuve que meterme a enderezar la rueda con una llave de radios, la primera vez que lo hacía, y bien sabéis que no es una tarea fácil cuando no tienes experiencia. Antes de dársela (gratis) le ofrecí llevarla a reparar a alguna de las tiendas de bicis de mi barrio, pagando él esa factura. Bueno, al final resulta que arreglarle los frenos salía por 10.000¥, como un 50% más de lo que cuesta una de segunda mano. Así que se la ha quedado casi sin frenos. La alternativa era llamar al ayuntamiento de Yokohama y pedir que vinieran a llevársela (500¥), o tirarla al mar/río y esperar que se la coman los peces rápido porque si en el futuro la encuentran y la asocian contigo por el número de bastidor podría caerme una buena multa (en Japón hay que registrar las bicicletas al igual que los coches).

Y poco más que contar. Que no paro y no tengo tiempo de subir fotos. Y que este martes empiezo mi viaje de dos semanas por el Japón más desconocido (de hecho comienzo por Wakkanai, que en japonés se pronuncia de forma parecida a wakannai, que es como se dice informalmente no (lo) sé/conozco/entiendo). Así a ojo seguiré la siguiente ruta:


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Wakkanai-Asahikawa-Abashiri-Nemuro-Kushiro-Hakodate-Aomori-Akita-Niigata-Toyama-Fukui-Amanohashidate-Tottori-Matsue-Fukuoka-Nagasaki-Beppu-Kumamoto-Kagoshima-Miyazaki

Son algo más de 4000km. Unas 6-8h de tren al día calculo. Es una tentativa de itinerario, porque se trata de cargarse la monotonía del día a día y forzarse a improvisar. Viajaré con un pase de trenes locales -ya me he hecho con un librito con los horarios de los trenes de Japón-, dormiré en cualquier lugar, y llevaré poco (muy poco) equipaje. Sé que habrá escaso tiempo para cada lugar, pero el objetivo no es tanto visitar sitios (sólo hay dos en esa lista que no querría perderme: los icebergs en el mar del norte de Hokkaido y los volcanes en erupción del sur de Kyushu), sino tener una última experiencia inolvidable en Japón. Porque sólo me quedan aquí 4 semanas y 4 días.