Son unos animales pacÃficos, nada que ver con los cuervos; y tampoco son tan estúpidas como las palomas, manteniendo además una figura más elegante. Y a los extraños seres del rÃo parece que les gusta. De vez en cuando se ponen a alimentarlas con migajas de pan o cualquier otra cosa comestible que tengan.
Pero bueno, al final es como el pajarito que lleva los gusanos a sus crÃas o el mendigo que pesca escondiendo anzuelos en apetitosos cebos. Lo único es que vemos con más cariño a estos pajarracos que a esos asquerosos gusanos y resbaladizos peces, pero en el fondo es lo mismo, unos animales atacando a otros para saciar su hambre.
Quizá por ello resulta cuanto menos curioso que el hombre a veces se dedique a alimentar y cuidar animales sin más que por el mero placer de hacerlo. Quizá ese sea un elemento diferenciador más que nos separa de los animales y que hace inadmisible el hecho de ser cazados por otras especies inferiores, aunque no tanto por la nuestra.
Actualización: A sugerencia de Israel añado un gag de la pelÃcula Buscando a Nemo en que se ven lo voraces que son este puñado de plumas blancas con pico amarillo.
Este terremoto ha sido muy pequeño (M3.8 Ritcher). Dos o tres oscilaciones y punto. No me hubiera enterado de no ser que estaba despierto, parado y en el piso más alto de mi edificio.
En el tema de internet, mi vecino tiene la conexión más barata a la que podemos acceder por esta zona, una FTTH (Fibra Óptica) de 100Mbps. La comparte con cuatro o cinco vecinos, entre los cuales me incluyo, mediante cables que recorren la fachada y que llegan a colgar hasta cuatro pisos. ¿WiFi?, pues no, porque el router es estándar y sólo tiene conexiones Ethernet. Eso sÃ, yo me he montado una Fonera 2.0n en mi extremo del cable, lo que me permite moverme libre de ataduras por mi piso (como si fuera grande…. y resulta que sólo es una habitación), acceder a otros puntos WiFi en Japón por el sistema Fon y además conectarle al dispositivo un disco duro para que vaya descargando algunas pelÃculas durante las 24h y de forma tranquila, que no es plan de saturar la conexión vecinal.
A lo que iba, tengo un acuerdo con mi vecino en que me pone internet a 1000Â¥ (9€). Es un precio estupendo, ya que si no tendrÃa que contratar por mà mismo una conexión, que vienen a ser unos 5000Â¥ al mes. Supongo que es algo ilegal el compartir internet de esta forma, pero todo el mundo lo hace en el edificio, y es un hecho conocido y aceptado por los managers. Quizá en España deberÃa hacerse algo parecido en las escaleras de vecinos o a modo personal con uno o dos que tengas cercanos. Hoy en dÃa las velocidades son lo suficientemente altas como para no notar una caÃda apreciable del rendimiento mientras la gente sea considerada y no abuse del sistema. Vamos, lo mismo que ocurre en mi casa de Toledo que tenemos una conexión de 1Mbps (no llega más por la distancia a la centralita, 4km y pico) y hay que compartirla entre más dispositivos que seres humanos viven en ella (incluyendo al loro, por supuesto).
Puede parecer complicado de entenderla, pero ellos mismos te lo explican en su web. Os lo cuento un poco:
Cargo básico de 819¥ por los 30A contratados (ojo, no es tanto como parece, que aquà vamos a 110V).
17.87¥ por cada uno de los 99kWh consumidos: 1769¥. Cuando pasas de 120kWh cobran un 28% más por cada kWh adicional, y cuando pasas de 300kWh ese porcentaje empieza a ser un 35%.
Diferentes ajustes por el precio del combustible y energÃas renovables: -169Â¥.
Me asomo por la ventana de mi habitación, y veo Tsurumi, mi barrio. Algo más alejado el edificio con tres pinachos de Kawasaki, y mucho más allá el perfil de luces rojas de Tokyo, parpadeando de forma asÃncrona, evitando que los cuervos y otros bichos voladores se estampen contra ellos.  Hacia el este encontramos al aeropuerto de Haneda, posiblemente ya cerrado al tráfico como cada noche a partir de la medianoche, más o menos. Y detrás, la bahÃa de Tokyo. Inalcanzable para la vista por los edificios pero perfectamente visible en el cielo como una gran mancha negra en medio del área metropolitana más grande del mundo:
Por otra parte, ahora que se acerca la navidad en Europa ya estarán las calles de ciudades y pueblos iluminadas para llamar al consumo. Aquà en principio no se hace de forma pública, sino que cada persona, institución o centro comercial pone sus propias luces, a cada cual más espectacular. No tengo fotos porque hace frÃo y me quedo congelado haciendo tomas de larga exposición. Quizá algún dÃa me anime a ponerme un par de guantes y algo más de abrigo.
Me ha parecido extraño cómo escribÃa los números romanos, ya que se estaba haciendo un poco lÃo porque no sabÃa si separarlos con un guión corto, guión largo, barra inclinada, etc. Me pregunta que cómo lo pondrÃa, y para no meter la pata le digo que busque en Google las distintas opciones para ver cuál es más ampliamente usada.
No me sorprende tanto la forma de introducirlos como el hecho de que existan caracteres individuales con los tres palotes en vez de tres caracteres. Y asà hasta el 12. Os los dejo todos aquÃ:
En Japón ocurre algo parecido con sus números (de origen chino), que se siguen empleando en algunos lugares e incluso en la carta de los restaurantes. Aunque afortunadamente en este último caso sólo como cifras individuales, es decir, para escribir 493 ponen å››ä¹ä¸‰ (4 – 9 – 3) en vez de 四百ä¹å三 (400 – 90 – 3). Ya que estoy os dejo los números japoneses del 1 al 10:
En definitiva, ambos nos quedamos bastante sorprendidos y aprendimos un poco. Estos momentos son los que realmente merecen la pena de un un intercambio en que las dos partes ganan.
Otro dÃa tengo que enseñarles el concepto de jornada laboral de 40h semanales y 1 mes de vacaciones anual. Aunque me dá que no lo van a pillar tan fácilmente como los números romanos…
Y esta mañana compruebo. Ha sido cerca, en Chiba. Esa zona está bastante activa últimamente. Sólo 4.4 grados Ritcher, pero que justo en Yokohama es donde más se ha sentido (el puntito verde). Ahà estoy yo.
Dicen que la semana pasada ocurrió otro bastante gordo. 6.9 grados Ritcher. Que con el epicentro a 800 kilómetros de Tokyo y a la friolera de 490km de profundidad se dejó sentir en medio Japón, dejando árboles oscilando, moviendo las sillas de los que trabajaban y dejando sin bebida a algunos que comÃan. Imagináos la energÃa liberada para que se puedan mover miles de edificios y montañas hasta a 1500km de distancia (Madrid-Londres) como si fueran plastilina.