Hace 366 dÃas, justo un año, decidà irme a Costa Rica una hora y media de que saliera el vuelo.Â
Estaba en 4º de teleco, y tenÃa muy clara la idea de irme a Estados Unidos a estudiar al año siguiente. Por contactos del departamento de fÃsca de la ETSIT, un profesor de una universidad norteamericana y antiguo alumno de la ETSIT, decidió entrevistarme para empezar a gestionar mi ingreso en su universidad. Me dijo que vendrÃa por España para las vacaciones de Navidad, y claro, yo pensé que estarÃa aquà desde algo asà como el 22 de Diciembre hasta el 6 de enero. Pero no… la última semana de clases del año me confirma sus fechas. Que mala pata. Del 27 de diciembre al 4 de enero. Para esas fechas justo estarÃa yo en el encuentro rutero en Costa Rica.Â
Esta entrevista era muy importante. SuponÃa una oportunidad bastante grande, aunque solo existiera un 20% de posibilidades de que al final me aceptasen. Dudé mucho, y por mi cabeza se pasaron un montón de ideas para poder compaginar entrevista y encuentro:
- Cambiar las fechas del vuelo: llamé al 807 de Iberia, pero era imposible. Una tarifa que me costó la tercera parte del precio habitual no admite ningún tipo de flexibilidad.Â
- Comprar otro vuelo, adelantando la vuelta o retrasando la salida unos dias: imposible, precios prohibitivos (1500€) para la mayoria de combinaciones, o precios caros pero aceptables (600€) para fechas inaceptables (limitando mi estancia en Costa Rica a 5 dias).
- Devolver el vuelo y aguantarse pero recuperar el dinero: nada, por lo mismo que el primer punto
- Acercarse a Boston a la vuelta de Costa Rica: aceptable (400€) pero poco conveniente logÃsticamente, por exámenes de febrero y lÃmite de los plazos cercanos.
Me costó un par de dÃas tomar una decisión. TenÃa muchas ganas de ir al encuentro, pero lo otro era una oportunidad increÃble, que aunque no hubiera nada seguro merecÃa la pena intentarlo. La decisión fue no ir al encuentro, pero tratar de recuperar el dinero. ¿Cómo?, pues acercándome el dÃa de la salida del vuelo al aeropuerto, y faturar en el último momento, deseando que hubiera overbooking y me dieran la indemnización de 600€ y la posibilidad de retrasar un par de dÃas la salida. Pero para eso tenÃa que presentarme en el aeropuerto dispuesto a viajar, con equipaje y todo. No debÃan saber que mi intención era quedarme en tierra. Asà que cogà la mochila rutera e hice el equipaje sin preocuparme en absoluto de si me dejaba algo o no.Â
El avión salÃa a las 12:05 de la mañana del 26 de diciembre. Ese dÃa, como tenÃa que ir al aeropuerto a hacer un poco de cuento, le dije a mi padre que me llevara, pero antes que nos pasáramos por la escuela para recoger unos apuntes de Comunicaciones Ópticas de mi taquilla. Ya de paso, allà me fui a hablar con uno de los profesores que me habÃa puesto en contacto para concertar la fecha de visita. Casi una hora hablando en su despacho. Un frÃo y nuboso dÃa de diciembre. Le comenté la decisión que habÃa tomado, y entonces reaccionó y dijo que tenÃa que irme, que la entrevista no era tan importante, que conocÃa al otro profesor y que se lo explicarÃa y tratarÃa de hacerla por teléfono. Hablamos incluso con su familia de España para ver si por alguna casualidad habÃa adelantado el vuelo, pero no hubo suerte.Â
Gracias Fernando porque gracias a esa conversación decidà irme. Eran las 10:30. El avión salÃa en una hora y media. Quedaban sólo 40 minutos para que cerrasen la facturación. Y yo estaba en la otra punta de Madrid.Â
Afortunadamente casi no habÃa coches por la M40. Llegué justo. Tan justo que cuando ya habÃan emitido la tarjeta de embarque y estaban pesando el equipaje me dicen que acaban de cerrar el vuelo, que no admite más equipaje. La chica lo intentó, llamando a un compañero suyo para que lo abriera solo un momento. Y lo consiguió. Gracias.Â
El avión salÃa desde una puerta en un extremo de la T4 satélite. Más lejos imposible. No sé qué pasaba ese dÃa que en el aeropuerto no habÃa mucha gente. Me colé en el control de seguridad y ni me preocupé de ponerme el cinturón a la salida. Mas carreras por el aeropuerto. Un respiro el tren que lleva a la T4S para hacer un par de llamadas diciendo que al final sà me iba.Â
Cuando llegué ya todo el mundo habÃa embarcado. El Airbus 340 iba casi lleno. No habÃa overbooking por poco. Sólo quedaba una plaza libre en todo el avión. Y tuve la suerte de que estuviera justo a mi lado. Cuando el avión iba a despegar casi no me creÃa lo que estaba pasando. Y de repente se te pasa por la cabeza si la decisión que tomaste era o no buena. Aunque ya no habÃa marcha atrás.Â
No serÃa hasta unos pocos dÃas más tarde cuando me darÃa cuenta de lo que me hubiera perdido por no haber ido al encuentro. El lugar da igual, lo importante es la gente a la que conoces. Las conversaciones con Dani el paraguayo; la pequeña Gaby de Argentina y sus ocurrencias; los encuentros casuales en cualquier parte y las compras de hamacas con Marta; conversaciones metafÃsicas en fin de año a las afueras de una discoteca con Adrián, mirando hacia las estrellas y dibujando quetzales en ellas mientras buscábamos la Cruz del Sur; los dÃas de playa con Santi; lanzamiento de chocolatinas con Alberto y Ana; entreteniendo a Arturo para que no se durmiera al volante del furgón hormiga, echando cabezadas mientras el hablaba y preguntando cualquier cosa cuando se callaba; conseguir ver la Cruz del sur y la Estrella Polar a la vez, durante una noche de luna nueva, en una playa del PacÃfico a decenas de kilómetros de cualquier población, con tortugas baulas de 2.5m desovando a medio metro. Y muchos más momentos, personas y detalles que no da tiempo a comentar, pero se quedan grabados.
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A la vuelta llegué lleno de energÃa para los exámenes. Y aunque el primero fuera un parcial de Comunicaciones Ópticas apenas 24h después de mi llegada conseguà salir bastante exitoso de ese febrero.Â
Acerca de la entrevista… fue telefónica. A 3€ el minuto desde mi móvil español en un balneario a los pies del volcán Arenal. Inicié los trámites, pero lo de Japón surgió a finales de enero y aquà estoy. No descarto aún ir para allá en el futuro, aunque sea para una estancia corta de seis meses. Pero de momento el tÃtulo de este blog lo dice todo: Luis(at)Keio.