Sopa de perro

Hay gente que cree que los chinos comen perro y gato en su dieta habitual. No sé si eso será así. Lo que sí puedo decir es que los coreanos comen perro. No es un plato habitual, pero tampoco excesivamente extraordinario.

La palabra coreana bosintang (보신탕) quiere decir “sopa vigorizante”, porque a la carne de perro se le atribuyen tales propiedades. Se la dan a los niños para que se hagan hombres fuertes, a las personas enfermas para que mejoren, y también me han contado que es buena para los problemas de garganta. Todo esto dicen que es por las hormonas que hay en la carne de perro. Podría ser, pero no creo que se hayan hecho muchos estudios al respecto.

No se encuentra en los restaurantes de las zonas más turísticas, pero basta ponerse a callejear un poquito o acercarse a los alrededores de algún mercado y preguntar sin reparo Bosintang? para que te guíen a uno. Así hice yo en el Yeongdeungpo Market (영등포시장). Nadie me puso cara rara, si acaso una risa pícara a la vez que me guiaron a un lugar normal en el que, en efecto, en la carta se podía pedir bosintang (보신탕) a un precio adecuado: 8000 Won (5€), incluyendo como es costumbre todo tipo de guarniciones en pequeños platitos y un café al acabar de comer.

Sopa de perro

Sopa de perro

Sopa de perro

Esa carne que veis ahí es perro. Había más, como diez o doce trozos, aunque las verduras hacen de camuflaje. El sabor no tiene nada especial, insípido incluso diría, aunque tiene algo característico que hace que si lo vuelves a comer lo reconozcas como carne de perro.

Para librarse de críticas, el gobierno de Corea decidió hace unos años quitarlo de la lista de ingredientes oficiales. Ahora está en un vacío legal. No está permitido, pero tampoco prohibido. A los occidentales puede parecernos algo terrible comerse un perro, pero es similar a lo que piensan los japoneses o coreanos (especialmente las chicas) cuando les hablas de lo delicioso que está el conejo al ajillo, porque se imaginan a un conejito blanco siedo frito y refrito con ajos en la sartén. En Corea distinguen a los perros que se comen de los que no se comen, y he llegado a ver una persona vendiendo carne de perro con un perro de mascota (por supuesto, vestido y con moños de colores). Podrá parecernos cruel, pero todo es cosa del choque cultural y de tratar de imponer nuestros principios éticos y morales a todo lo que vemos por ahí.

Después de comerlo, me fui a dar una vuelta por el mercado. Y encontré lo que no esperaba encontrarme. Un perro pelado y abierto dentro de un congelador. Después de mirarlo unos segundos, saqué la cámara y me dispuse a hacerle una foto. Mientras enfoco, justo antes de apretar el disparador, escucho un grito que me deja seco. Viene corriendo la encargada del puesto diciendo que nada de fotos. Me dejó más impresionado su grito de terror y pavor que la imagen del bicho congelado. No hice la foto.

Unos días más adelante, en Busan, tuve ocasión de acercarme por otro mercado. Y ahí ya sabía lo que buscaba. Sin esconder la cámara pero sin ser descarado pude hacer fotos a todo. Os las enseño. En las más duras pondré sólo el link, y que haga click quien quiera.

Los perros los venden como una mercancía más en la carnicería. Como si fueran patos, cabras o corderos. Y no sólo perros… gatos también (en la primera foto, los perros están enjaulados a la izquierda del cartel rojo).

Gupo Market - Dog

Gupo Market - Cats

Gupo Market - Dog

Gupo Market - Dog

El cartel anuncia lo que vende:

Gupo Market - Dog

Gupo Market - Dog

Gupo Market - Dog

Gupo Market - Dog

Gupo Market - Dog

Carne de perro lista para cocinar (no Flickr click aquí).

Foto de perro abierto en congelador 1 (no Flickr click aquí)

Foto de perro abierto en congelador 2 (no Flickr click aquí)

Foto de perro abierto en congelador 3 (no Flickr click aquí)

Estuve hablando con la mujer dueña del congelador anterior. Curiosamente llevaba un perrito (mascota) en brazos. No hablaba inglés, pero podíamos comunicarnos. Entendía que hay gente que le parece repugnante, pero era su forma de ganarse la vida. Un perro entero tamaño mediano de los del congelador cuesta unos 50.000 won (30€), mientras que uno vivo grande ronda los 100.000 won (60€).

Yo no lo comería de forma habitual, pero probar la gastronomía local es parte del conocimiento de una cultura. Después de tomar cococrilo frito en Panamá y pescado crudo en Japón, no veía por qué no probar la sopa de perro coreana.

El encanto de Japón

Sin nada más que añadir, porque esta frase de Javi lo dice todo.

Con tatemae o sin él, Japón es así, y precisamente en eso consiste su encanto ¿no te parece? Pero creo que, a pesar de los formalismos y de la aparente frialdad, detrás hay verdaderos sentimientos. Una forma de sentir muy distinta a la nuestra.

¿Quién es Javi?, pues un tipo estupendo que, entre otras cosas, es capaz de cambiarse de ropa y ponerse un kimono en los aseos del Shinkansen.