Llegada a Japón

Pues ya estoy por aquí. En la que será mi nueva casa durante los próximos dos años, no porque al final haya decidido quedarme menos tiempo de lo que pensaba, sino porque a los dos años nos hacen abandonar el dormitorio de la universidad. Pero bueno, eso son detalles que ya contaré más adelante, de momento, cómo fue mi llegada:

Salí de Madrid un 9 de septiembre a medio día, con un tiempo tormentoso muy feo. Pero la tormenta no había llegado a Barajas, así que despegamos sin problemas. Durante los primeros minutos creo que el piloto tenía sueño (era la hora de la siesta), así que decidió meterse en pleno nubarrón y no dejar que nadie se durmiera por los botes y vaivenes que agitaban el pequeño A319 de Lufthansa como si de una coctelera se tratase. Sobrevivimos sin problemas, incluso las azafatas decidieron darnos de comer aún a riesgo de que alguno todavía estuviera medio verde por los meneos de hacía un rato. En cuanto a la comida, pues la típica de un avión (que todo sea dicho, a mi me gusta), pero lo sorprendente era que la sirvieran gratuitamente a la clase turista en la hora de la merienda durante un vuelo de apenas dos horas. En fin, una razón más para volar con esta compañía.

Enfilando la pista 12L para despegar

Merienda

  

Aeropuerto de Frankfurt

Llegamos en hora a Frankfurt, pero el aeropuerto pasó visto y no visto porque disponíamos de menos de una hora para comenzar a embarcar. A mi, que me gusta patearme los aeropuertos, sólo me dio tiempo a ir al baño y comprar el libro Ask the Pilot que cuenta curiosidades varias acerca de la aviación. El bicho volador que nos trajo a Japón era un tremendo Boeing 747 de la compañía japonesa ANA (All Nippon Airways). Una vez dentro, entre los saludos de las azafatas (hola: konnichiwa, こんにちは) y los agradecimientos (muchas gracias: arigatou gozaimasu, ありがとう　ございまし) comenzamos a practicar el japonés. 

 

 

   

Isra, ¡va por ti!

El avión tenía en cada asiento una pantalla individual en la que podías elegir entre unas 15 películas (incluyendo la última de Indiana Jones y Kun-fu Panda), decenas de documentales u otros tantos canales de música. Y si todo eso no fuera suficiente, podías ver un mapa GPS de la zona que estás sobrevolando con diferentes niveles de zoom, enchufarte a la cámara que tiene en el morro, o jugar a una docena de juegos. Entre esto, las dos comidas que nos sirvieron, y los intentos por coger una postura para dormir un rato, las 11 horas de vuelo pasaron más rápido de lo que creía. Ah!, por la mañana, justo antes de que sirvieran el desayuno, pusieron por las pantallas grandes del avión (otras que había aparte de los PTVs) un vídeo de ejercicio tipo taichi para que hicieras desde tu propio asiento.  

Cena, a elegir entre palillos o cubiertos metálicos

Vamos tan lejos que nos salimos del mapa

Desayuno, a las 7 de la mañana de alemania = 14h de Japón

 

Llegando a Tokyo

Al aterrizar era mediodía, y apenas quedaban 3 horas de sol. Cogimos un autobús desde Narita hacia la estación de autobuses de Yokohama, donde nos estaban esperando un par de estudiantes con un cartel con nuestros nombres escritos, ¡nunca me habían recibido así!. El viaje en autobús fue interesante para irnos concienciándonos de que por fin estábamos en Japón. Por cierto, como en Inglaterra, aquí conducen por la izquierda y los coches tienen el volante en el lado derecho.

Cargados cada uno con una mochila y un par de maletas nos recorrimos un centro comercial realmente laberíntico para llegar hasta el metro. El metro iba con bastante gente, pero no lleno-lleno como se suele esperar en  Tokyo. Llegamos a Hiyoshi, nuestra estación, que se caracteriza por tener una enorme bola metálica en su entrada. Desde allí nos dirigimos al dormitorio, con ayuda de los dos estudiantes. La noche les debió confundir un poco, porque creo que dimos alguna que otra vuelta y no fuimos por el camino más rápido, y eso se siente mucho cuando llevas encima casi 40 Kg de equipaje (22.5 en el maletón, 12 en el trolley y 3 ó 4 en la mochila).

Cuando llegamos nos explican rápidamente las normas del dormitorio, cómo abrir el buzón de correo de cada uno, cómo separar la basura en cada una de las 8 categorías para reciclar (los colores del arco iris no les son suficientes, ya lo explicaré mejor en otra ocasión), y nos llevan a la habitación.

Mi habitación está dentro de un apartamento para 2 personas. Tiene unos 10m^2, y se nota que es algo más grande de la que tenía el año pasado en Madrid. Estoy en un tercer piso sin ascensor, pero tengo suerte de que los pisos en Japón comiencen a contarse desde el 1 en vez de desde el 0 :P. Está poco amueblada, pero lo suficiente para sobrevivir. Tengo una silla, escritorio, lámpara, estantería, cama con cajonera, mesita de noche, armario, frigorífico y aparato de aire acondicionado. Es bastante luminosa porque la ventana da al sur…. pero a 50m pasan los trenes por una vía elevada que hay enfrente, aunque no se escuchan demasiado por la doble ventana. Comparto apartamento con un francés que se llama Louis, que tiene mi misma edad y que cumple apenas cuatro días antes que yo, ¡vaya casualidades!. De todas formas él sabe bastante japonés y esto es muy útil cuando todos los botones de todos los cacharros están escritos en una lengua aún incomprensible para mi. La parte común tiene tres habitaciones: váter (nada más), cocina (con microondas) y cuarto de ducha+lavadora, además de una pequeña terraza para tender la ropa. A ver si hago fotos y os lo enseño.

Tras familiarizarnos un poco con el lugar decidimos ir a cenar por los alrededores. Los franceses y los españoles acabamos en un restaurante de sopa de fideos (Ramen, ラメン), en el cual aprendimos una norma de educación de los japoneses al comer: demuestra que la comida te está gustando haciendo el máximo ruido posible al comer. Según esto a los europeos no debió gustarnos mucho, pero teníamos al lado a un japonés que realmente estaba disfrutando :). Después, a dormir el jetlag.

Restaurante fast food de Ramen 

Y aquí acaba la crónica del primer día, es decir, hace dos días. Después vendrá la de ayer, las charlas de orientación de la universidad. Mientras tanto os dejo con un pequeño acertijo para que le echéis imaginación: ¿dónde encontré esté botón? ¿qué ocurriría si lo pulsase?: